La Organización de las Naciones Unidas (ONU) vive bajo la sombra de amenazas terroristas, que han forzado a algunos miembros de su personal de campo a trabajar desde la seguridad de sus hogares.
La Secretaría General del organismo mundial se ha visto sacudida por el ataque a instalaciones de la ONU en Argelia el mes pasado, que dejaron 17 muertos, sumándose al atentado de agosto de 2003 contra el edificio de su misión en Bagdad.
"En la medida en que la ONU se convierte crecientemente en un blanco en todo el mundo, no deben ahorrarse esfuerzos para proteger a su personal, comenzando con una investigación independiente caracterizada por la transparente sinceridad de su propósito", señaló el sindicato de la organización, con sede en Nueva York.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró a la prensa que estaba muy apenado por la sucesión de ataques terroristas.
"Debe haber diversas áreas en las que deberemos analizar este tema estratégicamente", agregó, desplegando su habitual reticencia para divulgar algunas de las nuevas medidas de seguridad que serán puestas en práctica.
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"Esperamos que los gobiernos anfitriones, en todos los países en los que opera la ONU, ofrezcan la necesaria y adecuada protección. Esto es lo que voy a discutir con los 192 Estados miembro", señaló Ban.
Está en curso una guerra de palabras entre la organización mundial y el gobierno de Argelia, que se opone a cualquier investigación independiente del atentado, fundamentalmente por razones políticas.
Las autoridades argelinas también niegan la acusación de haber ignorado un pedido de la ONU para reforzar las medidas de seguridad, incluyendo el cierre de calles, poco antes del ataque terrorista.
El director local del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Kemal Dervis, cuya oficina fue destruida en el atentado, comentó que al menos en seis países se indicó al personal de la organización que trabajara en sus casas, porque las agencias de la ONU en el terreno se habían convertido en "un blanco más explícito" de grupos extremistas.
Dervis se negó a identificar a esas naciones, pero admitió que Argelia es una de ellas.
Tanto funcionarios como miembros de las fuerzas de paz de la ONU han recibido amenazas en Afganistán, Iraq, Líbano, Somalia y Sudán, entre otros países.
El líder de la organización terrorista Al Qaeda, responsable por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, ofreció una recompensa de 10 kilogramos de oro —alrededor de 322.000 dólares— por las vidas del ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, y su representante especial en Afganistán, Lakhdar Brahimi.
"Desafortunadamente, la mayoría de las personas no distingue entre las Naciones Unidas como 'animal político' y su carácter de organización humanitaria", dijo a IPS un alto funcionario del organismo mundial.
Si una oficina es blanco de un ataque, es el personal quien sufre las consecuencias, no los estados miembro, que son los que disparan los resentimientos políticos en primer lugar, agregó.
Dervis señaló que las víctimas del atentado en Argel no eran soldados "sino, en su mayoría, argelinos que estaban trabajando para la paz, el desarrollo y el alivio del sufrimiento humano".
"Fue tan entristecedor ver, con mis propios ojos, el impacto de este ataque en colegas tan comprometidos con la creación de medios de vida sustentables para los pobres de Argelia, apoyando su acceso a la justicia, fortaleciendo el Parlamento y promoviendo la protección del ambiente", dijo Dervis, uno de los funcionarios de la ONU de más alto rango que visitó el sitio del atentado.
"Nuestros colegas en Argel no perseguían un objetivo político y, definitivamente, no promovían los intereses de un grupo de naciones o personas por sobre los de otras", afirmó Ban en una ceremonia de homenaje a las víctimas.
Asimismo, luego del atentado, Ban se preguntó si los sentimientos de odio hacia la ONU eran una indicación del fracaso en comunicar a la gente la misión del organismo.
Señaló que se debía realizar un mayor esfuerzo para explicar al público y a la prensa el papel del organismo mundial "en todos los lugares donde operamos: por qué estamos allí, qué hacemos, qué representamos y qué no representamos".
"Tenemos que dejar en claro que no estamos allí para representar los intereses de ningún grupo de naciones por sobre los de otras. Debemos dejar en claro que estamos allí para limpiar campos minados, construir escuelas, administrar centros de salud, promover la vigencia de la ley, cuidar el ambiente y proteger los derechos humanos", enfatizó Ban.
En suma, concluyó, "que estamos allí para construir una vida mejor para los hombres, mujeres y niños, porque existimos para servirlos".