La renuncia del presidente cubano Fidel Castro a ser reelegido jefe de Estado tuvo diversas reacciones en el sudoriental estado estadounidense de Florida, donde reside la mayor población originaria de la isla caribeña.
Ahora que Castro dio un paso al costado, comenzó un debate sobre si las generaciones más jóvenes de cubano-estadounidenses, que apoyan en su mayoría al gobernante Partido Republicano desde la fallida invasión a Bahía de Cochinos en 1961, se inclinarán al opositor Partido Demócrata.
"Será peligroso para los republicanos dar por sentado el voto cubano-estadounidense", señaló Damien Fernandez, del Instituto de Investigación Cubano de la Universidad Internacional de Florida en Miami.
"Los estadounidenses, en especial los residentes de Florida, respaldan al pueblo cubano que sigue bajo la opresión del régimen de Castro", declaró el gobernador de Florida, el republicano Charlie Crist, en Tallahassee, capital del estado.
"Lamentablemente, la dictadura continúa con la sucesión del poder a su hermanos Raúl Castro y los estadounidenses de Florida debemos seguir abogando por elecciones libres y democráticas en Cuba, por la libertad de presos políticos y por el respeto a los derechos humanos, como lo detalla la Convención de Ginebra", añadió.
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Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes de Florida, el republicano Marco Rubio, nacido en Miami, empleó un lenguaje mucho más duro.
"Esto es una farsa total. Fidel Castro no es el presidente de Cuba ¿Cuándo fue elegido?", declaró Rubio a la prensa en Tallahassee.
"La gente habla del tema en las cafeterías, pero no sé si habrá un gran cambio", sostuvo Patrick Manteiga, editor del periódico La Gaceta de Ybor-City, el único de Estados Unidos publicado en tres idiomas: inglés, italiano y español.
Ybor-City es el distrito cubano-estadounidense de Tampa.
De los tres candidatos a la presidencia de Estados Unidos, los senadores republicanos Hillary Rodham Clinton y Barack Obama y el republicano John McCain, "Obama probablemente ofrece la mayor posibilidad de abrir el proceso a fin de forjar relaciones diplomáticas entre el gobierno cubano y el estadounidense", indicó Manteiga.
"En algunos discursos señaló que enviaría a alguien hasta aquí para iniciar el diálogo. Si funciona o no, o tan siquiera cumple, es otra historia", apuntó.
"Históricamente la relación entre esta ciudad y La Habana ha sido fuerte. Si vas a Cuba y lees libros de historia publicados allí, verás que Tampa aparece mencionada muchas veces", explicó Manteiga. "La comunidad cubano-estadounidense de aquí tiene una postura mucho más moderada respecto de Fidel Castro que la de Miami".
"Esta renuncia es por dinero", sostuvo el director ejecutivo de la Alianza para la Fundación de una Política Cubana Responsable, Albert Fox hijo.
"Hay muchos hombres de negocios cubanos en Miami, algunos de los cuales son muy ricos, y están a la espera de que ocurra algún tipo de acontecimiento explosivo en Cuba para volver a la isla, montar sus empresas y hacer mucho dinero", añadió.
Fox viajó 65 veces a Cuba en los últimos ocho años por actividades humanitarias y de investigación.
"Debemos lograr que los cubanos tomen conciencia de su situación política, no de cómo las diferentes personas quieren que sea. Nuestra organización ni sueña con decirles qué tienen que hacer. Cualquier cambio al que aspiren, lo tendrán que forjar por sí solos", prosiguió.
Al igual que Manteiga, Fox también cree que Obama, de los tres candidatos, es el que seguramente promueva un diálogo entre los gobiernos de Estados Unidos y de Cuba e incluso, quizá logre que el Congreso legislativo disuelva el embargo contra Cuba, vigente desde 1963.
"Obama señaló que levantaría la prohibición de viajar a Cuba desde Estados Unidos. Me parece que es el candidato que puede obligar a los estadounidenses a tratar el asunto", dijo Fox a IPS.
"Entiendo que John McCain dijo que de ser elegido presidente mantendría la rienda corta a Cuba. Eso podría desatar una fuerte reacción en su contra en las elecciones presidenciales de noviembre", añadió.
La renuncia de Fidel Castro "será sólo uno de los elementos que los cubano-estadounidenses tendrán en su mente cuando vayan a votar en noviembre", sostuvo Katrin Hansing, una de las directoras del Instituto de Investigación Cubana de la Universidad Internacional de Florida.
"El anuncio definitivamente formará parte del proceso de decisión", dijo a IPS. "Obama parece adoptar la postura radical de que se viene un cambio en las relaciones con Cuba, pero no significa que todos los cubano-estadounidenses vayan a votarlo. Se trata de un grupo muy complicado de personas".
Un asunto más interesante, según Hansing, "es tratar de descubrir si los jóvenes cubanos exiliados en Miami, que no son fervientes opositores a Fidel Castro como sus mayores, saldrán a registrarse y a votar".
"La mayoría de los cubano-estadounidenses de Miami parecen inclinarse por Hillary Clinton, pero eso perfectamente puede cambiar en las próximas semanas pues restan muchas más primarias", indicó Hansing, en alusión a la elección de candidato dentro de cada partido.
Los cubano-estadounidenses de Miami son distintos, apuntó.
"En Los Ángeles, Nueva Jersey o cualquier otra ciudad, esa comunidad tiene muy pocos miembros y pasan por el largo proceso de convertirse en minoría. En Miami, los cubanos dominan la política", explicó.
"Soy sudafricana y fui testigo de la popularidad que le dio a un líder anciano, querido y respetado, como el ex presidente Nelson Mandela (1994-1999), la entrega de poder a una persona más joven", apuntó Hansing.
"Algo similar sucede con la renuncia de Fidel Castro. Sigue siendo venerado y querido por muchas personas en Cuba y su retiro y disposición a entregar el poder puede generarle más simpatías aún", añadió.