Un día después de la difusión del Informe Winograd, que detalla los errores de las autoridades de Israel en la guerra de Líbano de 2006, el ex primer ministro derechista Benjamin Netanyahu exigía la renuncia del actual jefe de gobierno, Ehud Olmert.
El estudio, divulgado el 30 de diciembre, asignó culpas, según Netanyahu, "a los tres capitanes". Ya renunciaron dos de ellos: el ex ministro de Defensa Amir Peretz y el ex jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas Dan Halutz. Sólo falta Olmert
"El estrato político y su líder, Olmert, se rehúsan a asumir la responsabilidad y exhibir integridad personal y liderazgo, que es lo que reclama la mayoría de la gente", señaló Netanyahu.
El conservador partido Likud, que Netanyahu lidera, es un estrecho aliado de los cristianos sionistas de Estados Unidos, una de las bases de sustento del gobierno de George W. Bush.
El Likud "está a la espera, con un discurso duro respecto de Gaza e Irán, y afirma que Olmert debe atacar rápido y con 'fuerza desproporcionada' a los terroristas palestinos", escribió en su blog Joel C. Rosenberg, un ex asesor de Netanyahu.
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Según Rosenberg, el ex primer ministro sostiene que "en una guerra de desgaste el enemigo ataca y uno reacciona, el enemigo golpea con más fuerza y uno responde con más fuerza. Esta escalada gradual de la violencia es la antítesis de la disuasión".
"La disuasión siempre implica el uso de fuerza desproporcionada. Debemos pasar del concepto de guerra de desgaste al de disuasión, que finalmente llevará a la remoción del régimen" del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), "porque mientras exista continuará armándose y persistirá en sus ataques", señaló Netanyahu.
El líder del Likud también reclamó un nuevo liderazgo, que sólo podrá lograrse llamando a elecciones anticipadas para desplazar a Olmert. Según las encuestas, si eso sucediera, Netanyahu sería, con seguridad, el próximo primer ministro.
Para Rosenberg, y para los cristianos sionistas estadounidenses, el mayor atractivo de Netanyahu es su oposición a cualquier acuerdo de paz en Medio Oriente que divida Jerusalén e instale en su barrio oriental la capital de un Estado palestino independiente.
Netanyahu dijo a fines de enero, ante el Congreso Mundial Judío reunido en Nueva York, que Israel no puede continuar una política de "paz virtual con un socio virtual".
En lugar de entregar territorio a cambio de paz, propuso dar impulso a la economía palestina como forma de prevenir que grupos como Hamas o la organización terrorista Al Qaeda tomen control de las áreas de Judea y Samaria (como los conservadores judíos denominan a Cisjordania) administradas por la Autoridad Nacional Palestina.
"Si desarrollamos la economía palestina, vamos a impedir que los combatientes islamistas obtengan nuevos reclutas", declaró Netanyahu al diario Jerusalem Post. "La prosperidad económica hará más por la paz que mil conferencias."
"Es claro que si abandonamos Judea y Samaria vamos a encontrar a Hamas al otro lado de la frontera anterior a 1967", cuando en la Guerra de los Seis Días Israel ocupó el Sinaí, Gaza, Cisjordania y las alturas del Golán a sus adversarios árabes, Egipto, Jordania y Siria. "Y ellos tienen los cohetes", agregó.
El panorama político en Israel es incierto.
"Los tres principales partidos están liderados por primeros ministros que fracasaron en sus gestiones", dijo a IPS Gershom Gorenberg, un colaborador del sitio de Internet progresista The American Prospect. Se refería a Olmert, Netanyahu y al laborista Ehud Barak,
"A pesar de los errores de Olmert, es poco probable que haya elecciones anticipadas este año", agregó.
"Los comicios, usualmente, se adelantan algunos meses, no un par de años. Cuando la campaña real comience, los tres partidos principales elegirán nuevos líderes. Los fracasos de Netanyahu serán recordados por sus rivales dentro del Likud y en los otros sectores también", señaló Gorenberg.
Las encuestas solo son importantes en años electorales, lo que no ees el caso, argumentó. Para cuando eso suceda, "habrá un nuevo presidente en Estados Unidos y la 'hoja de ruta' para el acuerdo de paz en Medio Oriente estará en los archivos, para ser analizado por los historiadores como un fracaso diplomático".
Y la influencia de los cristianos sionistas estadounidenses, con suerte, ya no será relevante, agregó Gorenberg.
Mientras Netanyahu juega su carta política, el enfrentamiento con Olmert parece estar moviéndose al territorio de Larry Flint, polémico editor de la estadounidense revista pornográfica Hustler.
Flynt publicó avisos ofreciendo un millón de dólares a cualquier persona que ofreciera "evidencia documentada de relaciones sexuales ilícitas" de Olmert.
Jerusalem Post, citando un informe emitido por el canal 2 de Israel, señaló que "figuras no identificadas de la derecha estadounidense e israelí están dispuestas a pagar mucho dinero a quien aporte evidencias suficientes para obligar a Olmert a renunciar".
El canal 2 mencionó la grabación de "una conversación entre un hombre de negocios no identificado y un investigador privado contratado para obtener la información" que podría incriminar a Olmert.
"Piénselo. Varias personas influyentes a nivel mundial están detrás de esta iniciativa. Olmert no es bueno para los judíos. Usted sabe mejor que yo que es muy malo para los judíos", habría dicho el investigador.
Según esta versión, el detective agregó que "personas muy ricas" a nivel mundial se pusieron como objetivo desestabilizar al primer ministro israelí. Su tarea, agregó, también sería la de hallar evidencia de que Olmert es "corrupto y mentiroso".
* Bill Berkowitz es un veterano observador del movimiento conservador. Su columna, Conservative Watch, pasa revista a las estrategias, protagonistas, instituciones, victorias y derrotas de la derecha estadounidense.