AFGANISTÁN: El enviado de la ONU que llega del frío

La ONU ha otorgado al diplomático noruego Kai Eide el ambicioso mandato de coordinar la tan criticada ayuda internacional civil y militar en Afganistán. «Para mí es muy importante trabajar en estrecho contacto con los líderes del país», dijo a IPS el flamante representante especial del organismo mundial.

El mandato, otorgado por el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), apunta mejorar la coordinación entre el organismo mundial, la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

En 2001, Estados Unidos invadió Afganistán a la cabeza de una coalición de fuerzas occidentales y desplazó del poder a la islamista milicia Talibán, a la que acusó de proteger al líder de la organización terrorista Al Qaeda, Osama bin Laden.

Ahora, los "esfuerzos" de reconstrucción de la comunidad internacional coexisten con las ofensivas de Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN contra los resurgentes talibanes, sobre todo en la zona austral del país.

El mandato de Eide busca mejorar las dificultosas relaciones con el gobierno afgano. Según trascendidos, el presidente de ese país, Hamid Karzai, vetó al diplomático elegido originalmente por la ONU, el británico Paddy Ashdown, porque temía que amenazara su autoridad.

"Si no mostramos respeto hacia el gobierno afgano, como autoridad en el conflicto, y si no hacemos lo mismo en relación con el pueblo de Afganistán, no hay forma de hacer que esta función resulte útil. Esta es la clave para cualquier cosa que nos propongamos hacer", dijo Eide a IPS.

"Es muy importante que los actores internacionales no actúen con un estilo de virreyes, porque Karzai entiende que eso socavará la autoridad de su gobierno, al que estamos tratando de fortalecer", dijo a IPS Astri Suhrke, investigadora del Instituto Michelsen con sede en Bergen, 480 kilómetros al sur de Oslo.

Aunque Afganistán recibió con optimismo la designación de Eide, el nuevo representante especial de la ONU enfrentará varios desafíos. La comunidad internacional ha sido criticada por el manejo ineficiente de su ayuda humanitaria y los pobres avances en los esfuerzos de reconstrucción. Al mismo tiempo, los talibanes están ganando fuerza en el sur del país, a pesar de la ofensiva de la OTAN.

Más de 60 naciones ofrecen programas de asistencia económica a Afganistán, mientras otras 40 contribuyen con alrededor de 40.000 soldados para la misión de la OTAN.

"Coordinar todo esto es muy dificultoso. Existen desafíos en todos los niveles. Hay que tratar con los actores internacionales, los afganos y los insurgentes", dijo Suhrke.

"Estados Unidos es el protagonista principal. Es difícil coordinar acciones, porque Washington tiene una fuerte presencia militar y cree que le otorga derecho a marcar el rumbo. Afganistán es un país dividido que incluye una multiplicidad de intereses. Y los insurgentes han incrementado su influencia en los últimos cinco años", agregó.

El portavoz de los talibanes, Zabiullah Mojahed, dijo que no confiaban en Eide por sus lazos con la OTAN y que esperaban que fracasara en su misión.

"No soy representante de ninguna organización regional, sino de la comunidad internacional y esto se verá reflejado en la forma en que conduzca mi trabajo. Deberán juzgarme por lo que digo y lo que hago", señaló Eide a IPS.

"No podemos tener un enfoque exclusivamente militar. Debemos enfatizar la dimensión política de lo que estamos haciendo. Esta es la visión del gobierno afgano", agregó.

"También debemos enfatizar el tema del desarrollo del país, un campo en el que se ha demostrado una y otra vez que tenemos que utilizar mejor nuestros recursos. Hemos subestimado los requerimientos humanitarios. Nada de esto es nuevo, pero se trata de una cuestión de énfasis, de ser más eficientes que en el pasado", dijo Eide.

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