Con un balance positivo en hábitos de lectura y mejor acceso a publicaciones por parte de los más jóvenes, se fue de Colombia la Capital Mundial del Libro.
"Ochenta por ciento de los niños participantes en la última encuesta sobre hábitos de lectura, afirman que les gusta leer", señaló en rueda de prensa Moisés Melo, presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana del Libro (CCL) y ex director de la Biblioteca Luis Ángel Arango (BLAA), ubicada entre las más grandes de América Latina.
"En contraste con la proporción de 1,6 libros leídos en 2007 por colombianos adultos y 23 por ciento de hogares colombianos, equivalentes a unos 11 millones de personas, que declaran no tener ningún libro, las bibliotecas públicas de Bogotá registran la asombrosa cifra de 20 millones de visitas anuales, realizadas en su gran mayoría por niños y jóvenes", detalló Melo.
La divulgación de la estadística y la indiferencia de los adultos por la lectura motivaron la realización de actividades en la mayoría de ciudades de Colombia, con participación de la Red Nacional de Bibliotecas, durante el año de declaración de Bogotá como la Capital Mundial del Libro.
"Ferias callejeras de venta de libros, trueque gratuito, actividades de lectura compartida, recitales, horas de cuento, fueron una invitación a todos los colombianos, para que disfruten de la lectura y afiancen la costumbre de regalarse libros", dijo a IPS Carolina Barrera, coordinadora del Día del Libro, celebrado el miércoles al finalizar el año de designación de Bogotá.
[related_articles]
En particular, 21 de las 32 capitales departamentales del país fueron sede de encuentros culturales diversos, en los que se combinó la literatura, la danza y un concierto de rock que ofreció el grupo Aterciopelados en la capitalina Plaza de Bolívar, acompañado de juegos pirotécnicos.
El Día Nacional del Libro nació como resultado de la designación como Capital Mundial del Libro, que contribuyó no sólo a que Bogotá, sino toda Colombia "fuera vista con los ojos de la literatura en particular, y la cultura en general", apuntó Barrera.
Coincide con la celebración del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, instituido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
A lo largo del año se llevaron a cabo jornadas de lectura compartida de los libros del colombiano Gabriel García Márquez, ganador en 1982 del premio Nobel de Literatura, y del autor de "Don Quijote de la Mancha", Miguel de Cervantes Saavedra, fallecido el 23 de abril de 1616 y en homenaje a quien se celebra también en esta fecha el Día del Idioma Español.
Se realizaron concursos de cuento infantil y estudiantil, actividades para niños en librerías y centros comerciales, horas del cuento "y pijamadas de lectura", además del concurso para autores menores de 40 años.
"Los hospitales, las cárceles y espacios no convencionales, se llenaron de literatura", se lee en el balance de la CCL.
El día de cierre se llevaron a cabo 300 actividades, descuentos en los precios en más de 150 librerías de todo el país, las empresas privadas regalaron más de 40.000 libros y la no gubernamental Fundalectura obsequió 30.000 cartillas de "A los bebés les encantan los libros", del programa Leer en Familia.
Para las actividades literarias del año se suman esfuerzos gubernamentales y de la empresa privada, así como el reconocimiento a ideas realizadas por ciudadanos en general.
Es el caso de José Alberto Gutiérrez, quien por 10 años recogió libros de la basura para, luego de limpiarlos y organizarlos, conformar una biblioteca de 8.000 ejemplares que se encuentran a disposición de quien lo desee, en la sala de su casa.
Libros a los que acceden "niños, algunos adolescentes y una que otra persona mayor", comentó Gutiérrez a IPS.
Los usuarios de la iniciativa, conocida como la "Fuerza de las palabras", son personas marginadas del sur de Bogotá, un sector "un poquito peligroso", según Gutiérrez.
Es por esa razón que "la puerta siempre está cerrada, pero se abre a quien golpee, entre las 8 de la mañana y las 9 o 10 de la noche. También los fines de semana, porque si no salimos a ninguna parte, prestamos el servicio", que se ofrece "sin ningún costo", respondió.
Con un nivel de escolaridad que alcanzó el bachillerato, pero no la universidad, hace una década Gutiérrez se desempeñaba como conductor de un camión recolector de basura.
"Cuando llegábamos a Doña Juana (basurero capitalino), me bajaba del camión a ayudar a los operarios a reciclar la basura, encontrándome muchos libros, que empecé a recoger a escondidas porque está prohibido recoger cosas de la basura", recuerda.
Hoy su biblioteca cuenta, además de los libros, con dos computadores y nuevas perspectivas que empiezan a vislumbrarse tras la divulgación de su proyecto en medios de comunicación locales, llamando la atención de entidades privadas y gubernamentales de cultura en el Distrito Capital.
El esfuerzo de José Alberto aumenta los ejemplares de las 102 bibliotecas, entre ellas tres mega-bibliotecas, como Blaa, en el centro histórico, el Tunal en inmediaciones de la marginal Ciudad Bolívar, y la Virgilio Barco, al occidente.
"La fuerza de las palabras" tiene 50 visitantes en promedio diario. Facilita el acceso a los niños de la comunidad, que con frecuencia no pueden desplazarse por el costo del transporte, y permite a Gutiérrez soñar con "un país distinto, con niños y jóvenes instruidos, lejos de la violencia que tanto duele en Colombia", finalizó.
En tanto, Bogotá inicia la versión 21 de la anual Feria Internacional de Libro, con Japón como país invitado, y entrega a Ámsterdam la nominación de Capital Mundial del Libro.