Dirigentes sindicales internacionales advirtieron a representantes de gobiernos y de empleadores y al presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, de que el peso de las actuales turbulencias financieras recaerá en los trabajadores.
El resultado neto de la crisis financiera mundial, causada por el estallido del mercado de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos, arrojará una pérdida de empleos, como ha ocurrido en el pasado, vaticinó un representante de la Confederación Sindical Internacional.
Roy Trotman, de Barbados, presidente del grupo de los trabajadores en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), previno de que las turbulencias financieras "hundirán aún más en los márgenes de la sociedad a los trabajadores más pobres".
Otra consecuencia de los desajustes será que "pondremos en peligro los modestos progresos alcanzados" en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las ocho metas establecidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reducir en 2015 a la mitad la proporción de indigencia y hambre en el mundo, entre otros propósitos, dijo el sindicalista.
Los trabajadores y sus familias no podrán satisfacer sus necesidades básicas, alertó Trotman durante un debate sobre las repercusiones de la crisis financiera internacional sostenido este lunes en el Consejo de Administración, el máximo cuerpo de la OIT.
La discusión se basó en un estudio que preparó la OIT en febrero, donde explica cómo las irregularidades financieras desbordaron en Estados Unidos el mercado de la vivienda, con repercusiones negativas en el empleo, las ventas al por menor y otros indicadores.
El informe dice que "el calado y la duración que tendría una desaceleración o recesión en Estados Unidos son aún inciertos". La misma incertidumbre predomina con relación a la propagación del fenómeno a otros países, agrega.
Trotman relacionó la presente crisis con otros sacudones financieros como los ocurridos en las dos últimas décadas en Rusia y Asia. Todas esas crisis han planteado la cuestión fundamental de la falta de una "gobernanza adecuada de los mercados financieros", reclamó.
Los mercados no pueden resolver por su cuenta estas crisis, que terminan afectando el sustento de hombres y mujeres trabajadoras, insistió.
Zoellick encontró notorias diferencias entre lo que ocurre ahora y las crisis de los años 80 y 90 porque en la actualidad prosigue el crecimiento económico en algunos países de ingresos medios donde se aprecia un desarrollo saludable. "Por esa razón, ahora contamos con múltiples polos de crecimiento", dijo.
Las crisis anteriores comenzaron en los países en desarrollo, pero ahora todo empezó en las naciones industriales, reflexionó. Mientras tanto, China e India muestran un buen crecimiento, lo cual determina que sigan en la misma senda Brasil y otros países emergentes, describió.
El presidente del Banco Mundial recordó que cuando aparecieron las primeras turbulencias financieras a mediados de 2007 se generó un aumentó del riesgo en las economías emergentes.
Pero ese sector de países mejoró después. Si se observa a algunos gobiernos de países en desarrollo, ellos están actuando acertadamente, dijo el jefe de la entidad financiera multilateral.
En este aspecto, el estudio de la OIT sugiere que los países en desarrollo podrían reducir y contrarrestar los efectos de la crisis mediante una política de reducción de la dependencia de las exportaciones como motor del crecimiento mediante el fomento del consumo interno y la inversión en creación de empleo.
Esto sería especialmente posible en los países que cuentan con un margen fiscal y de cuenta extranjera suficiente para poder afrontarlo, precisa.
La OIT describe a los mercados financieros como la parte más integrada de la economía mundial. Por ese motivo, la restricción del crédito en Estados Unidos y en otros países industriales repercute en las empresas y en los puestos de trabajo de todo el mundo, deduce.
La falta de crédito también afecta a la inversión y al consumo. En consecuencia, alcanza igualmente a la producción de los países ricos y, a través de los vínculos comerciales, a las naciones en desarrollo.
El estudio admite que no se sabe con certeza cuán severa, larga y extendida será la restricción crediticia y cuánto afectará a la producción y al empleo.
En ese cuadro, la OIT recuerda que su Programa de Trabajo Decente ofrece herramientas de política que tienen mayor pertinencia en un período de desaceleración del crecimiento.
Entre esos instrumentos menciona el programa global de empleo y el mecanismo de diálogo social basado en las normas internacionales del trabajo.
La representante de Estados Unidos ante el Consejo de Administración de la OIT, Charlotte Ponticelli, objetó las conclusiones extraídas por el estudio de la crisis del mercado hipotecario en su país, que ha sido el detonante del actual sacudón.
Ponticelli consideró que el estudio de la OIT habría sido más provechoso si se hubiera concentrado en las soluciones del problema, antes que en su diagnóstico.