Tamer tenía nueve años. No era un niño soldado ni vivía donde se lanzan misiles contra territorio israelí. El día en que lo mataron estaba a por lo menos dos kilómetros del lugar por el que las tropas de Israel habían ingresado a la franja de Gaza, enfrentando a la resistencia palestina.
Su tragedia fue vivir cerca de la localidad de Deir al-Balah, en el medio de la franja, cerca del área donde los israelíes establecieron su base de Kissufim.
"Estábamos todos dentro de la casa cuando comenzó el tiroteo", relató a IPS Etaf, la tía de Tamer.
"Fue justo después de que los miembros de la resistencia palestina dejaron de disparar a los soldados israelíes", dijo, señalando hacia la escena de esos enfrentamientos, a un par de kilómetros de allí. Pero los israelíes ingresaron en esta área también.
Los miembros de la familia decidieron arrastrarse hacia fuera, en medio de la lluvia, luego de que una bala impactó en un cilindro de gas, explicó Etaf. "Pero los soldados israelíes continuaron disparando sobre nosotros desde un tanque y un jeep militar Hummer", agregó.
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Luego de algún tiempo, viendo que el cilindro de gas no había explotado, Etaf regresó a la casa arrastrándose. Tamer la siguió, pero nunca lo logró. "Vi a Tamer cuando le dispararon, con una bala en su cabeza", dijo Etaf.
"Él quería ser médico cuando creciera", recordó su madre, Sabah Abu Shaar.
Como Tamer, otros niños mueren, y los sueños de sus madres con ellos. Un bebé de seis meses llamado Mohammed al-Bourai fue asesinado cuando un misil israelí impactó en su casa el miércoles. La casa se encontraba cerca de las oficinas del Ministerio del Interior de Gaza, y del hogar del ex primer ministro palestino y líder del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), Ismail Hanyieh.
Ese mismo día, otros tres niños palestinos murieron en un ataque aéreo. Al día siguiente, cuatro más, de entre siete y 14 años, fueron asesinados cerca del campamento de refugiados de Jabaliya, en el norte de la franja, cuando jugaban fútbol. Dos de ellos eran de la misma familia. El cadáver de uno fue hallado en la parte oriental de Gaza. Se trataba de una víctima del bombardeo israelí.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios dijo en un informe sobre Gaza que, en enero, 80 palestinos fueron asesinados y 82 heridos, entre ellos cuatro niños y cinco mujeres. En el mismo periodo, seis israelíes fueron heridos por misiles de fabricación casera.
En las incursiones israelíes de este sábado murieron por lo menos 40 palestinos, lo que eleva a unos 60 la cantidad de víctimas fatales desde el miércoles, en una ola de violencia que también mató a dos israelíes.
Tras las plegarias musulmanas del viernes, decenas de miles de habitantes de Gaza salieron a las calles para protestar contra los ataques aéreos israelíes.
El viceministro de Defensa de Israel, Matan Vilnai, amenazó a Gaza un "holocausto" si no deja de lanzar misiles. Solo este sábado, al menos 40 de estos fueron disparados contra el sur de Israel.
Mientras, la atención médica de emergencia en Gaza está amenazada. El jefe del departamento de ambulancias del hospital Shifa dijo que apenas quedan 20 litros de combustible de reserva para estos vehículos. Cuando se termine, poca ayuda estará disponible para las víctimas.
Los ataques israelíes ahora son tan continuos que en Deir al-Balah muchos dicen no dormir. "No podemos sentirnos seguros aquí", dijo Tashaeel, una de las hermanas mayores de Tamer.
"Si nos hubiéramos ido con Tamer, sus balas nos habrían matado a todos", agregó.
"Las balas nos persiguen día y noche. No podemos salir y no tenemos otro lugar a dónde ir. No tenemos dinero para mudarnos a un lugar más seguro donde salvar a mis hijos", explicó su madre, Sabah.
"La semana pasada, soldados israelíes atacaron nuestra casa y nos ordenaron a mí, a mis siete hijas y dos hijos que saliéramos en medio de la lluvia, con sus peligrosos perros espantándonos. Luego revolvieron nuestra casa durante varias horas, dejándola en un caos total antes de que nos permitieran volver a entrar", dijo.
Esas redadas son comunes, añadió.
Tamer fue muerto en la siguiente. Ahora su familia está sin agua, luego de que las balas perforaran el tanque. Las paredes de la casa están repletas de marcas de balas. Todo el tiempo temen la llegada de las aplanadoras israelíes.
Mientras los palestinos de Gaza esperan más ataques israelíes, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, expresó su fuerte preocupación.
"Estos acontecimientos subrayan la urgente necesidad de calmar la violencia, y no debe permitirse que disuadan la continuación del proceso político", dijo.
Pero esas declaraciones tienen poco significado en la vida diaria de los palestinos, y los habitantes de Gaza no ven ninguna acción internacional que detenga a Israel.
"Hoy Gaza afronta una guerra real, una guerra loca", dijo Haniyeh durante las plegarias del viernes cerca del campamento de refugiados de Shati. También criticó a Estados Unidos por aceptar los reclamos israelíes de "autodefensa legítima".
Pese a los mejores intentos de Israel por aislar a Haniyeh, su popularidad parece haber aumentado.