Los más de 100 escritores de América Latina y el Caribe participantes en el primer Festival Internacional de Narradores Jóvenes, celebrado en la capital de Cuba, se resisten a considerarse una «generación», si bien comparten cierta antipatía por las grandes editoriales.
Convocados por el estatal Centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso, estos jóvenes narradores dijeron que suelen esquivar las reglas del mercado del libro a través de Internet para trascender las fronteras geográficas, y coincidir en un tono con frecuencia desencantado ante la realidad y los paradigmas literarios.
"Ante la caída de la narrativa, de las construcciones ideológicas, lo que te queda es la ironía", dijo a IPS el guatemalteco Javier Payeras. "Si algo nos aúna es la ironía, la posibilidad de reírse de uno mismo, de la pose del escritor, de la idea de la escritura."
Payeras fue uno de los ponentes en el panel sobre las tendencias literarias de las nuevas generaciones de escritores, uno de los cuatro realizados en el Festival, que también abordó la relación de la narrativa latinoamericana con la realidad continental, su inserción en el mercado editorial y la labor de los talleres literarios.
En su conferencia, el escritor centroamericano, de 34 años, cuestionó la recurrencia de los "grandes temas", al tiempo que llamó a vivir el momento y tomar nota de las vivencias. "Registremos nuestra realidad concreta, la vida. Hablemos de la percepción que tenemos de lo que vivimos", observó.
A juicio de Marina Porcelli, argentina de 29 años, los escritores latinoamericanos tienen en común "una tradición literaria determinada". La presencia de figuras como Jorge Luis Borges (1899-1986), Gabriel García Márquez y Ezequiel Martínez Estrada (1895-1964) marcan, según la escritora, una referencia a lo social en la literatura que no se da en Europa.
Porcelli, colaboradora del suplemento cultural Laberinto del diario mexicano Milenio, presentó sus consideraciones sobre una nueva generación literaria argentina, inmersa en una crisis de identidad y que ha perdido la convicción en la posibilidad de incidir en la realidad desde la literatura.
El cubano Osdany Morales, de 26 años, señaló que las jóvenes hornadas de escritores de la isla tienen "en muchos sentidos más libertad creativa" que las precedentes.
En un ensayo basado sobre tres cuentos de narradores menores de 30 años, Morales consideró que, contrariamente a la tradición, las nuevas historias se sitúan en una especie de irrealidad ubicua.
"Parece ser que sus autores están tratando de distanciarse de una especie de compromiso que ha marcado la literatura cubana", apuntó Morales, arquitecto de formación. "Hay mucho más distanciamiento con respecto a una ideología o lo que puede ser una tradición."
La narrativa representada en el análisis de Morales, quien la calificó de "escapista" o portadora de un "hedonismo apolítico", está muy influida por las imágenes cinematográficas, la música y determinados iconos del mercado cultural.
En la inauguración del Festival, el día 24, el escritor venezolano Luis Britto defendió las "temáticas obsesivas" que caracterizan a la literatura latinoamericana y caribeña, entre ellas la historia, la conflictividad social, la violencia política, el exilio y la definición del ser.
La cita contó con el financiamiento de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, la organización no gubernamental holandesa Hivos y Venezuela, así como el apoyo de instituciones culturales cubanas como Casa de las Américas, la Unión de Escritores y Artistas y los estatales institutos de Cine y de Radio y Televisión.
Según el comité organizador, el objetivo esencial de la conferencia era "buscar vías alternativas de intercambio y superar las limitaciones que impone el mercado editorial, que determina qué se publica y dónde se publica". Reconocidos intelectuales de América Latina y el Caribe seleccionaron a los participantes.
"El único modo de conocer escritores incipientes con uno o dos libros publicados es por medio de Internet", afirmó Porcelli, quien aplaudió la idea de organizar el Festival y la posibilidad de armar una red regional de escritores jóvenes.
"Ya sabemos cómo funcionan la políticas editoriales: son muy pocos los libros de editoriales independientes y de escritores que no venden que consiguen llegar a otros países", aseveró.
Según Jorge Enrique Lage, jefe de redacción de El Cuentero, revista del Centro Onelio, lo más importante del Festival podría ser, además de la elaboración de una antología de narrativa, "el vínculo" y "los intercambios posteriores por correo electrónico".
La proliferación de páginas web, blogs y revistas digitales en la región ha permitido, en cierta medida, la circulación de obras, textos de referencia y, en general, el conocimiento de las jóvenes generaciones dedicadas a la literatura, cuyo trabajo apenas aparece en el circuito internacional de grandes casas editoriales.
El Centro Onelio, fundado hace 10 años por el cuentista Eduardo Heras, aspira a convertirse en punto de confluencia de esas nuevas oleadas de escritores. Más de 500 jóvenes cubanos han pasado por esa institución, que ofrece conocimientos teórico-técnicos y experiencia práctica para ejercer el oficio de la literatura.
"Estamos a punto de organizar un curso internacional de técnicas narrativas", anunció Heras a IPS. Según el escritor, autor de libros de cuentos como "La guerra tuvo seis nombres" y "Los pasos en la hierba", el Centro ha recibido solicitudes de Panamá, Venezuela, México y otros países del área para extender la experiencia de los talleres, mediante clases presenciales o por Internet.
Ante el ascenso notable de la narrativa en Cuba, Heras estima casi realizado su sueño, pero quiere ver más allá. "Como dice Ivonne Galeano, la coordinadora del Centro, la única manera de conseguir los sueños es lanzarnos a hacer cosas imposibles. Eso es lo que estamos haciendo y vamos a seguir haciendo", aseguró.