El mundo en desarrollo se anotó una victoria en la conferencia sobre cambio climático que concluyó este fin de semana en la capital de Tailandia: comenzaron a sentar las bases para un nuevo tratado internacional sobre recalentamiento planetario.
Los delegados del Grupo de los 77, que reúne a 130 países en desarrollo y China, lograron en las primeras horas de este sábado que se identifique el acceso a las tecnologías "verdes" y la asistencia financiera como prioridad en el programa que debe desembocar en el nuevo tratado, que debería ser firmado en 2009.
El documento final de la conferencia, auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), confirmó que estos dos aspectos serán retomados en la próxima ronda de discusiones, que se desarrollará en junio en la ciudad de Bonn.
"No estamos completamente satisfechos con el programa de trabajo, pero es importante que hayamos logrado algo para perfeccionar y discutir en términos de acción a largo plazo", dijo a los periodistas Su Wei, número dos de la delegación china.
"Hay muchas diferencias y puntos de vista contrapuestos. Tenemos que acercas posiciones para alcanzar un consenso", agregó.
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El Grupo de los 77 afrontó fuerte resistencia de los países ricos, los mayores emisores de dióxido de carbono desde la Revolución Industrial iniciada en Gran Bretaña en el siglo XVIII, que intentaron consolidar otras prioridades en la agenda de trabajo para el resto del año.
Japón fue señalado como "villano ambiental" por organizaciones ambientalistas, pues intentó modificar los criterios existentes para la reducción de emisiones de gases invernadero.
Los representantes de Tokio propusieron calcularlas por sector de actividad en lugar de guiar las limitaciones mediante metas nacionales, ya fueron acordadas.
"Japón intentó manipular los resultados de la conferencia de diciembre en Bali (Indonesia), donde los países en desarrollo acordaron reducir sus emisiones", señaló en una declaración el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
"Al proponer mayores restricciones a las naciones en desarrollo, Japón amenazó socavar la confianza y cooperación necesarias para seguir avanzando", agregó.
El activista japonés fue más frontal Yurika Ayukawa dijo a IPS que su país adoptó "una actitud estúpida al hacer que los países en desarrollo se sientan amenazados".
"Esto es resultado del cabildeo de las industrias japonesas sobre el gobierno. Están en contra de las metas de reducción absolutas porque afectan sus balances económicos", aseguró.
"Asistimos a una batalla sobre qué intereses recibirían un tratamiento prioritario: los de las naciones en desarrollo o los del mundo rico", dijo Meena Raman, de la organización internacional Amigos de la Tierra.
"Si el programa de trabajo va a incluir a los países en desarrollo, la tecnología y el financiamiento deben ser la prioridad", agregó.
La reunión de Bangkok sucedió a la conferencia sobre cambio climático de Bali, realizada en diciembre y auspiciada por la ONU.
Allí se llegó a un acuerdo para dar una respuesta común de largo plazo con el objetivo de reducir el recalentamiento planetario, comenzando en 2013, fecha de vencimiento del Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
El Protocolo impone a los países ricos reducciones obligatorias en las emisiones de gases invernadero, causantes del recalentamiento y procedentes —en buena medida— de la quema de combustibles fósiles.
Los miembros del Grupo de los 77 aceptaron en Bangkok reducir sus emisiones sin renunciar a sus objetivos de desarrollo y de crecimiento económico.
En este esquema, el Norte debería ayudar al Sur a adaptarse al cambio climático a través de financiamiento adicional e inversiones en tecnologías "verdes".
La conferencia de Bangkok debía avanzar en el Plan de Acción de Bali estableciendo una serie de talleres de trabajo que especificaran en detalle los compromisos de los países en desarrollo y del mundo industrializado. Además del próximo encuentro de junio, en Bonn, están en agenda otras dos reuniones: en Ghana, en agosto, y en Polonia, en diciembre.
La propuesta japonesa sobre un enfoque sectorial será tratada en Ghana, mientras que el llamado de la Unión Europea (UE) a "una visión común para una acción cooperativa de largo plazo" será discutido en Polonia.
La reunión de Bangkok formó parte del proceso iniciado en 1992 con la aprobación de la Convención Marco sobre Cambio Climático, en la que 192 naciones acordaron que el mundo debía dar una respuesta significativa al recalentamiento.
En 1997, el Protocolo de Kyoto reforzó el compromiso de reducir las emisiones de gases invernadero: 37 países industrializados y la UE aceptaron recortarlas cinco por ciento respecto de los niveles de 1990 para 2012.
Las negociaciones en curso apuntan a producir un acuerdo que suceda al Protocolo de Kyoto a partir de 2013. El eventual nuevo tratado debería aprobarse en la conferencia de la ONU que se realizará en 2009 en Copenhagen.
Pero no está claro el nivel de reducción de emisiones que el mundo rico está dispuesto a aceptar luego de 2012, cuando caduque la vigencia del Protocolo de Kyoto.
"No estamos muy interesados en las discusiones procesadas en Bangkok, porque no se abordó el compromiso sobre metas de reducción cuantificadas por parte de las naciones industriales, dijo el delegado sudafricano Alf Wills.
Raman, de Amigos de la Tierra, señaló que "el encuentro de Bangkok fue el primer paso para poner en práctica el Plan de Acción de Bali, pero estuvo muy cerca de socavar lo que había sido acordado en diciembre".