La prevención podría ser el mejor remedio para la desnutrición infantil, según un estudio publicado en la prestigiosa revista científica británica The Lancet.
En base a la evidencia aportada por programas de nutrición en Haití, los especialistas concluyeron que las acciones preventivas, en niños y niñas, han tenido más impacto en la resolución de este problema que las terapias de "recuperación" de quienes ya se encontraban parcialmente mal alimentados.
"La experiencia en Haití tiene importancia global porque, sin importar dónde vivan, todos los infantes tienen durante sus primeros dos años las mismas necesidades nutricionales para alcanzar un desarrollo adecuado", explicó Purnima Menon, una de las autoras del informe.
Según la Alianza Global para la Mejora de la Nutrición, las deficiencias de vitaminas y minerales provocan la muerte de un millón de niños antes de cumplir cinco años. Asimismo, 100.000 nacen con defectos físicos que pueden ser prevenidos.
Otros estudios de varias universidades estadounidenses muestran la relación entre la pobreza de los bebés y niños con dificultades en el desarrollo del cerebro, entre las que se encuentran problemas de memoria y lenguaje, según informó el diario británico Financial Times.
[related_articles]
Sin embargo, durante las últimas dos décadas, la mayoría de las agencias de desarrollo han centrado sus esfuerzos en programas de recuperación, según Marie Ruel, la principal autora del estudio de The Lancet.
Ruel explicó que la reticencia a los programas de prevención se debe a que tratan a todos los niños de cierta edad, en una comunidad determinada, sin tener en claro cuáles de ellos sufrirían desnutrición si esos planes no se hubieran aplicado.
Además, las evidencias sobre las razones por las cuales los programas de ayuda deberían haber estado en la prevención han sido escasas. Hasta ahora.
Los autores del estudio subrayan que, además de invertir en programas preventivos, es importante ofrecer asistencia nutricional a los niños
La mayoría de los programas de recuperación son de ayuda hasta que los niños llegan a los cinco años, en algunos casos. "Hemos visto que después de los dos años, quizás tres, se puede alimentar a un infante y que no se recuperará, en cuanto a su peso. Después de los tres años se demostró que las intervenciones no los ayudan", dijo Ruel.
El estudio en Haití "es especialmente importante para Asia meridional, que tiene la mayor tasa de desnutrición en el mundo y alberga más cantidad de niños malnutridos", señaló Menon.
Según los especialistas, aproximadamente 47 por ciento de los niños y niñas en India tienen bajo peso. Las carencias nutricionales son asimismo notablemente altas en las zonas rurales de América Central y en la región de la cordillera de los Andes.
Atender la desnutrición en estas áreas no sólo es vital desde el punto de vista de la salud, sino que reporta beneficios económicos con el paso de los años.
Un estudio realizado en Guatemala durante 35 años demostró que dar a los niños un suplemento alimenticio con alto contenido de vitaminas, durante sus primeros dos años de vida, incrementó sustancialmente su fortaleza cuando se volvieron adultos.
"Así como necesitamos invertir en infraestructura, debemos invertir en los niños", dijo Renaldo Martorell, uno de los investigadores que elaboró ese informe y profesor de Nutrición Internacional en la Universidad Emory, de Estados Unidos.
"El estudio cambió completamente nuestro enfoque de la desnutrición infantil", según Lesly Michaud, coordinadora de salud maternal e infantil en Haití de la no gubernamental World Vision, la mayor distribuidora de ayuda del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas.