Emaddedin Baghi, principal activista contra la pena de muerte en Irán, está preso en la cárcel de Evin luego de ser víctima de un intenso acoso que condujo a su hospitalización y preocupación por un posible ataque cardiaco.
Tres días después de Navidad, Baghi, de 48 años, se enfermó en su celda. Otro prisionero con quien él compartía habitación en el sector de alta seguridad de la prisión dio la voz de alarma.
Baghi fue llevado inmediatamente al hospital penitenciario. Más tarde, el mismo día, sufrió un segundo y serio revés, y el personal médico ordenó que lo transfirieran a un sanatorio civil para realizarle más exámenes y tratamiento.
En este hospital, a Baghi se le permitió recibir visitas de familiares antes de regresar a la cárcel.
La enfermedad de Baghi sobrevino tras semanas de interrogatorios por parte de los servicios de inteligencia de Irán, luego de su arresto el 14 de octubre, según señaló su familia en una declaración del 6 de noviembre formulada a la Agencia de Noticias de los Estudiantes Iraníes después de que recibiera su primera visita.
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Su arresto tenía como fin hacerle cumplir una sentencia de un año impuesta hace cinco años, por presuntamente revelar secretos de Estado y diseminar propaganda contra el país durante sus actividades por los derechos humanos.
En cartas escritas desde la prisión a las autoridades judiciales y al ministro de Inteligencia, Baghi había amenazado con iniciar una huelga de hambre a menos que las autoridades frenaran sus "ilegales torturas psicológicas".
Los interrogatorios en prisión se centraron en las actividades públicas de Baghi como presidente de la Asociación por la Defensa de los Derechos de los Prisioneros. La noche antes de enfermarse en su celda, hubo conmoción en el sector de la prisión donde se encontraba. Luego, él supo que en una celda cercana un estudiante se había suicidado.
En las últimas semanas, decenas de estudiantes fueron arrestados y encarcelados por realizar reuniones y campañas contra la violación de los derechos humanos.
Baghi también había condenado públicamente las violaciones a los derechos humanos y la escalada en las ejecuciones. Poco antes de su arresto, emitió una carta abierta criticando a los partidos reformistas por no manifestarse contra la ola de ahorcamientos lanzada por los exponentes de la línea dura con el excusa de garantizar la seguridad.
Durante 2007, Irán se convirtió en el segundo país más activo en materia de ejecuciones, luego de China. En base a informes publicados en la prensa nacional y confirmados por Amnistía Internacional, el año pasado hubo más de 300 ejecuciones. Esto supone un aumento de 70 por ciento respecto de las registradas en 2006.
Por lo menos seis de los ejecutados en 2007 fueron menores infractores, según Amnistía Internacional. Se cree que más de 70 de los 250 que aguardan la pena de muerte son menores de edad.
Irán ignoró la aprobación de la moratoria a las ejecuciones de Estado, por parte de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 18 de diciembre. Al día siguiente, cuatro delincuentes fueron ejecutados en la prisión de Evin, según informes de prensa.
Desde el 1 de enero, el cadalso de la prisión de Evin fue el más ocupado del país. El 2 de este mes hubo ocho ahorcamientos. Entre ellos, el de una joven, Raheleh Zamani, que asesinó a su esposo tras enterarse de que le era infiel.
En lo que va de 2008 se produjeron por lo menos 23 ejecuciones en diferentes partes del país. También, a cinco ladrones les amputaron manos y pies.
Desde su regreso a la prisión, Baghi es mantenido en el pabellón general, lo que supone una aparente flexibilización de su régimen carcelario debido a las preocupaciones por su salud y a las protestas por su tratamiento de parte de la Unión Europea, Reporteros Sin Fronteras y Human Rights Watch, entre otras entidades.
Las autoridades se movieron rápidamente para impedir cualquier muestra pública de solidaridad. El día 5 bloquearon todos los accesos internos a un sitio de Internet creado por amigos y partidarios de Baghi: www.freedomforbaghi.blogspot.com.
El acoso a este activista por los derechos humanos ocurre tras años de represión.
En 1995, a Baghi lo suspendieron de su puesto como profesor universitario. Inlcuido en la lista negra para cualquier puesto académico o periodístico, fue obligado a trabajar como obrero manual para mantener a su familia.
A fines de los años 90, Baghi ayudó a exponer el papel de los servicios de inteligencia en el asesinato de activistas políticos disidentes y de cinco periodistas. Dos de los asesinados fueron Darioush Forouhar, presidente del Partido Nacional Iraní (INP), y su esposa Parvaneh.
El INP fue el primer partido de Irán en exigir la abolición de la pena de muerte.
Quince agentes terminaron siendo juzgados y hallados culpables de los asesinatos. Pero funcionarios con más responsabilidades nunca fueron llevados ante la justicia.
En 2000, Baghi fue sentenciado a dos años de prisión por sus actividades por los derechos humanos, entre ellas la publicación de un artículo sobre la pena de muerte alegando que la abolición no sería contraria a la ley islámica. Esto indignó mucho al sistema religioso iraní.
En 2005, Baghi fundó la primera organización iraní contra la pena de muerte: la Asociación por el Derecho a la Vida. El mismo año fue honrado con uno de los principales premios a los derechos humanos de Francia, el Premio al Coraje Civil. Pero, como desde hacía tiempo tenía prohibido hacer viajes, no pudo recibirlo personalmente.
En una entrevista con IPS en mayo, Baghi dijo que las autoridades le habían impedido publicar siete libros. Pero esperaba sortear esta prohibición a su última obra contra la pena de muerte, imprimiéndola en Afganistán.
"Para muchos activistas, son sólo los prisioneros políticos quienes realmente importan. Baghi es prácticamente la primera persona aquí que defiende los derechos de los ciudadanos comunes", dijo a IPS un activista y periodista tras enterarse del colapso de Baghi en prisión.
"Ahora Baghi está pagando por defender los derechos de gente que casi nadie más quiso defender", concluyó.