La apertura de la frontera entre Egipto y el territorio palestino de Gaza, ahora vuelta a cerrar, marca la necesidad de nuevos protocolos consistentes con las cambiantes realidades políticas.
Alrededor de medio millón de palestinos irrumpieron el 23 de enero en Rafah, en el norte de la península del Sinaí, tras la destrucción de partes del muro de 14 kilómetros que separa a Egipto de la Franja de Gaza.
La brecha fue considerada por algunos analistas un triunfo para el movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), que se arrogó el control de Gaza en junio de 2007.
Hamas, que triunfó en las elecciones legislativas de enero de 2006, no reconoce a Israel.
"La última crisis llevará inevitablemente a un nuevo acuerdo en materia de seguridad entre egipcios y palestinos a fin de regular el cruce fronterizo en Rafah", dijo a IPS el analista político y ex editor del semanario opositor Al-Karama, Abdel-Halim Kandil.
Tras casi dos años de padecer el embargo israelí, la mayoría de los palestinos de Gaza aprovecharon la brecha para comprar comestibles y medicamentos.
Todas las otras vías de ingreso o salida de Gaza fueron selladas herméticamente por Israel tras su "retirada" en 2005.
El Cairo toleró la irrupción aduciendo una preocupación de carácter humanitario por los 1,5 millones de palestinos asediados.
"Déjenlos entrar y comprar alimentos mientras no posean armas", declaró el presidente egipcio Hosni Mubarak el primer día de abierta la brecha.
La frontera volvió a cerrarse el 3 de este mes, luego de que el grueso de los palestinos itinerantes hubiera regresado a sus hogares.
Tras el cierre oficial, en coordinación con oficiales de la policía controlada por Hamas, hubo pocos enfrentamientos entre fuerzas de seguridad egipcias y palestinos.
La ruptura del muro violó un acuerdo de seguridad, patrocinado por Estados Unidos en 2005, entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El acuerdo, del que El Cairo no es signatario, exige la presencia de observadores europeos en Rafah a fin de controlar todos los movimientos desde y hacia afuera del territorio y habilita un control permanente del cruce por Israel.
Pero los observadores europeos abandonaron Rafah en junio, pocos días antes de que Hamas se arrogara el control de Gaza, y ya no regresaron aduciendo problemas de seguridad y paralizando por completo el tránsito fronterizo.
Antes de la última irrupción, El Cairo mantuvo casi totalmente cerrados los cruces en la zona, pese a las protestas de Hamas, por deferencia al acuerdo entre Israel y la ANP.
Los críticos del acuerdo sostienen que éste relegó a Egipto al papel de portero e hizo cómplice a El Cairo del sitio de Israel.
La última apertura de frontera puede significar una oportunidad para que este país "recupere cierta soberanía" sobre su zona limítrofe con la franja de Gaza, según Kandil.
"Egipto puede beneficiarse de un nuevo acuerdo más realista con los palestinos", sostuvo. "También puede ser una oportunidad para que este país aumente sus muy limitadas fuerzas en la frontera".
Bajo el actual acuerdo de paz entre Egipto e Israel, firmado en la residencia del presidente estadounidense en la nororiental localidad de Camp David, la presencia de fuerzas de seguridad de este país en la frontera con Gaza está limitada a un máximo de 750 policías.
Desde el último cierre, El Cairo mantuvo conversaciones separadas con representantes de Hamas y la ANP, pero no logró sellar un acuerdo definitivo con ninguna de las partes.
Funcionarios de la ANP insisten en mantener el acuerdo de 2005 y se niegan a aceptar que Hamas supervise la frontera.
Por su parte, integrantes del movimiento islámico denunciaron el acuerdo y rechazaron categóricamente el papel de Israel en la administración del cruce fronterizo de Rafah.
La frontera sigue cerrada, pero la última crisis resultó positiva para Hamas. Además de romper físicamente el sitio impuesto por Israel, el episodio obligó a El Cairo a mantener conversaciones con la organización resistente.
"El Cairo no había reconocido oficialmente la autoridad de Hamas en Gaza hasta ahora, prefiriendo respaldar a la ANP en Cisjordania", dijo a IPS Gamal Zahran, profesor de ciencias políticas de la Universidad del Canal de Suez y legislador independiente de izquierda.
"Pero tras la apertura de la brecha, Egipto se dio cuenta de que tenía que lidiar con Hamas, al menos de forma no oficial, para asegurar su frontera", indicó.
Representantes de Hamas se reunieron con funcionarios de seguridad egipcios el 23 de este mes en Al-Arish, unos 40 kilómetros al oeste de Rafah.
No se llegó a un acuerdo definitivo, aunque Hamas anunció poco después que El Cairo había prometido liberar a una veintena de palestinos detenidos hace poco en el norte de la península del Sinaí.
Pero otros observadores minimizaron la noción de que la posición política de Hamas había mejorado a raíz de los últimos acontecimientos.
"Hamas no cosechó ningún triunfo de la última crisis", dijo a IPS Emad Gad, analista del semi-estatal Centro de Estudios Estratégicos y Políticos Al-Ahram y experto en asuntos israelíes.
"Hamas simplemente presentó a Egipto un hecho, pero la frontera fue rápidamente cerrada", añadió.
En cuanto al diálogo último entre El Cairo y Hamas, sostuvo que "Egipto, en tanto a favor de la causa palestina, está obligado a conversar con Hamas acerca de la situación en la frontera. El gobierno no será indiferente mientras se mueren de hambre en Gaza", añadió.