Mientras Colombia y Nicaragua se enfrascan en un agresivo intercambio de reclamos y denuncias por el dominio de una vasta plataforma continental en el mar Caribe, analistas y diplomáticos llaman a ambos países a dialogar y evitar un clima de hostilidad que afecte a América Latina.
Varios especialistas en derecho internacional consultados por IPS descartaron la posibilidad de un conflicto bélico, si bien se advierte un escalamiento de "hostilidades diplomáticas", según dijo a IPS el director ejecutivo del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas, Javier Meléndez.
"Un conflicto bélico es impensable, pero el diplomático es inevitable", dijo Meléndez. Nicaragua "ha mantenido por casi 20 años una vocación de resolución pacífica en los conflictos internacionales" y el sentido común debe indicar al gobierno que no es bueno buscar enfrentamientos con el país sudamericano, sostuvo.
"Colombia, con todo y su conflicto militar interno, es un gigante militar en América Latina. Nicaragua tiene un ejército reducido a una especie de súper policía que se ha preocupado por mantener alguna capacidad operativa para combatir expresiones como la narcoactividad y seguridad interna", describió Meléndez.
Parte de la efervescencia diplomática se debe a la influencia del presidente venezolano Hugo Chávez en los asuntos bilaterales de Bogotá y Managua, opinó.
"Antes de la gestión del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, las relaciones con Colombia han sido esencialmente buenas", y hoy día "hay que verlas desde la perspectiva del evidente peso que la política exterior venezolana tiene sobre la nicaragüense", observó Meléndez.
En su opinión, la relación Nicaragua-Venezuela, gobernadas por izquierdistas, es "análoga" a la de Colombia-Estados Unidos, con administraciones de corte derechista, y eso incide en que el diferendo territorial sea trasladado al campo de las ideologías políticas.
Colombia sostiene que su frontera con Nicaragua se sitúa en el meridiano 82 en el mar Caribe, lo que es rechazado por Managua. El litigio fue llevado por el gobierno nicaragüense ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, en 2001.
En diciembre del año pasado, el tribunal desestimó una parte de la demanda nicaragüense, referida a la cuestión de la soberanía de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, pero estableció su jurisdicción para entender en la delimitación de la frontera marítima caribeña entre los dos países.
Mientras la Corte convoca a los países y fija fechas para las audiencias y el intercambio de pruebas, los dos gobiernos han cruzado advertencias y denuncias de violación del territorio en disputa, que ambos reclaman como "su mar".
El presidente Ortega ha dicho que mientras el tribunal no falle, los barcos nicaragüenses tienen derecho a pescar en lo que considera parte de su plataforma "y más allá".
Su par colombiano Álvaro Uribe ha señalado que su país mantendrá el meridiano 82 como línea fronteriza hasta que el tribunal se pronuncie.
Ortega denunció en la primera semana de febrero que pescadores nicaragüenses que circulaban en aguas próximas a esa coordenada fueron amenazados por una fragata de la armada colombiana.
Bogotá puso en duda la denuncia, si bien anunció una investigación. Pero el canciller colombiano Fernando Araújo dijo que la postura de Nicaragua podría crear caos en la zona y "Colombia podría pensar que sus fronteras se extienden hasta las costas de Nicaragua".
Las declaraciones del diplomático fueron consideradas por el gobierno de Ortega como "amenazas inaceptables".
Casi al mismo tiempo, el presidente nicaragüense acogió una propuesta de Chávez de crear un cuerpo militar integrado por los ejércitos de los países miembros de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que integran Bolivia, Cuba, Dominica, Nicaragua y Venezuela.
A partir de entonces, el canciller nicaragüense Samuel Santos inició un recorrido por varios organismos internacionales denunciando la postura de Colombia.
"Sobre los límites marítimos en el mar Caribe, el gobierno de Colombia ha pretendido desconocer lo resuelto por la Corte Internacional y ha creado un clima artificial de confrontación que no abona en nada al espíritu integracionista que debe regir entre nuestros estados de América Latina", dijo Santos a IPS.
El canciller llevó el caso ante el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon y ante la Organización de los Estados Americanos (OEA). El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, hizo un llamado a ambos países a "mantenerse en paz, mantenerse en calma, mientras la Corte Internacional de Justicia dirime ese asunto".
La última visita de Santos, la tercera semana de febrero, fue a la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ).
El presidente de la CCJ, el hondureño Francisco Darío Lobo, dijo a IPS que mientras el tribunal de La Haya no dicte sentencia, ambos países "lo que tienen que hacer es impulsar el juicio, esa es la tarea jurídica".
Lobo opinó, además, que Bogotá y Managua deben buscar el diálogo bajo la observación de las Naciones Unidas, esperar el fallo final y respetarlo. "Y si un fallo no es cumplido por un Estado, para eso está el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas", recomendó.
El catedrático nicaragüense y experto en derecho internacional Gilberto Bergman recomendó no alentar una confrontación "sin sentido".
"Nicaragua y Colombia deben negociar, deben hablarse de frente y buscar un clima de paz, no podemos estar con discursos alarmistas que afecten a la región de América Latina", insistió.
Pero las acciones siguen agitando las aguas en disputa. La fuerza naval nicaragüense capturóó tres embarcaciones colombianas y hondureñas en la zona en litigio en menos de 12 días.
Ante la acción, Uribe llamó a sus compatriotas a "que seamos totalmente respetuosos de la costa y de las aguas de Nicaragua, del estatus del meridiano 82". Pero su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, sostiene la presencia de la fuerza naval colombiana en la zona del conflicto.
