Los primeros aviones con ayuda humanitaria de la ONU ya aterrizaron en Birmania, pero socorristas se quejan de que la asistencia todavía encuentra obstáculos burocráticos que amenazan la supervivencia de los afectados por el ciclón Nargis.
Los datos oficiales indican que el número de muertos por la tormenta asciende a 22.997, pero diplomáticos occidentales en ese país del sudeste asiático gobernado por una junta militar aseguran que la cifra excedería los 100.000.
El miércoles, el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Ban Ki-moon, celebró la noticia de que los militares birmanos permitirían el ingreso de socorristas del foro mundial, pero, al día siguiente, a sólo dos de los cuatro miembros del equipo de evaluación y coordinación se les permitió ingresar en Rangún, y muchos otros esperan aún autorización.
"Hubo un limitado progreso desde ayer, pero no tanto como el que necesitamos o el que estábamos esperando", dijo el jueves el subsecretario general para asuntos humanitarios y coordinador de la ayuda de emergencia para Birmania, John Holmes.
"La frustración ha crecido porque la respuesta humanitaria está bloqueada, debido a las dificultades de acceso", añadió.
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Holmes dijo que la situación se volvía "cada vez más desesperada" en el lugar de los hechos, y que miles de kilómetros cuadrados seguían bajo agua, y unas 1,5 millones de personas estaban afectadas por las consecuencias del ciclón que azotó ese país la semana pasada.
"Hay un peligro real de que se desate una tragedia peor si no recibimos la ayuda, desesperadamente necesaria, cuando antes", afirmó.
El jueves, cuatro aviones del Programa Mundial de Alimentos (PMA), agencia de la ONU, volaron a Rangún llevando 47 toneladas de galletas con alto valor energético y 25 toneladas de equipos para la respuesta de emergencia. Los aviones despegaron de Tailandia, Bangladesh, Emiratos Árabes Unidos e Italia. Sin embargo, funcionarios señalaron que el comienzo de la distribución de los alimentos podría tomar varios días.
"Los aviones aterrizaron recién hoy en el aeropuerto de Rangún, y es todo un desafío hacer que los alimentos lleguen al delta (del río Irrawaddy, la zona más afectada). No sé cuánto va a tomar. Va a ser lo antes posible, pero no va a ser hoy", dijo Holmes.
El gobierno militar birmano se ha resistido al ingreso de socorristas y de organizaciones no gubernamentales. La cancillería afirma que ha "priorizado recibir las provisiones de ayuda de emergencia y realiza intensos esfuerzos para transportar esa asistencia sin demora a las áreas afectadas, pero con su propia mano de obra".
"Dos miembros del equipo de evaluación y coordinación están ahora en Rangún. A otros dos no se les permitió entrar cuando llegaron, por razones que aún estamos tratando de confirmar. Todavía están pendientes muchas visas. Los números son difíciles de establecer, pero sabemos que hay por lo menos 40 solicitudes en Bangkok", dijo Holmes.
El funcionario explicó que las visas no han sido aún rechazadas, pero las aprobaciones estaban demorando demasiado. "Las autoridades (birmanas) no han dado una explicación sobre cuáles son sus preocupaciones. No han rechazado la entrada, pero no facilitaron el acceso como teníamos el derecho a esperar", indicó.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), con 130 trabajadores en la zona del desastre, esperaba añadir entre 10 y 12 funcionarios más al equipo de coordinación. Sin embargo, estos aún esperan sus visas.
"Somos afortunados al haber tenido personas que ayudaran inmediatamente después del ciclón. Ahora necesitamos traer más expertos, socorristas y personas para el apoyo logístico desde Bangkok. Pero todos están esperando que se les otorguen sus visas", dijo el portavoz de esa agencia de la ONU, Patrick McCormick.
Unicef está en proceso de enviar tres millones de tabletas de potabilización de agua, lo que permitirá proveer de ese recurso a 200.000 personas por semana. La agencia también distribuye suministros de emergencia, como botiquines familiares y sales hidratantes.
También está comprando, dentro y fuera e Birmania, materiales plásticos y lonas para instalar refugios de emergencia destinados los que quedaron sin hogar.
Las autoridades militares aceptaron librar de impuestos los productos destinados a la ayuda, pero Holmes señaló que aún no estaba claro si esa política ya estaba plenamente operativa. "Estamos en estrecho contacto con las autoridades de Myanmar (nombre oficial dado a Birmania por la junta) y estamos presionando por más cooperación, más facilidades y más acceso. Tengo que decir que estoy decepcionado con el lento progreso", afirmó.
El funcionario añadió que hay miles de cadáveres sin enterrar, lo que supone una grave amenaza sanitaria.
"Nuestra preocupación son los cuerpos que están alrededor. Deben ser tratados, enterrados o rápidamente eliminados, porque suponen una gran amenaza a la salud. Ésta es una de nuestras más urgentes preocupaciones en este momento", dijo Holmes.
Mientras, el secretario general de la ONU dijo el jueves que estaba "profundamente preocupado por el bienestar de las personas de Myanmar en este momento de tragedia nacional", y que la junta militar, que decidió no suspender el referendo constitucional previsto para este sábado, "debería en cambio concentrarse en movilizar todos sus recursos disponibles para capacitar los esfuerzos de emergencia".