Veteranos de las guerras de Afganistán e Iraq reclaman al senador John McCain, seguro candidato presidencial del oficialista Partido Republicano de Estados Unidos, que apoye un proyecto de ley para otorgar mayores beneficios educativos a los soldados que vuelven del combate.
Un vídeo elaborado para promocionar la iniciativa, que puede ser visto en Internet, incluye el testimonio de cuatro veteranos de Afganistán e Iraq, quienes cuentan los problemas que enfrentan en el marco de la legislación vigente.
"Cuando me enlisté, tenía la impresión de que me pagarían el costo de mis estudios universitarios, que se encargarían de todo", dice el veterano Joshua Drake en el vídeo.
"La ley actual es inadecuada. No se ha mantenido a tono con la inflación ni con el costo de los aranceles universitarios o de los libros de texto. Si pudiera hablar con McCain trataría de apelar a él de veterano a veterano", agregó. El senador combatió en Vietnam y fue prisionero de guerra desde 1967 hasta 1973.
Aprobada en 1944, cuando estaba llegando a su fin la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la ley de beneficios para los veteranos ha sido uno de los programas sociales más populares en la historia de Estados Unidos.
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A través de ella, el gobierno prometió a los veteranos pagar el costo total de su educación universitaria, ya sea en instituciones públicas o privadas, o financiar programas de entrenamiento laboral. También estableció un seguro de desempleo y garantizó el acceso a préstamos para comprar una casa o iniciar un negocio.
Pero, con el paso de los años, esa legislación perdió la mayor parte de su valor.
La versión actual de la ley, tras una enmienda adoptada en 1984, contempla una reducción de 100 dólares mensuales en la paga de los soldados en servicio activo durante los 12 meses durante los cuales permanecen enlistados. Cuando regresan, reciben 1.100 dólares por mes durante un máximo de tres años para pagar su educación.
Sin embargo, aseguran los veteranos, esa suma ni siquiera se aproxima a la necesaria para hacer frente a los costos actuales de una carrera universitaria.
Los activistas han volcado ahora su apoyo hacia un proyecto de los senadores Jim Webb y Chuck Hagel, que propone volver a los estándares del texto original de 1944, proveyendo a los ex soldados la totalidad de los fondos que demanda su educación, hospedaje y alimentación.
Hasta el momento, 51 senadores de los 100 que componen la Cámara Alta, han comprometido su apoyo, pero se requieren nueve votos más para constituir una mayoría especial que evite que el proyecto quede empantanado a causa de maniobras legislativas dilatorias.
McCain se ha negado a formular comentarios sobre la iniciativa y gran cantidad de correos electrónicos enviados a su oficina del Senado y su cuartel de campaña no han sido respondidos.
"Ya es hora de que el senador McCain se ponga del lado de los veteranos y sea un líder", declaró Jon Soltz, ex combatiente en Iraq y presidente de la organización VoteVets.
"El éxito o fracaso del proyecto está en sus manos en gran parte. Es el líder de hecho del partido oficialista. Si lo apoya, se convertirá en ley. Si no lo hace, deberá explicar por qué", agregó.
Algunos observadores pueden sorprenderse ante la reticencia de McCain, sobre todo si se tiene en cuenta su experiencia como prisionero de guerra en Vietnam y su prédica casi cotidiana respecto de "apoyar a las tropas".
Pero organizaciones que han seguido el historial de voto del senador destacan que en su actividad como legislador se ha pronunciado pocas veces en sintonía con los intereses de las organizaciones de veteranos.
En 2006, según el grupo Veteranos Estadounidenses Discapacitados (DAV, por sus siglas en inglés), McCain apoyó sus propuestas sólo en 20 por ciento de los casos. La razón se encuentra en el consistente patrón seguido por el senador de oponerse a la adjudicación de fondos para financiar coberturas de salud y pensiones por invalidez de los ex combatientes.
Según DAV, McCain votó en contra de la expansión de la asistencia psicológica y de readaptación para los soldados que volvían de la guerra, la ampliación de las internaciones y tratamientos ambulatorios para quienes resultaron heridos y las propuestas destinadas a reducir los pagos para obtener medicamentos recetados.
El portavoz de DAV, Dave Autry, dijo a IPS que la idea de aumentar los fondos para los veteranos a través de una reducción de las exenciones impositivas a los más ricos, impulsadas por el opositor Partido Demócrata, enfrentaron la oposición prácticamente en bloque de los republicanos.
El voto de McCain también ayudó a derrotar una iniciativa de la senadora demócrata Debbie Stabenow, que proponía convertir los programas de asistencia médica de los veteranos en un derecho adquirido, para evitar que continuaran siendo objeto de negociaciones políticas anuales, cada vez que el Congreso legislativo debe aprobar el presupuesto.
Los aspirantes demócratas a la presidencia, la senadora Hillary Rodham Clinton y su colega Barack Obama, apoyan la modificación de la ley para los ex combatientes. Ambos votaron favorablemente las propuestas de DAV en 80 por ciento de los casos.