A diferencia de los masivos encuentros convocados por el Foro Social Mundial (FSM) en los últimos años, el Día de Movilización y Acción Global del sábado no llenó avenidas en todo el mundo ni ocupó un solo titular en los medios de difusión progresistas, mucho menos en los convencionales.
Sin embargo, el brasileño Cándido Grzybowski, uno de los líderes más influyentes del movimiento, cree que la iniciativa fue exitosa, porque personas de 72 países del mundo pudieron una vez más «reestablecer la ciudadanía».
El sociólogo y activista filipino Walden Bello, dijo este lunes: «El Día Mundial de Acción fue algo nuevo, así que no estoy sorprendido de que las movilizaciones no fueran tan grandes. Pero aun así es impactante que se haya efectuado en una gran cantidad de ciudades si hubiera una emergencia mundial en la agenda, como responder a otra invasión».
«Hubo éxitos realmente importantes, como la gran movilización de Ciudad de México. Vamos a examinar nuestras experiencias en el primer Día Global de Acción y aprender de ellas. La práctica las perfeccionará», agregó, en una entrevista por correo electrónico.
Con unos 10.000 participantes en todo el país, Brasil, el lugar de nacimiento del FSM en 2001, se transformó una vez más en su centro. En Río de Janeiro, el Día de Acción coincidió y de alguna forma compitió con el Carnaval de esa ciudad, el más famoso del mundo.
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Con la sola excepción de México, ningún otro Día de Acción rivalizó con la movilización de Brasil. Desde Italia, donde los activistas estaban devastados por la caída del gobierno de centro-izquierda y la posibilidad de un regreso triunfal del ex primer ministro Silvio Berlusconi, hasta Atlanta en Estados Unidos, solo los más comprometidos salieron a las calles a reafirmar que «Otro mundo es posible», el lema del FSM.
Paradójicamente, la crisis de derechos humanos en Gaza llevó a organizaciones no gubernamentales palestinas a mantenerse alejadas del Día Mundial de Acción, temerosas de que facciones políticas manipularan sus iniciativas.
Débil en números, el Día Mundial de Acción compitió con una jornada muy rica en noticias: la victoria de Barack Obama en las elecciones primarias del opositor Partido Demócrata de Estados Unidos en Carolina del Sur, la masiva huida de palestinos desde Gaza, la represión mortal en Kenia, la muerte del ex dictador indonesio Alí Suharto y la detención de Jérôme Kerviel, operador financiero francés que, desde su casa, provocó una perdida de 7.000 millones de euros al banco francés Société Générale y a quien ahora se le concede el mérito de haber salvado al mundo de la recesión.
La pregunta que muchos se hacen hoy en el FSM es si los titulares marcan una diferencia, porque si así fuera, el Foro estaría a esta altura condenado al fracaso. Pero hay diferentes agendas informativas en el planeta y la creación de una propia podría ser un tema central para los países del Sur en desarrollo.
Hasta ahora, el FSM no ha podido manejar el impresionante éxito de relaciones públicas de 2002 y 2003, cuando los principales medios de difusión internacionales enviaban corresponsales a Porto Alegre para averiguar de qué se trataba ese «rival» del Foro Económico Mundial, que se realiza cada año en Davos.
La mayoría de los analistas explican hoy que tal repercusión era resultado de la novedad del FSM y de su inesperado número de participantes. Y coinciden en que la escasa atención de la prensa en la actualidad se debe a factores que varían desde la censura deliberada hasta la falta de «atracciones», como estrellas del espectáculo o celebridades intelectuales, que el Comité Internacional del Foro decidió no promover.
Estrellas como el cantante de rock Bono prefieren ahora asistir a Davos, donde creen que pueden influir a las grandes potencias, en lugar de asociarse con un evento de carácter vago y donde deberían permanecer en medio de la muchedumbre.
El vídeo de «la respuesta de Bono a la pregunta de Davos» había sido visto 46.463 veces en el sitio web YouTube hasta la mañana del domingo, frente a sólo 1.952 visitas del video de Peter Riot, director del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA.
