El director de Planeamiento y Finanzas del Banco de Desarrollo del Caribe, Warren Smith, advirtió a los líderes regionales que una profunda reforma del sector agrícola es vital para resolver los crecientes problemas en materia de seguridad alimentaria.
"Se requiere una revolución verde", aseguró, en referencia al proceso de introducción de nuevas tecnologías en muchos países en desarrollo entre los años 40 y 60, que permitieron lograr un gran aumento en la producción agrícola.
En el último año, el precio internacional de los combustibles se duplicó, empujando al alza otras materias primas alimentarias como la cebada, el maíz y el trigo. Los aumentos también fueron consecuencia del creciente uso de granos para la producción de biocombustibles.
"El precio de las materias primas nos ofrece la base y el estímulo para asumir seriamente el desafío" de la reforma agrícola, dijo Smith durante una conferencia sobre Desequilibrios Globales y Desarrollo del Caribe, organizada por el banco regional, conocido por sus siglas en inglés CDB, y la revista estadounidense Institutional Investor.
Los países del Caribe, muchos de los cuales dependen del monocultivo, buscan nuevas estrategias de largo plazo para ampliar el sector agrícola, establecer redes de transporte para el comercio regional y crear nuevas asociaciones entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.
Según un informe difundido por la Evaluación Internacional del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD por sus siglas en inglés), la productividad agrícola ha crecido en los últimos 50 años en América Latina y el Caribe.
Pero esto no ha significado una mejora en las condiciones de vida de las personas que se encuentran en la base de la pirámide de ingresos.
"Los mayores rindes no han llevado a una reducción significativa de la pobreza, que aún afecta a 37 por ciento de la población. La importación de alimentos ha creado dependencia y dislocó la producción local", señala el estudio de la IAASTD, que insumió tres años de investigaciones en las que participaron más de 400 científicos de todo el mundo.
El presidente del CDB, Compton Bourne, reclamó la introducción de nuevas tecnologías y mejoras en los sistemas de transporte para permitir el movimiento de bienes básicos a través de toda la cadena de valor.
"No alcanza con invertir en materias primas, tienen que existir los medios para que lleguen desde las granjas a los hoteles" y otros puntos de consumo, agregó.
Otros expertos destacaron que mientras organismos regionales como la Comunidad del Caribe (Caricom, por sus siglas en inglés) han invertido tiempo y recursos en temas como la migración han desestimado el movimiento de los productos agrícolas.
Los gobiernos del Caribe tienen la esperanza de que el Foro Regional de Inversión en la Agricultura, que deliberará entre el 6 y 7 de junio, ofrezca respuestas a este problema.
El presidente de Guyana, Bharrat Jagdeo, quien tiene la responsabilidad de supervisar la política agrícola de los 15 Estados miembro de la Caricom, dijo que ese encuentro no debe ser visto como una reacción automática al incremento en los precios de los alimentos. Durante años, agregó, hubo discusiones para fomentar la agricultura, aunque con muy pocos resultados concretos.
"En toda la región, durante mucho tiempo, se ha invertido muy poco en el sector agrícola y muy pocos de los pedidos de financiamiento realizados a los organismos multilaterales de crédito estaban enfocados en él", agregó.
Muchos países, señaló, prefirieron concentrarse en el turismo, dado que supone un aporte superior al producto interno bruto.
"El turismo puede contribuir significativamente al empleo, pero si esta región no tiene seguridad alimentaria o un sector agrícola competitivo, nuestro sector exportador de materias primas morirá, porque no podrá competir con el resto del mundo y nuestra producción doméstica será desplazada por las importaciones, como ya ha ocurrido en otros países", advirtió Jagdeo.
El secretario general de la Caricom, Edwin Carrington, enfatizó que las importaciones de alimentos de la región, que suman 3.000 millones de dólares, se están volviendo insostenibles.
"Tenemos en nuestras manos una crisis a punto de estallar", advirtió y reclamó cooperación entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil.
Los gobiernos de la región han acordado emplear las vastas extensiones de tierras improductivas de Guyana para incrementar la producción de alimentos para el Caribe en su conjunto.
Trinidad plane crear un servicio veloz de transbordadores para trasladar productos agrícolas desde los países del sur del Caribe. Además, anunció un proyecto para convertir plantaciones de caña de azúcar hacia la producción en gran escala de alimentos para el mercado doméstico y la exportación.
También existen planes para que una compañía que produce amoníaco establezca una granja invernadero modelo en tierras cedidas por el Estado.
Pero el director de la Asociación de Productores Agrícolas, Norris Deonarine, es escéptico. Afirma que los agricultores han sido tratados como intrusos por sucesivos gobiernos y que algunos debieron esperar "hasta 35 y 40 años para asegurar sus derechos de propiedad".
"No podemos hacer apuestas, tomar riesgos porque quienes deberían reconocer a nuestros agricultores no lo están haciendo. Para ellos, la seguridad alimentaria significa importar alimentos", agregó.
Mientras tanto, varias naciones del Caribe han anunciado iniciativas para ayudar a sus habitantes a enfrentar el creciente costo de los alimentos.
Barbados tiene la esperanza de crear una nueva relación comercial con otros países en vías de desarrollo, mientras que Jamaica anuncia que está ofreciendo 13,8 millones de dólares en préstamos para asistir a los granjeros.
Los gobiernos de la Caricom anunciaron que intensificarán la asistencia social a los grupos más vulnerables, incluidos los niños, como medida de corto plazo para mitigar el impacto negativo del aumento en los precios de los alimentos.