La drástica caída en el consumo de harina de trigo en Sri Lanka, que una vez llegó a competir con el del arroz, fue elogiada por expertos en seguridad alimentaria, para quienes es una forma de afrontar los precios internacionales de los granos.
El presidente Mahinda Rajapakse es uno de los que públicamente celebró el cambio en los hábitos alimenticios de los habitantes de este país insular de Asia meridional y el regreso al arroz y a las legumbres producidos localmente.
"Estoy muy contento por la disminución del consumo de los productos hechos con harina de trigo", dijo el mandatario en una reunión a inicios de este mes de su nacionalista Partido de la Libertad de Sri Lanka.
"A pesar de que poseemos tierras muy fértiles, el consumo de trigo (importado) fue algo obligado, inicialmente por la provisión del producto gratis y luego gracias a créditos, hasta que nos volvimos adictos", indicó.
El viernes pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) incluyó a Sri Lanka en una lista de países en "emergencia alimentaria" debido al aumento de los precios internacionales de los productos básicos.
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Otras naciones de Asia que figuran en la lista son Armenia, Bangladesh, Filipinas y Tadjikistán.
Sri Lanka también levantó los aranceles al arroz importado y pidió a grandes exportadores, como India y Vietnam, que aumentaran sus suministros.
Aunque la vecina India impuso restricciones a la exportación de arroz para frenar su galopante tendencia inflacionaria, accedió al pedido de Colombo y embarcó 100.000 toneladas del grano para ayudar a este país a afrontar su escasez.
El economista Nimal Sanderatne, experto en agricultura, explicó que la tendencia por muchos años ha sido sustituir el arroz por el trigo en países productores y consumidores del primero, principalmente porque es más barato.
Entonces, ¿qué comen las personas si un segmento de su dieta se reduce? "O suprimen una comida o apelan a algún sustituto", señaló Sarath Fernando, activista por los derechos de los pequeños agricultores.
Fernando dijo que los precios de la harina de trigo se dispararon en los últimos meses por un drástico aumento en los costos de los combustibles, lo que derivó en una inflación anual de más de 20 por ciento.
Mientras el gobierno atribuye la situación a los precios internacionales de los combustible y a impactos externos, el Fondo Monetario Internacional señaló en un informe divulgado a inicios de mes que era más probable una "naturaleza interna" del problema, y posiblemente el resultado de una mala administración.
Cifras no oficiales muestran que el consumo de pan y productos en base a trigo cayó alrededor de 40 por ciento. Las importaciones de trigo fueron de unas 80.000 toneladas métricas al mes, contra 120.000 hace cinco años.
Los crecientes costos de las importaciones, un considerable déficit presupuestal y el debilitamiento de la balanza de pagos, más una disminución de los préstamos de las agencias multilaterales donantes, hicieron que el gobierno lanzara en septiembre pasado una iniciativa para producir más alimentos.
La Campaña Nacional para Motivar la Producción Interna de Alimentos 2007-2010, bajo el lema "Cultivemos y construyamos una nación", tuvo el objetivo de cambiar los hábitos alimenticios y reducir las importaciones, que superaban los 1.000 millones de dólares anuales.
Sri Lanka, una vez considerado el "granero del Este" mostró que podía ser autosuficiente. "Lamentablemente, en los últimos años, nos distanciamos de la producción local y comenzamos a depender cada vez más de las importaciones. Aún no hemos pagado las deudas que asumimos para comprar harina de trigo en los años 70", dijo Rajapkse en septiembre.
En los últimos cinco años hubo grandes esfuerzos para reducir el consumo de harina de trigo e incrementar el de arroz. Ahora se promueve la fabricación de pan y otros alimentos populares usando harina de trigo.
Una declaración del gobierno en septiembre señaló que la campaña para producir más tiene el objetivo de poner fin a las importaciones, que estaban drenando las reservas de divisas obtenidas con la venta de té y prendas de vestir, y a través de las remesas de los trabajadores emigrados.
Sirimal Abeyeratne, economista de la Universidad de Colombo, dijo que Sri Lanka no es el único país donde los hábitos alimenticios han sido transformados, y citó tendencias en Europa donde el arroz es cada vez más consumido. "Esto es parte de la globalización", señaló.