Las potencias occidentales presionan para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) intervenga en la crisis electoral suscitada en Zimbabwe por acusaciones de fraude, pero esa es una posibilidad que no se vislumbra por ahora.
En la cumbre Unión Africana-ONU, realizada el miércoles, Estados Unidos y Gran Bretaña sostuvieron que la presencia del foro mundial en Zimbabwe era muy importante para salir del punto muerto, pero su posición no fue compartida por la mayoría de los miembros del bloque africano.
"Este asunto debe ser planteado al gobierno de Zimbabwe", dijo en conferencia de prensa el presidente sudafricano Thabo Mbeki.
El gobierno del presidente zimbabwense Robert Mugabe alega que la demora en divulgar los resultados de las elecciones del 29 de marzo obedeció a las anomalías ocurridas durante los comicios.
La Comisión Electoral, por su parte, señala que no puede dar a conocer los resultados hasta no terminar un recuento parcial de votos, que se espera para este fin de semana.
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El opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) se negó a aceptar los argumentos del gobierno y alega que el recuento es un ardid para cubrir la derrota de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF), del presidente Mugabe.
El líder del MDC, Morgan Tsvangirai, divulgó este jueves un comunicado en el que señala que Mbeki no debe oficiar más de mediador.
También acusó al gobierno de Mugabe de violaciones a los derechos humanos y pidió que la ONU plantee el caso ante la Corte Penal Internacional.
Mbeki y Mugabe son viejos camaradas de los tiempos de lucha contra el régimen de segregación racial que imperó en Sudáfrica y Zimbabwe. Este último país se llamaba Rhodesia del Sur antes de su independencia el 18 de abril de 1980.
Mbeki señaló el miércoles que si los resultados de los comicios mostraban que ninguno de los candidatos alcanzaba la mayoría, es decir más de 50 por ciento de los sufragios, habría una segunda vuelta.
"Ésta debe celebrarse de la misma forma que la primera, sin violencia", declaró.
El presidente de Sudáfrica, que detenta la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU de 15 miembros, señaló que la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) está capacitada para lidiar con la actual crisis política de Zimbabwe.
La SADC espera el anunció de los resultados definitivos.
"Si la situación se deteriora y la paz y la seguridad se ven amenazadas, recién entonces el asunto debe formar parte de la agenda del Consejo de Seguridad", declaró Mbeki, pero añadió que "la solución está en manos de la población de Zimbabwe".
La oposición no quiere otra votación.
"No es necesario una segunda vuelta porque ganamos las elecciones", declaró Tsvangirai desde Botswana.
El gobierno de Mugabe lo acusó de querer ganarse la simpatía de las potencias occidentales.
Estados Unidos y Gran Bretaña, al igual que la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE), señalaron que esperan que se conozcan de inmediato los resultados de las elecciones del 29 de marzo.
La secretaria de Estado (canciller) estadounidense Condoleezza Rice divulgó un comunicado en el que describió la situación de Zimbabwe de "abominación" y criticó duramente la postura de la Unión Africana.
"Es hora de que África redoble sus esfuerzos", señaló Rice. "¿Dónde está la preocupación de la Unión Africana y de los vecinos de Zimbabwe por lo que sucede en ese país?".
El primer ministro británico Gordon Brown también divulgó el miércoles un comunicado en el que señala que el mundo debe impedir que Mugabe "robe las elecciones".
También planteó la posibilidad de que la segunda vuelta de los comicios se realice bajo supervisión de observadores de la ONU.
"Nadie se imagina, tras conocer los resultados en los centros de votación, que el presidente Mugabe ganó las elecciones", señaló Brown en la cumbre ONU-UA. "Una elección robada no puede ser una elección democrática".
A diferencia de la posición de Estados Unidos y Gran Bretaña respecto de Zimbabwe, China y Rusia, ambos miembros del Consejo de Seguridad con poder de veto, se abstuvieron de hacer declaraciones públicas en la cumbre.
Sin embargo, diplomáticos de ambos países señalaron que organizaciones regionales como la UA están más dispuestas a resolver los problemas del continente.
El líder opositor de Zimbabwe señaló que quiere que la comunidad internacional impida el envío de armas a su país, aunque no existe ninguna resolución del Consejo de Seguridad que disponga un embargo contra esa nación.
Por su parte, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon adoptó una actitud de neutralidad en la disputa electoral.
"Las autoridades de Zimbabwe y los países de la región insistieron en que le corresponde a la región resolver el asunto", señaló Ban Ki-moon, "pero la comunidad internacional observa y espera a que se tomen medidas decisivas".
"Aquí está en juego la credibilidad del proceso democrático en África", declaró en la cumbre. "De haber una segunda vuelta, ésta debe realizarse de forma justa y transparente y con observadores internacionales".