Los enfrentamientos entre facciones chiitas rivales en la meridional ciudad iraquí de Basora se propagaron a Baquba, en el norte de este país de Medio Oriente invadido y ocupado por una coalición encabezada por Estados Unidos desde marzo de 2003.
Los combates entre el Ejército Mahdi, del clérigo Muqtada al-Sadr, y la Organización Badr, del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, se registraron en el distrito mayoritariamente chiita de Hwaider, en Baquba, capital de la provincia de Diyala, 40 kilómetros al noreste de Bagdad.
La lucha por el control de esta ciudad dejó al menos siete personas muertas y varias más heridas, según doctores locales.
"El jefe de policía Ghanim al-Qureyshi ordenó en el más absoluto secreto terminar con los combates en ese distrito", dijo a IPS un policía del segundo batallón que pidió reserva de su identidad.
"El segundo batallón de la policía iraquí se dirigió a Hwaider, donde la población fue testigo de duros enfrentamientos entre el Ejército Mahdi y las fuerzas del orden", indicó.
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El oficial señaló que aviones y helicópteros estadounidenses lanzaron ataques contra combatientes del Ejército Mahdi. Pero en su lugar hirieron a dos policías.
"Luego, efectivos estadounidenses irrumpieron en viviendas particulares en busca de insurgentes", relató el funcionario policial.
Los políticos de esta provincia de Diyala trataron de ocultar el incidente, indicó el mismo oficial, algo luego corroborado por otros dos.
"Hubo una gran disputa verbal en la oficina del gobernador entre al-Qureyshi, miembro de la Organización Badr, y seguidores de Sadr", señaló un segundo policía.
"Los de Sadr acusaron a Qureyshi de atacar insurgentes de Mahdi y el gobernador trató de terminar la pelea".
Muchas personas en Baquba creen que el conflicto es por el control del dinero y del poder en la provincia con vistas a las elecciones previstas para octubre. El hecho tiene que ver con el último intento del primer ministro Nouri al-Maliki de controlar la situación en Basora.
"Los combates son por dinero", dijo a IPS Haider Abu Ali, residente de Baquba. "Los municipios son fábricas de dinero. Se pueden robar millones de dólares a través de ellos y por eso Iraq va de mal en peor".
IPS pudo entrevistar a un residente de Hwaider que pidió reserva de su identidad.
"Hace una semana cayeron en la noche mensajes escritos en distritos de mayoría chiita como Hwaider, Khirnabat y Abara. Eran amenazas a los miembros de la Organización Badr en las que les advertían que serían asesinados si seguían atacando al Ejército Mahdi, firmadas por éste", señaló.
Se sabe que miembros de la Organización Badr integran gran parte de las fuerzas de seguridad gubernamentales.
Los nuevos enfrentamientos entre chiitas complican la situación pues la milicia sunita Fuerzas del Despertar (Sahwa) también compite por el control de partes de Baquba.
La Sahwa, respalda por Estados Unidos, fue creada para combatir a Al Qaeda. Las fuerzas de la ocupación pagan a cada combatiente 300 dólares al mes. La milicia ya cuenta más de 80.000 miembros en todo el país.
Los insurgentes sunitas hacen un contrapeso al aparato de seguridad del gobierno, que desde hace tiempo se sabe que está integrado por una mayoría de combatientes sunitas.
"La Sahwa adoptó una posición de observador y ve cómo los chiitas se enfrentan entre sí tras destruir la provincia", señaló Abu Ali. "Así prueban que los partidos religiosos de esa facción del Islam no están aptos para gobernar".
Los combates entre diferentes milicias chiitas no sorprendieron a la población de esta ciudad, que lo esperaba desde que estallaron los enfrentamientos en Basora.
"Cuando comenzaron los combates allí esperábamos que sucediera lo mismo en Baquba porque aquí hay distritos chiitas", relató un comerciante local. "Mis vecinos, familiares y yo mismo no fuimos a trabajar porque sabíamos que iban a haber enfrentamientos".
Los residentes locales sostienen que los combates fueron mantenidos en secreto para preservar la idea de que los chiitas presentan un frente común a las fuerzas Sahwa en esta ciudad.
(* Ali, corresponsal en Bagdad, trabaja en estrecha colaboración con Dahr Jamail, especialista en Iraq de IPS, quien vive en Estados Unidos y ha escrito frecuentemente desde ese país y otros de Medio Oriente).