AGUA-SUDÁFRICA: Salada no sirve

Un plan para aumentar el suministro de agua potable en dos ciudades costeras de la meridional provincia sudafricana de Cabo Oriental provoca un acalorado debate en este país.

El proyecto de 110 millones de dólares para elevar la cantidad de agua potable de Port Alfred y Kenton-on-Sea fue diseñado por la empresa local de agua (Albany Coast Water Board), una consultora de ingeniería y una institución financiera.

El creciente consumo de agua en ambas ciudades se debe al aumento de población y a su popularidad como destino turístico.

A primera vista, llama la atención que esas ciudades sufran escasez de agua, pues Port Alfred está sobre el río Kowie y Kenton-on-Sea está bordeada por otros dos, Bushmans y Kariega.

Pero el agua de la cuenca de esos ríos es muy salobre debido al origen marino de las formaciones rocosas de la región. Las represas que solían suministrar agua a esas dos ciudades y otros pueblos de la zona deben ser purgadas periódicamente para asegurar su viabilidad.
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El polémico proyecto se propone desviar más agua de la mayor reserva de Sudáfrica, la represa de Gariep, a lo largo un túnel existente hacia el río Fish.

El agua adicional se extraerá de la cuenca baja del río. Se tratará en una presa cerca de esta ciudad de Grahamstown y se llevará por nuevas cañerías a Kenton-on-Sea y Port Alfred.

Pero el director del Instituto de Investigaciones de Agua, Denis Hughes, señaló que "el recurso extraído del sistema del río Orange y de la represa de Gariep ya está repartido".

La represa de Gariep se encuentra sobre el río Orange.

Otras críticas que le hacen al proyecto es que es demasiado caro y complicado.

Como partes de la cuenca del río Orange son propensas a la sequía, Port Alfred y Kenton-on-Sea podrían padecer ocasionales faltas de agua, aun en época de lluvias si su suministro dependiera de la represa de Gariep.

El descontento de Hughes también tiene que ver con lo que describió como respuestas inadecuadas a muchas preguntas planteadas a los responsables de la propuesta durante una reunión pública realizada a principios de marzo.

Entre los asuntos planteados en el encuentro estuvo la calidad del agua, cuestiones ambientales y otras opciones para mejorar el suministro a las ciudades costeras.

La organización Campaña de la Cuenca del Kowie sugirió que hay que pensar seriamente el asunto de la construcción de una planta desalinizadora como fuente alternativa para obtener agua dulce.

Port Alfred ya utiliza agua de una pequeña planta desalinizadora. Pero Bigen Africa, la consultora de ingeniería que propuso la construcción de cañerías, arguyó que ese proceso es demasiado caro.

La desalinización suele costar un dólar por kilolitro, según el Departamento (ministerio) de Asuntos Hídricos y Forestales. En cambio, con agua dulce cuesta un cuarto o un tercio de esa cifra.

La reserva con que se maneja la propuesta de construir cañerías levanta suspicacias entre los residentes de la zona. Bigen Africa presentó el estudio de viabilidad del proyecto a la alcaldía de esta ciudad el 20 de este mes y restringió la participación al público y a la prensa.

"Nos quieren obligar a aceptar la propuesta como un hecho consumado", señaló Nikki Kohly de Campaña de la Cuenca del río Kowie.

La organización también está preocupada por la calidad del agua que fluye por ese río hacia el sistema de distribución de Port Alfred.

Grandes alcantarillas abiertas destinadas a recoger el agua de lluvia fueron construidas a principios del siglo XIX al costado de varias calles de Grahamstown, unos 60 kilómetros río arriba.

Cuando llueve, el agua contaminada se vierte al río Kowie.

El portavoz de Campaña de la Cuenca del río Kowie, Jim Cambay, señaló que la corriente que sale de las alcantarillas está en pésimas condiciones. "El curso de agua se trata como un vertedero abierto de residuos y, cuando llueve, la mayor parte de los desperdicios fluye hacia las granjas del valle Belmont".

La organización recurre casi exclusivamente a fotografías para controlar los cursos de agua de la cuenca del río Kowie. Las imágenes se envían a la municipalidad y al museo Albany de esta ciudad para poner a disposición de la población las pruebas del deterioro de los lechos fluviales.

Pero las fotografías no revelan nada acerca de la calidad del agua.

Cambay expresó su voluntad de realizar análisis químicos del agua, pero como la organización no tiene fondos suficientes para ello, trata de convencer a la municipalidad de compartir sus registros, un proceso que no arrojó sus frutos.

"En los últimos cinco años traté de que la municipalidad me brindara información acerca de la calidad del agua de las alcantarillas que se vierte al río Kowie", señala Cambay.

Los sumideros de agua de lluvia forman parte del sistema de aguas servidas de la zona.

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