MEDIO ORIENTE: Frustración domina a negociadores palestinos

Cinco meses después de la conferencia de paz en Annapolis, Estados Unidos, las negociaciones entre Israel y Palestina no exhiben avances visibles.

El presidente estadounidense George W. Bush se encuentra en una carrera por plasmar un acuerdo antes de que concluya su periodo de gobierno, el 20 de enero. Pero persisten las diferencias sobre cuestiones clave, como la integridad territorial del futuro estado palestino.

Luego de la última ronda de deliberaciones la semana pasada en Washington entre el presidente palestino Mahmoud Abbas y Bush, el equipo negociador de esa nación árabe parecía pesimista sobre cualquier perspectiva de paz, a pesar de las declaraciones del propio gobernante estadounidense en contrario.

"Si no logramos un acuerdo este año, corremos el riesgo de desaparecer", dijo frustrado el viernes el jefe del equipo palestino, Saeb Erekat.

"Los problemas están marcados con mucha claridad y no se puede rogar por paz a nadie. Yo no me desperté una mañana sintiendo el sufrimiento del pueblo israelí para tratar de negociar con ellos. Ni creo que ellos se hayan despertado una mañana sintiendo dolor por mi sufrimiento", declaró.

"Los israelíes saben que continuar con su patrón de crear hechos consumados no funcionará, ni tampoco negociar entre ellos y después susurrarme: 'Muchacho, sabemos qué es lo mejor para ti'", ironizó.

Erekat describió la continua expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania, corazón del futuro estado palestino, como uno de los principales obstáculos para un acuerdo.

"En las grandes cuestiones no necesitamos volver a inventar la rueda. A través de la historia de la humanidad, las negociaciones son un reflejo de las necesidades", indicó. "Si los israelíes tienen interés en la paz y la necesitan, saben lo que cuesta: un estado palestino con las fronteras de 1967."

Al tiempo que apoyó la visión de un futuro estado palestino formulada por Bush, Erekat urgió a todas las partes a traducir esos principios en políticas concretas. "Esperamos que Bush se acostumbre a decir estos números: 1, 9, 6 y 7, porque así es como se define Palestina", manifestó.

Israel no quiere volver a las fronteras de ese año, cuando en la guerra de los Seis Días ocupó Cisjordania y la franja de Gaza y se anexó Jerusalén oriental, área de la ciudad a la que los palestinos consideran capital de su futuro estado.

Para Abbas, las deliberaciones de la semana pasada revelaron más problemas.

"Según nos dijeron los estadounidenses, Israel no aceptará el retorno de los refugiados palestinos y pretende anexarse bloques de asentamientos, y Jerusalén podría quedar dividida. En resumen, que nos ofrecen mucho menos que las fronteras de 1967", dijo un colaborador del presidente palestino a la agencia de noticias Reuters.

Luego de la reunión del jueves, Bush reiteró que un estado palestino es "una alta prioridad, para mí y para mi gobierno… un estado viable, un estado que no parezca un queso suizo, un estado que dé esperanzas".

Pero Erekat declaró que Bush no respondió directamente cuando Abbas mencionó las objeciones a la expansión de los asentamientos judíos.

El negociador indicó que, aun si las deliberaciones fueran exitosas, cualquier acuerdo debería ser sometido al pueblo palestino a través de un referéndum nacional.

Los ciudadanos palestinos de Gaza y Cisjordania podrían avalarlo, pero aún no está claro si contaría con la aprobación de los refugiados en Líbano, Siria y Jordania. El voto de los exiliados sería "pragmático" y dependería del "consentimiento de los países" que albergan a los refugiados, según Erekat.

En medio de la violencia constante y la creciente crisis humanitaria en Gaza, Erekat describió la fuente del actual bloqueo palestino interno —la división entre el partido secular Fatah y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas)— como "nuestra peor pesadilla desde 1967".

La Autoridad Nacional Palestina presidida por Abbas gobierna en Cisjordania, mientras Hamas, partido triunfante en las elecciones legislativas de enero de 2006, tomó el poder en Gaza por las armas el año pasado y no participa en las negociaciones de paz con Israel, cuya existencia como estado niega.

A pesar de esa exclusión, cualquier posibilidad de negociaciones de paz exitosas dependen de tres circuitos distintos: la iniciativa de Annapolis, convocada por Bush, la mediación egipcia para detener los cohetes desde Gaza hacia Israel y las gestiones árabes para reconciliar a Fatah con Hamas.

Erekat reiteró que, a pesar del conflicto interno, Hamas no cuestiona la jurisdicción de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), controlada por Fatah, como representante de su nación en las deliberaciones internacionales.

El negociador informó que el propio Abbas había pedido en persona al presidente egipcio Hosni Mubarak que intercediera ante Hamas para detener los ataques de cohetes, que provocan regularmente represalias militares israelíes.

"Los egipcios no son mediadores", dijo Erekat, quien explicó que el rol de El Cairo se limita a la meta inmediata de aliviar la crisis humanitaria en Gaza. "Su objetivo es lograr un cese del fuego y el levantamiento del asedio" israelí, afirmó.

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