ELECCIONES-EEUU: Conteniendo la respiración

La carrera de Barack Obama por la candidatura presidencial del opositor Partido Demócrata en las elecciones de noviembre en Estados Unidos sufrió un duro golpe: su rival, Hillary Rodham Clinton, lo derrotó en dos estados clave.

La senadora Clinton triunfó en tres de los cuatro estados que realizaron sus primarias (elecciones y asambleas del partido) para designar al candidato demócrata, Texas y Ohio entre ellos, de vital importancia tanto real como simbólica.

Estos resultados cortaron la serie de triunfos del senador Obama en las últimas semanas, que lo habían colocado como aparente favorito para enfrentarse en las elecciones presidenciales con el senador John McCain, quien el mismo martes se consagró candidato del gobernante Partido Republicano.

"Ningún aspirante de ningún partido ha sido elegido jamás sin haber ganado la primaria de Ohio", dijo Clinton en la madrugada de este miércoles ante sus seguidores, cuando ya era evidente que Obama no remontaría los 14 puntos porcentuales de desventaja en ese estado clave.

"Dos demócratas ganaron la candidatura después de haber perdido en Ohio y ambos fueron derrotados en las elecciones presidenciales en 49 de los 50 estados del país", dijo a IPS Sidney Blumenthal, asesor de campaña de Clinton.
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Blumenthal se refería a Walter Mondale, aplastado en 1984 por el conservador Ronald Reagan (presidente entre 1981 y 1989), y a George McGovern, a quien no le fue mejor en las elecciones de 1972 frente al también republicano Richard Nixon (presidente entre 1969 y 1974).

"La candidatura está en manos de los 'superdelegados'", señaló Blumenthal.

En las elecciones primarias, los votantes demócratas no eligen directamente a un candidato, sino a delegados que votarán por él —o ella, en este caso— en la Convención Nacional Demócrata, instancia en la cual se establece la fórmula presidencial del partido.

Sin embargo, en la Convención participan los denominados "superdelegados", dirigentes prominentes del partido, legisladores y ex presidentes que no están obligados a votar por un postulante específico, sino que tienen libertad de acción.

Tras las primarias del martes, Obama cuenta con 1.477 delegados y Clinton con 1.391. La candidatura consagrada deberá sumar 2.025. Pero la senadora por Nueva York concita la adhesión de 241 superdelegados frente a los 202 de su par por Illinois, según una investigación del diario The Washington Post.

Un informe de la cadena de noticias por televisión CNN da cuenta de una proporción similar: 238 contra 195.

Todo indica que ni Clinton ni Obama llegarán a la convención partidaria con una mayoría decisiva, lo que deja el terreno para que los 796 superdelegados negocien para designar al rival de McCain.

Hay quienes piensan que una definición de ese tipo, en manos de la elite del partido, desilusionará a los votantes, quienes se han volcado a las urnas en un número sin precedentes para Estados Unidos.

En este país, el sufragio es voluntario, tanto en las elecciones primarias como en las presidenciales y las legislativas, y la concurrencia a las urnas es tradicionalmente muy baja.

Otros analistas no están de acuerdo. Dicen que los superdelegados son conscientes de la realidad política y actuarán en el mejor interés del partido.

"Un repaso histórico indica que los superdelegados han jugado un papel constructivo en la definición de la candidatura antes de la Convención y a la unión del partido con vistas a las elecciones generales", escribieron dos expertos en cuestiones electorales, Norman Ornstein y Thomas Mann, en una columna de opinión del diario The New York Times.

Obama ganó el apoyo de un gran número de superdelegados mientras se sucedían 11 victorias consecutivas en las primarias. Pero esa serie de triunfos llegó a su fin el martes.

El senador afrontó en las últimas semanas un examen más severo desde la prensa, dada su condición de "favorito". Se puso de manifiesto que tiende a decir una cosa pero vota lo contrario en el Senado y se conocieron sus vínculos con un empresario acusado de corrupción.

Pero Obama puede mantener su ventaja, en la ronda de las 12 primarias restantes, si no es derrotado abrumadoramente por Clinton.

Sin embargo, las victorias clave de la senadora en las primarias del martes en Ohio, Texas y Rhode Island —solo perdió en Vermont— relanzaron su campaña, cuando muchos le pedían que se retirara para dejar libre el camino a Obama.

Clinton se comprometió a luchar hasta el fin, pero su cuidadoso empleo de las palabras, en la noche de su gran victoria, dejó abierta la posibilidad de un "diálogo" con Obama. Aunque también desafió a McCain para sostener un debate público.

El éxito de Clinton no sólo aporta entusiasmo a su campaña. También atraerá nuevos fondos, un área en la que Obama la ha superado. Aunque asegura que no tiene contactos con los grupos de presión que declara despreciar, su recolección de dinero ha sido notable.

La pregunta del millón de dólares es si Obama puede derrotar a McCain.

"Todos saben que si queremos un presidente demócrata necesitamos un candidato que pueda triunfar en los estados que no muestran una clara mayoría para ningún partido, sino que se pueden volcar hacia uno u otro. Son los terrenos de batalla", dijo Clinton en su discurso de victoria en Ohio, quizás con los superdelegados en mente.

Pero la atracción de los votantes independientes hacia Obama puede ser un arma a su favor para derrotar a McCain en los pequeños estados. Clinton lo derrotó claramente en los mayores, entre ellos Nueva York, California y Florida.

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