Las negociaciones para poner fin a la violencia y el caos político en Kenia ingresaron este lunes en su tercera semana, en medio de trascendidos sobre la posibilidad de que finalmente se llegue a un acuerdo en torno a un gobierno compartido.
El llamado Diálogo Nacional y Reconciliación es presidido por Kofi Annan, ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, quien actúa como mediador entre el presidente Mwai Kibaki, líder del Partido de Unidad Nacional (PNU, por sus siglas en inglés) y el opositor Raila Odinga, del Movimiento Democrático Naranja (ODM).
La violencia estalló luego de las elecciones del 27 de diciembre, en las que Kibaki se proclamó ganador. La oposición y observadores internacionales denunciaron la existencia de un fraude masivo. Más de 1.000 personas murieron y alrededor de 300.000 resultaron desplazadas por el conflicto.
Los observadores estiman que los representantes del ODM en las negociaciones han dejado de lado su insistencia respecto de la renuncia de Kibaki como paso previo a la realización de nuevas elecciones y que el PNU ya no reclama que las denuncias de fraude se planteen ante los tribunales.
La oposición rechazó esa posibilidad por considerar que los jueces no serían imparciales.
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"Inicialmente, nuestra posición fue que habíamos ganado las elecciones, que Kibaki debía renunciar y que nosotros teníamos que asumir la presidencia. Pero ya no somos intransigentes en ese punto, estamos dispuestos a ceder", dijo Odinga a los periodistas.
Compartir el poder es una de las alternativas, con Odinga en el cargo de primer ministro. Debería ser creado especialmente para él, ya que no está contemplado en la Constitución de Kenia.
La propuesta del ODM es que el número de ministros que cada partido en el nuevo gobierno sea proporcional al número de bancas obtenidas en las elecciones parlamentarias, realizadas el mismo día que los cuestionados comicios presidenciales.
El ODM obtuvo 97 y el PNU se quedó 43, en la legislatura de 222 miembros.
La oposición también plantea que nuevas elecciones presidenciales sean convocadas en un plazo de tres a seis meses, una posibilidad que el oficialismo rechaza.
Como alternativa se ha sugerido que Kibaki y Odinga compartan el período presidencial de cinco años. El actual mandatario gobernaría durante la primera mitad del mandato y el líder de la oposición lo completaría.
Un fracaso en las negociaciones crearía sin dudas mayores problemas para el país, donde los precios de los combustibles y la comida ya se han incrementado alrededor de 30 por ciento. El caos político también afectó a naciones vecinas, que exportan sus bienes a través de Kenia y dependen de las importaciones desde este país.
Las negociaciones también giran en torno a los problemas humanitarios creados por la violencia post-electoral.
"Los desplazados internos deben ser reasentados inmediatamente. Luego podemos tener un gobierno temporario de unidad, para permitir que el Parlamento trate las reformas constitucionales necesarias para convocar a nuevas elecciones en seis meses", dijo a IPS Florence Machio, coordinadora regional de la no gubernamental Africa Woman, con sede en Nairobi.
El gobierno ya comenzó el reasentamiento de los desplazados. El ODM y el PNU también acordaron establecer una comisión de la verdad y reconciliación para investigar los episodios de violencia de las últimas semanas.