KENIA: Se esfuman esperanzas de solución pacífica

El presidente de Kenia, Mwai Kibaki, reelegido en diciembre en comicios cuestionados por acusaciones de fraude, anunció este martes la integración de su gabinete y sepultó así las esperanzas en un acuerdo que ponga fin a la actual ola de violencia.

"Kenia debe prepararse para otra erupción de odio y violencia política", dijo a IPS un empresario estrechamente vinculado con el líder opositor Raila Odinga, quien acusa al presidente de realizar un fraude escandaloso para privarlo de la victoria.

Diversas fuentes señalaron a IPS que ya se han iniciado enfrentamientos en Kisumu, bastión del Movimiento Democrático Naranja que lidera Odinga, y en áreas de Nairobi.

"Kibaki eligió ubicarse a sí mismo y a sus compinches por encima del interés nacional. El resultado puede ser más trágico que lo ya visto hasta el momento", advirtió el empresario.

El 30 de diciembre, tres días después de las elecciones presidenciales, Kibaki se declaró ganador.
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Los primeros informes indicaban que Odinga llevaba varias decenas de miles de votos de ventaja. Además, el oficialismo fue claramente derrotado en los comicios parlamentarios, en los que el Movimiento Democrático Naranja conquistó alrededor de 100 de los 210 escaños en juego.

Tras el anuncio del presidente, estalló la violencia étnica que enfrentó a los kikuyos, que constituyen la base electoral de Kibaki, y a los luos, seguidores de Odinga.

Hasta el momento, más de 1.000 personas perdieron la vida y se registraron episodios que recordaron las imágenes del genocidio en Ruanda hace más de una década.

Bajo la presión de la comunidad internacional, parecía que la dirigencia política de Kenia estaba despertando de la pesadilla de violencia que había envuelto al país en los últimos 10 días.

El presidente de la Unión Africana, John Kufuor, y el subsecretario de Estado (vicecanciller) de Estados Unidos, Jendayi Frazer, fueron quienes más esfuerzos realizaron para buscar una solución pacífica.

Kibaki y Odinga habían acordado iniciar conversaciones el próximo viernes para poner fin al conflicto, que ya causó el desplazamiento forzoso de más de 250.000 personas.

Pero con la designación de la mitad del gabinete —los restantes ministros serán nombrados luego, dijo Kibaki—, las posibilidades de reconciliación parecen heridas de muerte.

En un gesto de rechazo hacia los gestos conciliadores de Odinga, y su decisión de aceptar una mediación internacional para resolver la crisis, Kibaki eligió como vicepresidente a Kalonzo Musyoka, quien resultó tercero en las elecciones como candidato del Movimiento Democrático Naranja-Kenia, una facción desprendida del partido de Odinga.

El líder de la oposición durante la primera presidencia de Kibaki, Uhuru Kenyatta, quien también pertenece a la etnia kikuyo, recibió un puesto en el gabinete, junto con John Michuki, un íntimo del presidente quien, según se cree, no reparó en métodos para garantizar la reelección de su jefe político.

El anuncio del gabinete, cuando el país aún se tambalea a causa del trauma provocado por la súbita y nunca vista erupción de violencia, es cuando menos irritante.

Se trató de una decisión particularmente provocadora en vísperas del inicio de la mediación de Kufuor, aceptada por Odinga. El portavoz del presidente, Raphael Tuju, iba a participar en las negociaciones.

"Le dimos una oportunidad a la mediación al cancelar la marcha de protesta de este martes. A cambio, obtuvimos la designación de un gabinete por parte de un presidente cuya victoria está oscurecida por serias dudas", dijo John Dolla, un empresario de Nairobi que pertenece a la etnia luo.

"En lugar de retribuir los gestos de paz y reconciliación de Odinga, Kibaki avanzó para consolidar su poder. Esto es escandaloso y una clara provocación", afirmó un residente de Nairobi.

En las actuales circunstancias resulta difícil visualizar cómo podría tener éxito la mediación internacional. Los anuncios del presidente se adelantaron a la misión de la Unión Africana y enfurecieron a la oposición.

Odinga no se sentará a la mesa con un presidente que él y los observadores internacionales consideran responsable de un fraude electoral de grandes proporciones. En esta atmósfera, está por verse qué pueden lograr las gestiones de Kufuor.

Que esta crisis se haya desatado luego de elecciones que transcurrieron pacíficamente, con una concurrencia de votantes sin precedentes y caracterizada por un ajustado resultado, constituye una triste marca para la dirigencia política de Kenia.

Han defraudado a quienes los votaron para tener un cambio en paz.

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