Un flujo de fango oscuro y putrefacto fluye por las calles de la ciudad palestina de Gaza. Se trata de una mezcla nociva de excrementos humanos y animales. El insoportable hedor hace vomitar a los ocasionales transeúntes.
En los últimos días, esa vista es cada vez más común que la venta de alimentos en esta ciudad de la franja de Gaza, ahogada por el incesante sitio israelí.
Cientos de miles de residentes de esta zona palestina, en su mayoría hombres adultos, en una población de 1,5 millones de habitantes, se abrieron paso al vecino Egipto la semana pasada en su afán por comprar provisiones para sobrevivir.
Eso evitó el hambre, pero las calles siguen siendo una cloaca. La lluvia no ayudó. El fango se dispersó y, con él, "el hedor a cloaca", se queja Ayoub al-Saifi, de 56 años, con una mueca de asco y un pañuelo que le cubre la nariz y la boca. "Mi esposa tiene asma y no puede respirar".
Saifi vive cerca de donde se formó un nuevo basural. Era una calle que llevaba a mi casa, indicó Said Ammar, un vecino ingeniero con cuatro hijos. "Empeora día a día", se quejó.
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La planta de tratamiento de cloacas en el barrio de al-Zaytoun, necesita de 20.000 litros de combustible al día para funcionar. Pero la semana pasada, Israel interrumpió todo suministro de combustible y de otros recursos a Gaza. Las consecuencias son catastróficas.
Sin combustible para que la planta funcione, los excrementos regresan, inundan las calles y obstruyen las cañerías. El Ministerio de Salud calificó la situación de catástrofe ambiental.
Los médicos advirtieron también de una catástrofe sanitaria por la posible propagación de cólera y de otras enfermedades. Eso sucede cuando ya no hay atención médica disponible.
"Tuvimos que elegir entre cortar la electricidad a la maternidad donde están los bebés, a los pacientes cardiacos o cerrar las salas de operaciones", informó el doctor Mawia Hasaneen, director de la emergencia del Hospital Al-Shifa, el más grande de esta ciudad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió un comunicado el 22 de este mes en el que advierte de las graves dificultades sanitarias en la franja de Gaza, aislada por el sitio israelí, la frontera egipcia y el mar Mediterráneo.
"Preocupa en especial los frecuentes cortes de electricidad y la limitada energía disponible para hacer funcionar los generadores porque interrumpen el funcionamiento de unidades de atención intensiva, salas de operaciones y de emergencia", reza el comunicado. "En las farmacias, los cortes de energía interrumpieron la refrigeración de suministros médicos perecederos, incluidas vacunas", prosiguió.
"Nuestras preocupaciones actuales son brindar electricidad a los centros hospitalarios, llevar suministros médicos a la zona y que las personas puedan atenderse fuera de Gaza", señaló Christine McNab, directora del Departamento de Comunicaciones de la OMS en Ginebra.
Aun si se levantara del todo el bloqueo, la comunidad internacional debe tomar medidas adicionales, para evitar trastornos mayores, añadió McNab.
Israel impuso restricciones al suministro de combustible y de otros recursos a la franja Gaza con el argumento de que es una respuesta a los ataques con misiles lanzados desde esa zona de Palestina, donde triunfó el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), que no reconoce al Estado judío, en las elecciones legislativas de enero de 2006.
Unos 150 misiles de fabricación casera fueron lanzados desde Gaza hacia Israel, según fuentes oficiales de ese país, desde que comenzó el último asedio. Dos personas resultaron con heridas leves y varias más fueron atendidas por estado de shock.
Israel respondió con disparos desde tanques y ataques de misiles Hellfire lanzados por aviones F-16 que dejaron 76 palestinos muertos y unos 293 heridos desde el 1 de este mes, según fuentes oficiales locales.
Muchos palestinos no culpan a Hamas de la situación, a pesar del sufrimiento.
"Hamas nunca fue el problema. El gran problema siempre fue la ocupación", aseguró Ammar, quien responsabiliza al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, del partido secular Fatah, quien mantiene conversaciones con Israel. Abbas controla la Autoridad Nacional Palestina desde la ciudad de Ramalá, en Cisjordania, desde que Hamas lo expulsó de Gaza. "Abbas no se merece ni uno por ciento del respeto que se ganó el fallecido líder palestino Yasser Arafat (1924-2004). Israel nunca va a encontrar a nadie como él", sostuvo Ammar. "Les dio una oportunidad histórica de crear dos estados. Pero los israelíes lo asediaron", apuntó.
"Mi respeto hacia Hamas creció como nunca antes. Los quiero por su sensibilidad hacia los más débiles", señaló Rajaa Shalil, de 38 años, con cuatro hijos, en Rafah, la frontera con Egipto.
Pero no todos los residentes de Gaza piensan igual. "Tanto Israel como Hamas son responsables de esta situación", protestó Abu Mohammed. "Antes estábamos mejor, pero desde que Hamas tomó el poder de la franja de Gaza por las armas en junio de 2007 no han sido capaces de resolver esto", añadió.