Dos días después del cierre de las mesas de votación en las elecciones generales de Zimbabwe, aún se desconocen los resultados oficiales, lo que eleva el temor a un posible fraude.
Datos ya difundidos, procedentes de tiendas de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF), indican que este sector obtuvo la misma cantidad de escaños que la facción principal del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), el mayor partido opositor.
Pero el sector del MDC liderado por Morgan Tsvangirai (conocido como MDC-Tsvangirai) anunció el domingo que, con un tercio de las mesas de votación computadas, iba en camino de ganar las elecciones al obtener 67 por ciento de los sufragios.
Luego, el partido opositor moderó esa cifra: indicó que contaba con 60 por ciento de los votos frente a 30 por ciento de los de ZANU-PF, y que arañaba la mayoría en el parlamento.
Fue la primera vez en la historia independiente de este país de África meridional, iniciada en 1980, en que se celebraron simultáneamente elecciones a la presidencia, el Senado, la Asamblea (cámara baja) y los concejos locales.
Los retrasos de la oficial Comisión Electoral en la divulgación de los resultados oficiales y la lentitud con que se presentaron los parciales desataron suspicacias sobre la posibilidad de fraude.
En ocasiones anteriores, el escrutinio se conocía pocas horas después del cierre de los circuitos de votación. Pero en esta ocasión, la Comisión Electoral emitió los primeros resultados, muy incompletos, el lunes de mañana. Las elecciones fueron el sábado.
El presidente de la Comisión, George Xhiweshe, dijo que la situación era normal. "En otros países, lleva más tiempo, a veces una semana. No hay nada peculiar en las elecciones en Zimbabwe. La Comisión es un cuerpo profesional y constitucional", declaró.
Dirigentes opositores y activistas por la transparencia electoral manifestaron su desconfianza ante las palabras de Xhiweshe, pues entienden que la Comisión ha beneficiado tradicionalmente a la ZANU-PF y a los simpatizantes del presidente Robert Mugabe.
"Hay irregularidades en algún lado, por lo que retrasan los anuncios para perfeccionarlas", dijo Lovemore Madhuku, presidente de la no gubernamental Asamblea Nacional Constitucional, que promueve reformas institucionales.
El gobierno prohibió a los partidos divulgar resultados electorales antes que la Comisión, pero el MDC-Tsvangirai, argumentó que los datos publicados por el partido ya eran de dominio público.
Además, consideró que, al propagar esa información a través de los medios, impedía un posible fraude.
El MDC-Tsvangirai se proclamó triunfador incluso en bastiones de Mugabe como las provincias de Mashonaland Occidental, Mashonaland Central y Masvingo.
"Para nosotros, esto marca el fin de la tiranía", dijo un campesino de Mashonaland Occidental que trabaja en una hacienda asignada al viceministro de Juventud y Creación de Empleo, Saviour Kasukuwere, en el marco de una controversial reforma agraria.
"Sufrimos mucho. Desde que este hombre controla la hacienda, nuestras vidas se han convertido en una pesadilla. Kasukuwere no fue candidato. De haberlo sido, habría sufrido un fuerte castigo", agregó el trabajador, quien pidió no ser identificado.
Zimbabwe hoy se encuentra internacionalmente aislado, entre otras razones por la reforma agraria en perjuicio de la minoría blanca y la asignación de los predios a combatientes por la independencia, entre los que figuraban poderosos funcionarios del gobierno.
El país sufre una inflación de 100.000 por ciento anual, un desempleo superior a 80 por ciento y una generalizada escasez de alimentos y combustible.
"Sin cometer fraude, el oficialismo quedaría de manos vacías", dijo el analista político John Makumbe.
En vísperas de los comicios, opositores y activistas acusaron al gobierno de intimidar a candidatos y militantes políticos, de manipular con fines electorales la asistencia alimentaria y los medios de comunicación controlados por el Estado y de excluir a los observadores electorales.
Mugabe y la ZANU-PF fueron acusados de apelar a irregularidades por el estilo en las elecciones de 2000, 2002 y 2005.
Pero "no hay modo de que la ZANU-PF espere ganar las elecciones en las presentes circunstancias, de las que ese partido es responsable", dijo el analista Gorden Moyo, residente en Bulawayo.
"Antes era más fácil manipular a los votantes, porque la situación no era tan mala. Ahora, la economía es la principal rival de la ZANU-PF", añadió Moyo.
Mugabe, en el poder desde la independencia, procura un sexto periodo presidencial. Sus principales adversarios son Tsvangirai y el ex ministro de Finanzas Simba Makoni, expulsado de la ZANU-PF por aspirar a la jefatura de Estado.
Si ninguno de los candidatos a presidente logra la mayoría absoluta, habrá una segunda vuelta dentro de tres semanas.
* Con informes de Elles van Gelder