SIDA-EEUU: Aumento de fondos con condiciones

En una muestra inusual de cooperación política en Estados Unidos, el presidente George W. Bush y los líderes del oficialismo y oposición en el Congreso acordaron un proyecto de ley que prevé 50.000 millones de dólares por cinco años para combatir el sida, el paludismo y la tuberculosis.

La iniciativa, defendida por Bush en una conferencia de prensa brindada este jueves, extiende el contenido de una ley aprobada en 2003 con idéntico propósito y establece destinar a esta área de salud 20.000 millones de dólares más que los solicitados por el mandatario en su discurso anual de enero sobre el "Estado de la Unión".

También limita algunos recortes que el gobierno del Partido Republicano había efectuado al Plan Presidencial de Emergencia de Socorro contra el Sida (Pepfar, por sus siglas en inglés), que administró 15.000 millones de dólares en los últimos cinco años.

El proyecto de ley, ya resuelto en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes el miércoles y que probablemente será aprobado en sesión plenaria a mediados de marzo, incluye 5.000 millones de dólares para combatir el paludismo o malaria y otros 4.000 millones para la lucha contra la tuberculosis.

Los legisladores "aprobaron un buen proyecto bipartidista, que mantiene los principios que han hecho efectivo a este programa", indicó Bush, quien acaba de regresar de una gira de una semana por África.
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Agregó que se reuniría luego con los congresistas que negociaron el acuerdo para darles las gracias y que deseaba que la iniciativa se convierta en ley lo antes posible.

Activistas elogiaron el proyecto como un gran paso adelante, aunque criticaron a los dirigentes del opositor Partido Demócrata por acceder demasiado fácilmente a las demandas de los republicanos para imponer restricciones al financiamiento que ofrece el Pepfar, fundamentalmente para complacer a la derecha cristiana.

"Este histórico acuerdo salvará millones de vidas si resulta aprobado con los fondos previstos en el texto del proyecto", dijo Paul Zeitz, director de la Alianza Mundial contra el Sida.

"Sin embargo, nos consterna que no se permita usar fondos para planificación familiar", agregó. La versión original del proyecto contemplaba el financiamiento de programas de salud reproductiva, pero ese capítulo fue desechado en la negociación final.

Según las disposiciones del Pepfar, no es posible otorgar asistencia a centros de salud que ofrecen asesoramiento en material de planificación familiar, realizan abortos o incluso promueven la liberalización de las leyes que lo penalizan.

El proyecto también mantiene la prohibición de otorgar fondos a organizaciones que se nieguen a adoptar una política explícita contra "la prostitución y el tráfico de personas". Esta demanda, también originada en la derecha religiosa, frecuentemente impide asistir a mujeres dedicadas al comercio sexual, las más expuestas a contraer el sida.

"Esa exigencia limita severamente la capacidad para ofrecer a las trabajadoras sexuales medidas efectivas de prevención", señaló Serra Sippel, directora del Centro para la Salud y Equidad de Género, con sede en Washington.

Entre otras iniciativas, el Pepfar financia tratamientos antiretrovirales para 1,3 millones de personas con sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en África subsahariana, en comparación con las 50.000 que los recibían en 2003, según la Casa Blanca.

El programa también otorgó asistencia a más de 2,7 millones de huérfanos, cuyos padres murieron a causa del sida, y niños infectados con VIH (el virus de inmunodeficiencia humana que causa la enfermedad.

A pesar de los elogios al monto contemplado en el proyecto, el Pepfar recibe críticas a causa de las restricciones que impone.

Además de las referidas a la planificación familiar, el aborto y la prostitución, el programa requiere que un tercio del dinero se dedique a promover la abstinencia sexual y la fidelidad en el matrimonio. La mayoría de los expertos consideran que esto tiene poco o ningún efecto en la prevención de la enfermedad y que incluso puede ser contraproducente.

Un informe de 2006 de la Contraloría General de Estados Unidos reveló que los fondos destinados a promover la fidelidad y la abstinencia llevaron a introducir recortes en los programas para prevenir el contagio del sida de madre a hijo.

El proyecto que ahora tratan los legisladores, sin embargo, ha flexibilizado en parte esas exigencias.

Asimismo, establece que el gobierno designe a una sola persona para coordinar todos los esfuerzos de Washington contra la malaria y apoya la adopción de la estrategia de la Organización Mundial de la Salud para combatir la tuberculosis.

Sin embargo, hay quienes señalan que, de los 50.000 millones de dólares contemplados, sólo 37.000 millones se dedicarán a programas específicos contra el sida y que hace falta más dinero para atender las necesidades inmediatas.

"El proyecto propone asegurar que sólo tres millones de personas reciban tratamiento, un millón menos que los que deberían tenerlo según el compromiso de Estados Unidos de ofrecerlo a un tercio de quienes se encuentran en estado de necesidad crítica", dijo Kaytee Riek, del Proyecto de Acceso Global a la Salud.

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