Veteranos de guerra estadounidenses brindarán testimonio en Washington, del 13 al 16 de este mes, sobre los crímenes contra la población civil que cometieron o presenciaron en Iraq y en Afganistán.
"Los periodistas no usan todo su potencial para cubrir la guerra en Iraq porque resulta muy peligroso. El público queda así con muchas concepciones erróneas sobre la verdadera naturaleza de la ocupación", dijo el infante de marina (marine) hoy inactivo Liam Madden.
Los actos brutales de fuerzas estadounidenses en Iraq hoy conocidos por el público no son hechos aislados perpetrados por "unas pocas manzanas podridas", como aseguran políticos y militares, según Veteranos de Iraq contra la Guerra, la organización que Madden integra.
Incidentes como las torturas en la prisión bagdadí de Abu Ghraib y la masacre de una familia entera de iraquíes en la occidental localidad de Haditha se enmarcan en un patrón de "ocupación cada vez más sangrienta", según la organización.
"Nuestro problema en Iraq es el caos creado por políticos, en el que no rige el derecho nacional ni los tratados internacionales. Esta atmósfera se presta para la actividad criminal", afirmó el sargento del ejército estadounidense Logan Laituri, quien se desempeñó en Iraq entre 2004 y 2005 antes de ser eximido por objeción de conciencia.
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Laituri dijo a IPS que eso se hace sentir en las "reglas de combate" entregadas por los mandos a los soldados en el frente. Por ejemplo, este sargento informó que uno de sus camaradas disparó contra un hombre desarmado que caminaba por la calle en Samarra, 125 kilómetros al norte de Bagdad.
"El problema es que ese soldado no estaba cometiendo un acto que puede denominarse delito, porque las reglas de combate son muy claras: nadie debía, en el momento en que ocurrió, caminar por la calle", dijo.
"Pero nadie debería decirle a una familia que abandone su casa o su ciudad para poder bombardearlas. Las normas protegen esas acciones violentas, no las legitiman", continuó.
Veteranos de Iraq contra la Guerra llama a la manifestación "Soldado de Invierno", cuya denominación alude a una frase del revolucionario de la independencia estadounidense Thomas Paine.
"Éstos son tiempos de prueba para el alma de los hombres. El soldado de verano, el patriota al brillo del sol que rehúya del servicio al país en esta crisis merece también el amor y la gratitud de hombres y mujeres", escribió Paine en 1776, año inaugural de la revolución.
Los organizadores dicen que también se presentará evidencia fílmica y fotográfica de abusos, y que los testimonios serán transmitidos en vivo por televisión satelital y a través del sitio web de la organización (http://ivaw.org).
Soldado de Invierno sigue el modelo de una actividad similar realizada por veteranos de Vietnam en 1971, hace 37 años..
Unos 100 miembros de Veteranos de Vietnam contra la Guerra se reunieron entonces en Detroit, en el septentrional estado de Michigan, en un acto abierto a los ciudadanos.
Atrocidades como la masacre de My Lai, en la que cientos de civiles vietnamitas fueron asesinados por soldados estadounidenses en marzo de 1968, habían encendido la oposición popular a la guerra, pero políticos y militares insistieron en que esos crímenes eran excepciones aisladas.
"Al principio, hasta la masacre de My Lai fue negada", observó Gerald Nicosia, cuyo libro "Home to War", que narra las vicisitudes del movimiento de veteranos de Vietnam.
"Los militares estadounidenses tradicionalmente desacreditaron las acusaciones al asegurar que el denunciante 'es un soldado loco' o 'un inconformista' en el que no se puede confiar. Por eso Veteranos de Vietnam contra la Guerra hizo ese acto en Detroit", recordó.
"Usaron sus medallas, y demostraron así que eran más de uno o dos o tres inconformistas. Eran soldados condecorados, cada uno de ellos verificando lo que había dicho el otro", agregó.
Nicosia recordó que la campaña Soldado de Invierno de 1971 fue ignorada por los medios de comunicación dominantes, pero dejó una huella indeleble en la audiencia.
Entre los veteranos presentes figuraba el teniente de la armada John Kerry, entonces de 27 años, hoy senador del Partido Demócrata y candidato a la presidencia en las pasadas elecciones.
Tres meses después de los actos en Detroit, Kerry presentó su caso ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, atestado de cámaras de televisión y veteranos de guerra.
En uno de los discursos más famosos de esos tiempos, Kerry concluyó: "Alguien debe morir para que el presidente (Richard) Nixon no sea —y éstas son sus palabras— 'el primer presidente en perder una guerra'. Les pedimos a los estadounidenses que piensen sobre eso. ¿Cómo se le pide a un hombre que sea el último hombre en morir en Vietnam? ¿Cómo se le pide a un hombre que sea el último hombre en morir por un error?".
La ciudadanía y los veteranos estadounidenses se ven hoy en una situación similar, según Nicosia.
"La mayoría de los estadounidenses están muy insatisfechos con la guerra de Iraq ahora y estarían felices de salirse de ella. Pero tienen arraigada la idea de que Estados Unidos es un buen país. Mucho más difícil que sacar a las tropas de Iraq será que los estadounidenses se den cuenta de las cosas terribles que se hacen en nombre de su nación", opinó.