Los servicios de extensión agrícola, que promueven la innovación tecnológica y asesoran a los campesinos, son de fundamental importancia en África para incrementar la producción de alimentos, pero se advierte que su papel se encuentra subestimado.
Washington Ochola, profesor de agricultura sustentable y desarrollo rural en la Universidad Egerton, de Nairobi, comentó que "muchos estudiantes optan por otras profesiones, especialmente en el sector de tecnologías de la información y la comunicación, porque creen que la agricultura es para aquéllos que carecen de educación".
En realidad, las tareas de extensión agrícola demandan cada vez más conocimientos a quienes las practican, en la medida en que los campesinos a los que ofrecen asistencia afrontan problemas que eran inimaginables una generación atrás: la presión de los mercados globalizados o la reducción de la fuerza de trabajo rural como consecuencia del sida, por ejemplo.
La forma en que los gobiernos africanos respondan al desafío de formar especialistas en extensión agrícola y permitir a los existentes realizar su tarea más eficiente será clave para el aprovechamiento de la potencialidad del sector primario en el continente. Una mayor asignación de fondos también es imprescindible, señalan los especialistas.
"No existe un enfoque integrado en el trabajo de extensión", advirtió Ochola, uno de los autores del capítulo referido a África subsahariana del informe elaborado por la Evaluación Internacional del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (Iaastd, por sus siglas en inglés).
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"Esto lleva a la duplicación de esfuerzos o la adopción de criterios contradictorios, que generan confusión entre los campesinos", agregó.
Según Ochola, la extensión agrícola ha beneficiado tradicionalmente a los productores más grandes, dedicados al cultivo a escala comercial, pero no resultó de mucha ayuda para los pequeños agricultores, que tienen dificultades para relacionarse con los especialistas para recibir su asesoramiento respecto de la mayor variedad de cultivos y animales que tienen en sus propiedades.
Pero incluso los productores más grandes no estarían recibiendo la mejor asistencia. "Muchos hallazgos surgidos de la investigación no llegan a los agricultores en el momento adecuado, a causa del deficiente manejo de la información y el conocimiento", señaló Ochola.
Otros especialistas advierten que los conocimientos de quienes trabajan en el sector de extensión agrícola están desactualizados y que muchos de ellos, luego de graduarse en la universidad, no se han mantenido informados sobre las investigaciones en curso y las nuevas tecnologías.
También existen factores culturales muy arraigados que conspiran contra la obtención de mejores resultados. Según la investigación de la Iaastd sobre África subsahariana, 83 por ciento de los especialistas en extensión de la región son hombres que pueden tener reparos en tratar con mujeres, quienes constituyen 70 por ciento de la mano de obra agrícola.
La vicepresidenta de la Iaastd, Judi Wakhungu, afirmó que "hablan con un hombre porque en ese marco cultural no tienen permitido interactuar con una mujer. Pero el hombre no es el que trabaja la tierra, por lo que el mensaje no llega al destinatario indicado".
"Las actividades de extensión agrícola están apoyadas por organizaciones no gubernamentales y donantes internacionales. Se desarrollan en toda la región, pero los trabajadores no responden adecuadamente a las siempre cambiantes necesidades de los campesinos, por lo que su impacto es nulo", dijo Ochola.
Los especialistas destacan que es imperativo mejorar la agricultura africana. Según la Iaastd, el sector primario genera alrededor de un tercio del producto bruto de África subsahariana, donde 30 por ciento de las personas sufren hambre. El rendimiento de las cosechas se redujo entre 1970 y 1980 y se ha mantenido sin cambios desde entonces, mientras la población continuó en aumento.
Una alternativa para superar parte de esos problemas es entrenar, y retener, a un mayor número de mujeres para que realicen tareas de extensión. La formación tendría que capacitarlas para brindar asesoramiento en la amplia variedad de cultivos y animales que se encuentran en las pequeñas granjas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), advirtió en un estudio publicado en 2005 que "los cambios cosméticos en los existentes sistemas de extensión serán de escasa ayuda, ya que ofrecerán un entrenamiento repetido sobre temas estereotipados".
Entre las recomendaciones realizadas en ese momento por la FAO figuraban garantizar el apoyo político y financiero para el sector. Asimismo, auspició estimular la participación de los campesinos en las decisiones, para asegurar que los trabajos de extensión se ajusten a sus necesidades.
También es necesario elevar el nivel educativo de los agricultores, para que puedan interactuar más efectivamente con los trabajadores de extensión agrícola. "Si eso no ocurre, es difícil simplificar hallazgos científicos y para ellos seguir las instrucciones", señaló Ochola.
Las reformas son ineludibles, para evitar que los especialistas en extensión agrícola se conviertan en el eslabón débil, en lugar del indispensable, en la cadena entre los gobiernos, los investigadores y los campesinos.