Queda claro que sólo cuando enojados manifestantes contra la globalización arrojan piedras contra locales de McDonalds y se enfrentan a la policía antidisturbios, el «movimiento social» logra un espacio en los mayores medios de difusión.
Bajo esta discusión yace el doloroso debate interno del FSM sobre sí mismo. Nacido como un ejercicio intelectual para contestar a la arrogancia de Davos con propuestas alternativas a la ideología del «fin de la historia» de la década de 1990, se transformó en un fenómeno político mundial cuya dirección hoy nadie parece ser capaz de predecir, mucho menos de dirigir.
Walden Bello, un connotado sociólogo filipino, es el promotor más radical de una reforma total del Foro, para dotarlo de una estrategia y una postura sobre cada uno de los principales problemas del mundo.
«Creo que el Día de Acción Mundial es una buena idea. Es un primer paso para transformar al FSM de un simple foro de discusión en un ámbito de acción», dijo en una reciente entrevista con TerraViva.
«Es esencial tomar posición sobre cuestiones clave como la agresión de Estados Unidos en Medio Oriente, la opresión sionista del pueblo palestino y el paradigma neoliberal creador de pobreza, para que el FSM pueda ser vibrante y relevante. Por el contrario, negarse a tomar una posición sobre estos asuntos con el argumento de que esto ahuyentará a algunos grupos es una forma segura de restarle importancia al movimiento», destacó.
Sin embargo, el economista Pedro Stédile, uno de los fundadores del FSM y principal ideólogo del movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil, cree que esa propuesta es una ilusión.
«El FSM es un espacio de debate, intercambio y reflexión. Sería una ilusión creer que es posible adoptar más resoluciones prácticas o plataformas ideológicamente unidas. Esto podría dispersar energías y encerrarnos en luchas ideológicas internas», argumentó.
«Apostamos a que el FSM se convierta en una feria de ideas», dijo Stédile a IPS.
Para Anuradha Mittal, una activista India que dirige el Instituto Oakland de Estados Unidos, «los anteriores FSM nos dieron esperanza en otro mundo, y ahora debemos demostrar que ese otro mundo puede lograrse».
«Hacer que los partidos y los lideres políticos rindan cuentas a la gente es un valioso papel que pueden desempeñar los movimientos sociales. Estos aseguran la legitimidad, espiritualidad y valores de la acción política. No es necesario que los movimientos sociales se conviertan en partidos políticos», dijo a TerraViva.
Ese aspecto espiritual no debe subestimarse. En 2001, cuando nació el FSM, el escenario político mundial parecía estático, consolidado por la ideología neoliberal y de mercado surgida de las ruinas del enfrentamiento entre Este-Oeste en el siglo XX.
Desde esa primera edición, ocho nuevos gobiernos de América Latina han sido elegidos sobre plataformas similares a los principios del FSM, y aunque siguen diferentes estrategias para poner fin a la pobreza y construir economías sustentables y equitativas, todos coinciden en la necesidad de unirse contra el control que Estados Unidos ejerce sobre la región.
En 2005, en una asamblea de la Organización de los Estados Americanos, lograron derrotar una iniciativa encabezada por Estados Unidos para establecer un acuerdo continental de libre comercio.
Dijo Grzybowski: «Estoy completamente seguro de que el nacimiento del FSM en Porto Alegre estuvo relacionado con las condiciones anteriores de la región: una región que se rebelaba contra las políticas neoliberales, que estaba comprometida con el proceso de democratización y que experimentaba una ola de izquierda tras las dictaduras militares».
«El FSM no produjo esa ola por sí mismo, pero sería difícil concebirla sin él», agregó.
En enero del año próximo, el FSM tendrá otra vez un centro de reunión, esta vez en Belén, en el noreste de Brasil, en el mismo país donde nació pero a miles de kilómetros y quizás a siglos de distancia del industrializado y moderno sur brasileño.
Todavía no hay evaluaciones, pero es probable que el movimiento concluya que cualquier «Día Mundial de Acción», con o sin una estrategia política mundial, necesita de una consigna única (más que celebridades) para despertar la conciencia pública y generar movilización.
*Este artículo fue publicado originalmente el 27 de enero por TerraViva y reeditado para el servicio de noticias de IPS.