El senador Barack Obama, precandidato del opositor Partido Demócrata, espera hacer historia en las elecciones de noviembre de este año y convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos.
Con el ferviente apoyo de votantes jóvenes, afroestadounidenses y blancos de clase media, triunfó en una sucesión de elecciones primarias (internas) desde el "Súper Martes" del pasado 5 de febrero, cuando hubo comicios en más de 20 estados para designar al candidato presidencial de la oposición y el electorado demócrata se dividió entre Obama y la senadora Hillary Rodham Clinton, hasta entonces favorita.
En este momento el joven senador cuenta con un mayor número de delegados, que son quienes elegirán en la Convención Nacional Demócrata al candidato del partido para las elecciones presidenciales de noviembre.
Su carrera ha sido única. Este "flacucho con un nombre gracioso", según su propia definición, encarna una nueva etapa en la política estadounidense y no sólo por su raza.
Su campaña está basada en la idea del cambio, aunque no limitado sólo a la presidencia o el gobierno nacional. Obama plantea modificar la sensibilidad política del país en su conjunto, incluso del mundo.
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En la carrera hacia la presidencia, atrae a la gente no tanto por sus propuestas concretas sino gracias a su emotiva oratoria, con la pide a los ciudadanos que tengan "esperanza" y se presenta como el candidato del "cambio en el que podemos creer".
Algunos de sus críticos ponen en duda su capacidad para concretarlo, despreciando su retórica como el idealismo vacío de un joven político. Ponen de manifiesto su inexperiencia y aseguran que no estará en condiciones de manejar a una pesada burocracia ni de mover las palancas del gobierno.
"Le pido a mi equipo que jamás me entregue un documento hasta dos segundos antes de que lo necesite, porque lo perdería", dijo Obama cuando le preguntaron por sus puntos débiles. "Y el escritorio de mi oficina no tiene muy buen aspecto", agregó.
Sin embargo, se presenta como una suerte de salvador del alma estadounidense, un hombre listo para ofrecer una salida a la "política del pasado" y todos los males que acarreó a las personas.
"Es la única persona de esta raza que entiende que antes de que podamos trabajar en los problemas tenemos que curar nuestras almas, que están quebradas en esta nación", declaró la esposa de Obama, Michelle.
Aunque sus críticos lo consideran un falso mesías, en caso de ganar la presidencia podría aprovechar algunas oportunidades al inicio de su mandato.
Dado que el aparentemente seguro aspirante a la Casa Blanca del oficialista Partido Republicano, John McCain, aparecerá como el "candidato de la guerra", tanto Obama como Clinton pueden presentarse como una cara nueva en la política exterior estadounidense.
Pero se cree que, a causa de sus antecedentes multiculturales, Obama tendrá mayor margen de maniobra frente a la opinión pública mundial y le dará a Estados Unidos mejores posibilidades de recomponer su mala imagen tanto con los aliados desilusionados como con los enemigos históricos.
Nació en Hawaii. Su madre es una mujer blanca de clase media y su padre un keniata musulmán que estaba estudiando en Estados Unidos. Durante su juventud, Obama vivió varios años en Indonesia.
Esto, afirman sus seguidores, hará saber al mundo que tendrá un enfoque más global. Obama hizo campaña en torno a este concepto, afirmando que estaría abierto a conversaciones sin condicionamientos con cualquier líder extranjero, amigo o adversario.
Pero su falta de experiencia, una vez más, genera críticas hacia él en este tema. Aunque su juventud e idealismo han servido para trazar paralelos con el ex presidente John F. Kennedy (1961-1963), algunos analistas recuerdan la inexperiencia de Kennedy para poner en duda la capacidad de Obama.
"A pesar de sus años de experiencia y su perspicacia política, que Obama no puede igualar, Kennedy estuvo muy mal preparado para manejar los dos grandes problemas que enfrentó su administración: la crisis de los misiles cubanos en 1962 y el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos", señaló el comentarista político Earl Ofari Hutchinson.
Obama, en cambio, quien fue elegido senador hace sólo tres años, presenta su corta carrera política como un hecho positivo: no está asociado, argumenta, con los grupos de presión que muchos votantes ven como una influencia corruptora.
Asimismo, tiende a rodearse de gente experimentada, capaz de llevar adelante el día a día de la gestión gubernamental mientras él, con su idealismo, fija el curso para la nación en su conjunto. Quizás esto se remonta a sus días como organizador comunal en los barrios de la zona sur de Chicago.
Este enfoque, al igual que muchos de los puntos fuertes de Obama, y algunas de sus debilidades, emana de su capacidad para montarse sobre diversas líneas divisorias en la sociedad estadounidense.
Es negro, pero fue criado por una familia blanca de clase media. Estudió en la exclusiva Universidad de Harvard, pero también realizó trabajo comunitario en las duras calles del lado sur de Chicago.
Asimismo, en este ciclo de elecciones primarias, ganó en estados tradicionalmente demócratas y con un gran número de votantes afroestadounidenses como Carolina del Sur, pero también en algunos con población mayoritariamente blanca, como Iowa, Idaho, Nebraska y Utah, en los que la cantidad de gente que concurrió a votar no tuvo precedentes.
Esto, sin embargo, le plantea problemas. Sus oponentes de la derecha lo acusan de estar demasiado a la izquierda y, desde ese sector, se le cuestiona por no abrazar sus causas con suficiente convicción.
Obama ha evitado definirse en muchos temas controversiales. Cuando el Senado consideró el proyecto para declarar "organización terrorista" a la Guardia Revolucionaria Iraní, simplemente se abstuvo.
Lo más problemático de esta posición, o ausencia de ella, es que muestra una faceta mucho más calculadora en la campaña de Obama que en la de su rival interna, Clinton.
Aunque se opuso de palabra a la invasión de Iraq en 2003, a partir de 2005, cuando ganó su banca en el Senado, votó igual que Rodham Clinton prácticamente en todas las ocasiones en que temas vinculados con Iraq fueron tratados en el recinto.
Algunos líderes del Partido Demócrata temen que su falta de sólidos antecedentes se convierta en blanco de los ataques republicanos durante la campaña presidencial. Allegados a la senadora lo han caracterizado como "una incógnita".
Si este es el caso, Obama podrá necesitar que sus discursos vayan más allá de la simple retórica de pedir a los votantes que "crean" y tengan "esperanza".