AMBIENTE-CHILE: El smog amenaza nuevamente a Santiago

Las medidas contra la contaminación atmosférica anunciadas este miércoles para este año por las autoridades de la capital de Chile son simples «paliativos», según un experto consultado por IPS.

"Es como si estuviésemos nadando en una playa no apta para el baño. El aire de Santiago, durante cuatro o cinco meses (al año), no es apto para respirar, y el gobierno lanza estos salvavidas cuando hay 'ahogados', para que no se 'mueran'", explicó Patricio Pérez, de la Universidad de Santiago.

El pronóstico de Pérez sobre la calidad del aire que deberán respiran los 6,5 millones de santiaguinos no es muy auspicioso. "Hasta el momento no hay indicios que de que este año vaya a ser mejor que 2007, el más malo desde 2002", indicó el investigador.

Uno de los principales problemas de Santiago, que concentra 40 por ciento de la población chilena, es su mala "ventilación", dado que está rodeada de montañas.

Los grandes responsables de la contaminación son los vehículos y las industrias, aunque en los últimos años aumentó la procedente de residencias con estufas a leña.

Otros factores que este año conspiran contra la calidad del aire son la escasez de lluvias por el fenómeno climático de La Niña y la mayor quema de petróleo para generar electricidad destinada a la industria, a causa de las continuas restricciones al envío de gas natural desde Argentina.

El sistema de transporte colectivo inaugurado hace un año también juega un rol crucial. Su mal funcionamiento motivó la salida masiva a las calles de automóviles particulares y de viejos autobuses contaminantes para paliar el déficit inicial de vehículos.

Esto se suma la reducción del impuesto a la gasolina resuelto por el gobierno, otro incentivo a la compra y el uso de automóviles.

Cada año, en el marco del Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica de la Región Metropolitana de Santiago, elaborado en 1998, la intendencia local da a conocer las medidas dispuestas para afrontar el periodo más crítico del año: entre abril y agosto.

Entre las disposiciones dadas a conocer este miércoles por el intendente de Santiago, Álvaro Erazo, figuran algunas "permanentes" y otras "transitorias", que se aplicarán en caso de que se decrete "alerta", "preemergencia" o "emergencia" ambiental.

Como medida "permanente", se optó por mantener la prohibición de circular a vehículos sin convertidor catalítico, cuyas patentes terminen en cuatro dígitos diferentes de lunes a viernes entre el 1 de abril y el 31 de agosto.

La restricción aumentará a seis dígitos en caso de "preemergencia" y a ocho cuando se trate de una "emergencia" ambiental.

Tampoco se podrá efectuar quemas agrícolas entre el 1 de abril y el 31 de agosto (la veda, en años anteriores, comenzaba el 1 de mayo), se sumarán cuatro nuevas estaciones de control del aire a las siete ya existentes y se incrementará la fiscalización gubernamental.

El gobierno aplica desde 1998 el denominado Índice de Calidad del Aire Particulado (ICAP) para determinar los episodios críticos.

Este indicador incluye el promedio diario de microgramos (una millonésima de gramo) de PM 10 (partículas sólidas o líquidas con menos de 10 micrómetros —millonésima de metro— de diámetro) presentes en cada metro cúbico de aire.

Las cuatro categorías del ICAP son "bueno" (menos de 100 microgramos por metro cúbico), "regular" (entre 100 y 200), "malo" (entre 200 y 300) y "crítico" (entre 300 y 500).

Si el ICAP es superior a 200 se decreta estado de "alerta ambiental", si es mayor a 300 "preemergencia" y cuando supera 500 se declara "emergencia", por el daño que estas partículas representan al ingresar al sistema respiratorio humano.

El objetivo del paquete de medidas del gobierno no es muy ambicioso en esta materia: pretende no superar las 22 "alertas ambientales" y las seis "preemergencias" que se registraron en 2007.

Antes de hacerse efectivos los anuncios, la polémica se concentró en las discrepancias entre las autoridades ambientales y las de transporte sobre las restricciones a la circulación de vehículos con "sello verde", es decir, que cuentan con convertidor catalítico, durante los días de "preemergencia".

Y la pugna la ganó el Ministerio de Transportes: en vez de fijar los cuatro dígitos de restricción que preveía para este año un decreto de Ley de 2007, el gobierno decidió dejar éstos en dos.

El intendente Erazo argumentó que una restricción de cuatro dígitos para los vehículos catalíticos significaría que unas 250.000 personas más utilizarían el frágil transporte público, lo que conllevaría a un colapso, principalmente, del tren metropolitano subterráneo.

También se esperaba que las autoridades prohibieran el encendido de todo tipo de chimeneas a leña, pero la medida se mantuvo sólo para cuando haya alerta ambiental.

Organizaciones ambientalistas reclaman, como soluciones de fondo, que se detenga la expansión de la ciudad, que se mejore el transporte público, que se aumente la superficie de áreas verdes y que la industria utilice combustibles más limpios.

A juicio de Pérez, el gobierno debería incentivar a las empresas a instalarse en otras ciudades.

El experto también criticó el hecho de que aún no se establezcan normas para el material particulado fino (PM 2,5 o menor de 2,5 micrómetros de diámetro), más dañino para la salud que el PM10, y que no se informe a la población sobre sus niveles en las diferentes comunas de la región.

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