El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, soportará una considerable oposición en el parlamento que se instalará el 27 de mayo: será fuerte allí la representación de sus rivales reformistas, pero también de los de línea dura y conservadores.
Es probable que el sector del conservadurismo y de la línea dura religiosa crítica de las políticas económica y exterior de Ahmadinejad se unan con los reformistas contra el gobierno, opinan analistas en Teherán.
Los grupos de línea dura y los conservadores, denominados en su conjunto "principistas", se dividieron en dos alianzas, una opositora y otra oficialista, ante las elecciones parlamentarias del 14 de marzo.
Esta escisión se registró pocos días antes de los comicios, cuando el grupo oficialista se negó a incluir a algunos candidatos en una lista conjunta para la jurisdicción de Teherán.
La coalición favorable a Ahmadinejad, conocida como el Frente Principista Unido e integrada por figuras allegadas al presidente, asegura haber ganado la mayoría de los 220 escaños en la primera ronda electoral realizada en todo el país.
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Otros 68 escaños, en aquellas jurisdicciones donde ningún candidato obtuvo el mínimo de 25 por ciento de los votos totales, se resolverán en una segunda ronda.
Menos escaños logró la Coalición Unitaria Principista, encabezada por tres figuras opuestas a las políticas económica y exterior de Ahmadinejad: el ex negociador nuclear Alí Larijani, el alcalde de Teherán Mohammad Qalibaf y el secretario del Consejo de Conveniencia, Mohsen Rezaie.
Para la presidencia del próximo parlamento, un portavoz de la Coalición Unitaria Principista adelantó a la prensa el apoyo a Larijani contra el actual presidente, Gholam-Alí Haddad Adel, apoyado por los simpatizantes de Ahmadinejad.
Originalmente, Larijani figuraba en la lista de candidatos de Teherán, pero cambió su circunscripción electoral a la central localidad de Qom, la capital religiosa, donde obtuvo una victoria aplastante contra su rival oficialista.
"Lo más probable es que los reformistas apoyen la candidatura de Larijani a la presidencia del parlamento. Esto lo convertirá en un rival poderoso para Haddad Adel, criticado por convertir el actual parlamento en herramienta del gobierno", dijo a IPS un político reformista que no quiso ser citado por su nombre.
"También es probable que ayuden a los legisladores de línea dura y conservadores que rivalizan con el gobierno para impedir que el vicepresidente del parlamento, Mohammad Reza Bahonar, vuelva a ocupar el puesto", agregó.
Según el informante, Haddad Adel y Bahonar concedieron a Ahmadinejad "cualquier cosa que deseaba, incluso aquellas en las que, según todos sabían, él estaba equivocado" y "bloquearon cada esfuerzo del parlamento por controlar al gobierno".
En las elecciones parlamentarias, los reformistas se las arreglaron para casi duplicar los votos obtenidos en las anteriores, hace cuatro años. Lo lograron aun cuando el Consejo de Guardianes, un poderoso órgano dominado por clérigos afines al gobierno, proscribió a sus candidatos más destacados.
Siete conocidos reformistas, entre ellos el ex vicepresidente Mohammad Reza Aref, retiraron sus candidaturas en protesta por ese veto masivo.
Los reformistas esperaban obtener la mayoría de los escaños por Teherán. Pero cuando se anunciaron los resultados de la primera ronda sus esperanzas se hicieron trizas: 19 escaños fueron para los candidatos de línea dura y conservadores, favorables al gobierno.
Los 11 restantes se definirán a fines de abril o comienzos de mayo, en la segunda vuelta electoral, porque los candidatos que obtuvieron más votos no lograron el mínimo requerido de 25 por ciento del total. Once oficialistas competirán con 10 reformistas y un "principista" opositor.
Los líderes reformistas —el ex presidente Mohammad Jatami y el ex presidente del parlamento y líder del partido Etemad Melli, Mahdi Karrubi— pidieron oficialmente al Consejo de Guardianes un recuento de los votos en Teherán.
"Los reformistas perdieron la mayoría de sus candidatos en todo el país por el veto preelectoral. En muchos distritos ni siquiera tenían candidatos que compitieran con los de línea dura y los conservadores, pero se las arreglaron para obtener bastantes escaños en distritos donde sí pudieron presentarse", dijo a IPS un periodista reformista de Teherán que pidió mantener su identidad en reserva.
"Los reformistas se las arreglaron para competir en Teherán con candidatos de línea dura y conservadores por los 30 escaños de la capital. Que los votantes de la capital dieran los primeros 30 lugares al conservadurismo y la línea dura y que los de provincias más conservadoras eligieran a reformistas resulta muy sospechoso", agregó.
La Coalición Principista también protestó oficialmente por supuestas violaciones de las normas electorales que habrían sido cometidas por la alianza oficialista, como actividades proselitistas prohibidas en la jornada de votación e infracciones en los centros de recepción de sufragios.
Un candidato de la Coalición, Amir Reza Khadem, también pidió al Consejo de Guardianes el recuento de los votos. Según encuestas realizadas antes de las elecciones en Teherán, Khadem debió haber figurado entre los 10 más votados, dijo en un carta al Consejo.
"Hubo una baja asistencia a las urnas en Teherán. Apenas 27 por ciento de los votantes habilitados en la capital participaron, frente al 55 por ciento del resto del país", dijo el analista consultado por IPS.
"Por otra parte, los ganadores oficialistas resultaron mucho menos populares de lo que se pensaba, al menos en Teherán, que habitualmente establece la tendencia para todo el país", añadió.