Deudores hipotecarios a punto de ser desalojados obtuvieron en Estados Unidos un alivio provisorio, a través de una iniciativa improvisada sobre la marcha por el gobierno y un grupo de bancos tenedores de casi la mitad de esos préstamos para vivienda.
La medida contempla suspender las ejecuciones hipotecarias y darles tiempo a los deudores para que negocien un plan de pagos o modifiquen las condiciones de los créditos que tomaron.
Denominada "Proyecto Salvavidas", la iniciativa fue anunciada cuando cunden señales de gran deterioro en economía estadounidense.
Bush también aprobó este miércoles reembolsos impositivos e incentivos para las empresas por 168.000 millones de dólares, en un intento de evitar una prolongada recesión.
Una señal del agravamiento de la crisis es que el "salvavidas" estará disponible para todos los deudores de los bancos que participan de esta iniciativa. Hasta ahora, las medidas de alivio estuvieron dirigidas sólo a los morosos con pocos antecedentes financieros que aceptaron los préstamos de alto riesgo, y altas tasas de interés, que dispararon la crisis.
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Entre las instituciones que apoyan el plan figuran el Bank of America, Citigroup, JP Morgan Chase & Co, Wells Fargo & Co, Countrywide Financial y Washington Mutual.
"Se trata, literalmente, de un salvavidas para las personas que se encontraban en las etapas finales de la ejecución hipotecaria", dijo el secretario (ministro) de Vivienda y Desarrollo Urbano, Alphonso Jackson.
En cambio, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, se mostró más reservado.
"Ningún programa puede incluir a cada deudor en problemas dentro del proceso de evaluación y no podemos ayudar a quienes optaron por no honrar sus obligaciones", afirmó.
Sin embargo, agregó, "tiene el potencial de ofrecer nuevas soluciones a las personas responsables que quieren conservar sus viviendas".
"Por supuesto, habrá propietarios que no harán nada y otros que simplemente se desentenderán de sus hipotecas, particularmente aquéllos que pusieron poco o nada de dinero como pago inicial y cuya deuda excede el valor de mercado de sus casas", dijo Paulson.
El senador Chris Dodd, del opositor Partido Demócrata, presidente de la Comisión de Bancos, Vivienda y Asuntos Urbanos de la cámara alta, consideró que la iniciativa es inadecuada.
"Este plan, aunque es un paso en la dirección correcta, no detendrá la ola de millones de ejecuciones hipotecarias que enfrentaremos en los próximos meses", aseguró.
Paulson, quien hasta hace poco se había opuesto a una moratoria en los desalojos, señaló: "Buscaremos nuevas oportunidades para tratar de evitar ejecuciones que pueden prevenirse. Pero ninguno de estos esfuerzos son una 'bala mágica' que resolverá los excesos de los últimos años."
El plan anterior, lanzado a fines del año pasado, congeló los intereses de las hipotecas de alto riesgo durante cinco años.
Típicamente, esos préstamos ofrecían tasas artificialmente bajas en un comienzo, para atraer a los tomadores de crédito, pero se incrementaban rápidamente después del primer año.
Las nuevas medidas se hicieron necesarias por dos razones.
En primer lugar, sólo unos pocos se beneficiaron hasta el momento con los planes de alivio de la deuda. Paulson reconoció que apenas 16 por ciento de los alrededor de 775.000 deudores en situación de riesgo respondieron las cartas que les enviaron las entidades bancarias.
En segundo término, la crisis se está extendiendo. Los analistas destacan que a medida que cae el valor de mercado de las propiedades, y los bancos hacen más severas las condiciones para otorgar préstamos, incluso quienes tienen un buen historial financiero se están atrasando en los pagos de cuotas y sus tarjetas de crédito. Su número va en aumento y a ritmo acelerado.
Algunos políticos comenzaron a advertir que se avecina una crisis con las tarjetas de crédito mucho más grave que la de las hipotecas de alto riesgo.
A pesar de todo, este lunes Bush envío al Congreso legislativo su informe económico anual sin alterar la estimación de un crecimiento de 2,7 por ciento en el producto interno bruto (PIB) durante 2008.
Los economistas del sector privado, en cambio, señalaron que la economía sólo crecerá 1,6 por ciento. A fines de enero, el Fondo Monetario Internacional redujo su predicción de crecimiento del PIB estadounidense a 1,5 por ciento y advirtió que podría reducirse a apenas 0,8 por ciento durante 2008, por debajo del aumento de la población, que se prevé será de 0,9 por ciento.