El gobernante Partido Nacional Democrático presenta las elecciones municipales del 8 de abril en Egipto como modelo de pluralismo democrático, pero la oposición advierte una sistemática campaña desde el poder para evitar que se presenten candidatos críticos.
"El gobierno tradicionalmente permitía que participaran en los comicios y después, simplemente, recurría al fraude" para despojarlos de los escaños que hubieran obtenido, dijo a IPS el legislador Hamdi Hassan, del proscripto, aunque tolerado, partido islamista Hermandad Musulmana.
"Ahora ha adoptado otra estrategia para mantener su dominio: impedir que compitan representantes de la oposición", agregó.
Los miembros de la Hermandad Musulmana, principal fuerza opositora egipcia, suelen presentarse como candidatos "independientes" y hoy controlan alrededor de 20 por ciento de los escaños parlamentarios.
Dirigentes del partido aseguraron que las autoridades mantienen arrestados a más de 730 de sus integrantes, de los cuales más de 350 fueron detenidos en el último mes.
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La semana pasada, el gobierno de Estados Unidos expresó su preocupación por la limpieza y transparencia de las elecciones, a través de una declaración inusualmente dura hacia aliados árabes cercanos a Washington.
El gobierno de Hosni Mubarak se encuentra en un proceso de acercamiento hacia Teherán que inquieta al del presidente George W. Bush.
"Nos preocupa la campaña de arrestos a opositores involucrados en el proceso electoral. Se debe permitir que el pueblo de Egipto opte libremente entre diferentes candidatos", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.
"Llamamos al gobierno egipcio a poner fin a cualquier acción que comprometa el libre ejercicio de derechos humanos reconocidos internacionalmente y la posibilidad de los ciudadanos de participar en comicios libres y limpios", agregó.
Pero el secretario general del partido oficialista, Safwat Sherif, consideró que la alta participación en la campaña electoral es un "paso positivo" que permitirá "concretar la democratización y el pluralismo político" auspiciados por el presidente Mubarak.
Opositores y activistas de derechos humanos aseguran que el gobierno recurre a tácticas de intimidación y trabas burocráticas para impedir que representantes de la oposición se registren como candidatos.
Según numerosas fuentes, el Ministerio del Interior se negó en muchos casos a certificar que los candidatos carecen de antecedentes penales, un requisito para competir en los comicios.
En otros casos, dijo Hassan, "los empleados estatales responsables de recibir esa certificación se negaron a aceptarla" a quienes sí contaban con ella.
Según las denuncias, "matones" a sueldo del gobierno también merodeaban las oficinas de registro de candidatos para desalentar la inscripción de opositores.
Incluso fuentes cercanas al oficialismo reconocieron la existencia de maniobras irregulares y tácticas de intimidación.
"Había matones en las oficinas de registro. Y se aumentó desmesuradamente el arancel de la inscripción, con el objetivo de obstaculizar aun más la participación de opositores", dijo a IPS Amr Hashem Rabie, del semioficial Centro de Estudios Políticos y Estratégicos Al-Ahram.
Los candidatos de las mayores fuerzas seculares de oposición —los partidos Wafd, Nasserista y el izquierdista Tagammu— también denunciaron diversos grados de hostigamiento gubernamental. Pero la Hermandad Musulmana fue el blanco principal de intimidaciones.
Mohamed Habib, número dos del partido liderado por Mohammed Mahdi Akef, anunció que sólo lograron registrase para las elecciones municipales 500 de los 5.750 potenciales candidatos del grupo islamista en todo el país.
Algunos analistas criticaron a la Hermandad Musulmana por participar en los comicios, por entender que así legitiman un sistema político corrupto. Hassan defendió la decisión.
"No presentamos candidatos para competir mano a mano con el oficialismo, pues eso es imposible, pero sí para obligarlo a manipular las elecciones a la vista de todo el mundo. Además, ganaremos experiencia en la arena política y en el servicio público", afirmó.
"Por otra parte, participando también evitamos la parálisis que se apodera de los partidos que boicotean las elecciones", agregó Hassan.
Aunque los concejos municipales no tienen poder para influir en las decisiones políticas o la legislación, analistas consideran que el resultado de las elecciones de abril influirá en el de las presidenciales de 2011.
"Los aspirantes a la presidencia necesitan, como mínimo, el apoyo de 140 concejales a su nominación para lograr la candidatura. Para evitar que se presente algún candidato 'indeseable', el control oficialista sobre los concejos debe ser total", explicó Rabie.
"Impedir la participación de la oposición barrerá las esperanzas de concretar una verdadera reforma política", agregó.
Según Hassan, "el gobierno quiere aplastar las esperanzas de cualquier movimiento que aspire al cambio pacífico a través de las urnas. El Estado intenta incitar a que esos grupos recurran, por la frustración, a la violencia, para justificar medidas definitivas en contra de ellos".