El público de Irán todavía desconfía de Estados Unidos, pero el temor por la amenaza a la seguridad que le representa la mayor potencia militar del planeta ha disminuido en el último año, según una encuesta de la organización World Public Opinión (WPO).
El sondeo también indica que la opinión pública iraní es favorable a un mayor intercambio entre ambos países, e incluso de un diálogo directo sobre la estabilización de Iraq, entre otros asuntos.
La investigación divulgada el lunes, basada sobre 700 entrevistas personales realizadas en febrero, también constató un fuerte apoyo al programa nuclear iraní dirigido a enriquecer uranio, considerado "muy importante" por más de 80 por ciento de los consultados.
Pero apenas 20 por ciento de los entrevistados dijeron que Irán debe desarrollar bombas atómicas. Dos tercios de los encuestados coinciden con la posición oficial de Teherán, que asegura que el programa nuclear no apunta a producir armas.
Para 58 por ciento de los encuestados, la fabricación de bombas atómicas contraviene principios islámicos.
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Un porcentaje similar favorece un acuerdo con el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, que permita a Irán acceder al ciclo completo de combustible nuclear a cambio de "acceso completo y permanente" a los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
"No está claro si el gobierno iraní aceptará ese acceso total y permanente para garamtozar que el país no está fabricando armas nucleares, pero la mayoría de los ciudadanos está dispuesto a hacerlo", señaló el director de WPO, Steven Kull. "La mayoría de los iraníes están listos para renunciar al uso militar de la energía atómica."
La encuesta es similar a otro estudio de opinión realizado por WPO en diciembre de 2006, y su objetivo fue determinar la evolución de la actitud del público hacia cuestiones clave de política interna y exterior en un período de tensión entre los dos países.
En base a los comentarios recogidos en paneles de discusión ("focus groups"), Kull comentó que la percepción de los iraníes sobre la amenaza de Estados Unidos y, particularmente, su presencia militar en países vecinos se hizo más positiva a partir de noviembre.
Ese mes se difundió en Washington la Evaluación Nacional de Inteligencia (NIE, por sus siglas en inglés) que destacó que Teherán había suspendido una parte clave de su supuesto programa secreto de armas atómicas en 2003.
En 2006, 48 por ciento de los entrevistados habían señalado que creían bastante o muy posible un ataque estadounidense a instalaciones nucleares iraníes. Apenas 34 por ciento de ellos mantuvo esa convicción en el sondeo de febrero.
Asimismo, este año 55 por ciento de los consultados consideraron una amenaza para Irán la existencia de bases militares de Estados Unidos en Medio Oriente, frente a 73 por ciento que expresó esa opinión hace 14 meses.
Kull señaló que quienes conocían las conclusiones de la Evaluación Nacional de Inteligencia se mostraron más optimistas respecto de las intenciones de Washington.
El estudio de WPO también constató que los iraníes se encuentran ahora mucho más abiertos a la idea de un intercambio diplomático y de discusiones directas con Estados Unidos que en 2006, por aproximadamente 10 puntos porcentuales en la mayoría de los casos.
Por ejemplo, siete de cada 10 consultados respondieron que están de acuerdo con favorecer una mayor corriente turística entre ambos países, una opción aprobada por menos de cinco de cada 10 en el sondeo anterior.
Casi 60 por ciento de los iraníes opinaron que debe haber conversaciones directas con Washington sobre "temas de interés mutuo", frente al 48 por ciento del sondeo de 2006.
Asimismo, 70 por ciento de los entrevistados favorecieron negociaciones bilaterales tendientes a "estabilizar la situación en Iraq", aunque casi dos tercios afirmaron que Estados Unidos debería retirar completamente sus tropas de allí en seis meses, ocho puntos porcentuales más que en la encuesta previa.
En cuanto a las ambiciones regionales de Irán, casi la mitad de los consultados dijeron que preferían que su país fuera "parte de un esquema de cooperación en el que es uno más entre varios", en contraste con 31 por ciento que expresó su deseo de que se convierta en "el poder dominante" en la región.
Catorce por ciento de los entrevistados señalaron que Irán "debe seguir su propio camino y no tratar de influenciar a otros".
En este aspecto, 47 por ciento indicó que Irán debe trabajar de forma cooperativa con otras naciones y no ejercer una "influencia especial" sobre Iraq, frente a 24 por ciento que apoyó la idea de tener "una muy fuerte influencia" y 19 por ciento que rechazó la posibilidad de influir en el país vecino de cualquier modo.
A pesar de que disminuyó la percepción de Estados Unidos como una amenaza, los iraníes mantienen una profunda desconfianza: 84 por ciento piensa que los objetivos regionales de la potencia mundial son "probable" o "definitivamente" mantener el control sobre el petróleo, así como "debilitar y dividir al mundo islámico".
Casi dos tercios de los encuestados coincidieron con la noción de que Estados Unidos "intenta deliberadamente humillar" al mundo musulmán, aunque 20 por ciento consideró que esa falta de respeto responde más a la ignorancia que a la premeditación.
El estudio también reveló que la mayoría de los entrevistados aprueban la forma de gobierno de Irán y el desempeño del presidente Mahmoud Ahmadinejad.
Dos de cada tres entrevistados opinaron que el país marcha en la dirección correcta y tres de cada cuatro que estaban "en gran parte satisfechos" con el estado de las relaciones de Teherán con sus vecinos.
Al igual que en 2006, la encuesta reveló un fuerte apoyo —comparable al existente en Estados Unidos, donde se realizó un sondeo similar— para el principio de un gobierno "de acuerdo con la voluntad del pueblo" expresada a través de elecciones.
Pero los iraníes evalúan a su gobierno en forma mucho más positiva que los estadounidenses al suyo.
De hecho, 74 por ciento de los iraníes —frente a sólo 40 por ciento de los estadounidenses— confían en que su gobierno "hará lo correcto", ya sea "casi siempre" (48 por ciento) o "la mayoría de las veces" (26 por ciento).
En la investigación realizada en Estados Unidos, WPO encontró mayor apoyo para la idea de un diálogo directo con Teherán sobre "temas de interés mutuo" que entre los iraníes.
Asimismo, dos tercios de los estadounidenses afirmaron que debilitar y dividir al mundo musulmán no debería ser un objetivo de la política de Washington.
Un área en que los ciudadanos de ambos países mantienen marcadas diferencias es la referida al poder de Estados Unidos sobre los asuntos internacionales. Casi dos tercios de los iraníes aseguraron que "la mayoría" o "prácticamente todo" lo que ocurre en el mundo "está controlado" por Washington.
En contraste, casi siete de cada diez estadounidenses señalaron que la influencia de su país es "muy pequeña" (12 por ciento) o "relativa" (56 por ciento) en esta materia.
Los iraníes consideran que la influencia de Washington es la más negativa (75 por ciento) cuando se les dio a optar por una lista de cinco países, que también incluyó a China, Francia, Gran Bretaña y Rusia, aunque las personas más jóvenes tienden a ofrecer un punto de vista más positivo.
Para 55 por ciento de los consultados, China ejerce una influencia "positiva" en el mundo.