ESTADOS UNIDOS: Papel de Irán en Iraq divide opiniones

Serias discrepancias entre la canciller de Estados Unidos, Condoleezza Rice, y el secretario de Defensa Robert Gates, sobre el papel de Irán en Iraq quedaron expuestas luego que un funcionario afirmó que Teherán intentó frenar a las milicias chiitas iraquíes.

En una entrevista con The Washington Post publicada el 23 de diciembre, David Satterfield, alto consejero de Rice y coordinador para Iraq, atribuyó a Irán una decisión deliberada de ayudar a calmar la situación en Iraq.

Satterfield dijo al periódico que la reducción de la cantidad de ataques por parte de insurgentes del Ejército Mahdi desde agosto "tiene que atribuirse a una decisión de política iraní" y sugirió que la decisión se había tomado "al nivel más alto".

Satterfield no afirmó que la nueva línea política iraní fuera permanente, pero insistió en que hubo "una disminución tan consistente y sostenida en ciertas clases de violencia por parte de cierta clase de personas" que no podía explicarse únicamente sobre la base de los factores internos en Iraq.

El embajador de Estados Unidos en Iraq, Ryan Crocker, también dijo a The Washington Post que "el congelamiento de las operaciones del JAM (acrónimo iraquí del Ejército Mahdi) que comenzaron hace cuatro meses no existirían sin la aprobación iraní".
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Esas descripciones positivas del reciente rol iraní en Iraq sobrevinieron justo después de que Gates, el secretario de Defensa, se negó a aprobar tal evaluación.

En una conferencia de prensa el 21 de diciembre, a Gates se le preguntó si había "visto alguna información adicional o más actual que sugiriera que tal vez Irán esté jugando un rol más constructivo en intentar sellar su frontera a embarques de armas", a lo que respondió que "no aún".

Sin embargo, de modo significativo, Gates también desperdició la oportunidad de decir que Irán estaba jugando un "rol desestabilizador" en Iraq. Simplemente declaró que el "jurado está fuera" del asunto.

Gates mencionó el éxito de las operaciones militares contra el Ejército Mahdi, así como el "cese del fuego que fue implementado" como factores en la reducción de los ataques, y dijo: "Nosotros no tenemos un buen sentimiento o ninguna confianza en términos de cómo sopesar estas diferentes cosas".

Estos distintos puntos de vista sobre si Irán ha jugado un papel positivo en Iraq son la primera evidencia clara de una división entre Gates y Rice sobre cómo tratar con Irán.

El Departamento de Estado de Rice ahora se inclina hacia tratar a Irán como algo más que un enemigo absoluto en lo que respecta a Iraq, mientras que Gates no está pronto para ablandar la posición del gobierno de depositar sospechas sobre las intenciones iraníes.

Gates fue el último funcionario del gobierno en criticar a Teherán. En la conferencia sobre seguridad en el Golfo Pérsico o Arábigo, realizada el 8 de diciembre en Bahrein, afirmó que "por todos lados está la política de Irán para fomentar la inestabilidad y el caos, sin importar el valor estratégico o el costo en la sangre de inocentes".

Sin embargo, esa retórica aspiraba a evitar un distanciamiento de los esfuerzos del gobierno para presionar a Irán a que suspendiera su programa de enriquecimiento de uranio, tras la sorprendente publicación de la Evaluación Nacional de Inteligencia admitiendo que ese país había abandonado sus actividades encubiertas con armas nucleares en 2003.

En comentarios a la prensa formulados al llegar a Bahrein, Gates dejó en evidencia que estaba mucho menos seguro de las intenciones bélicas iraníes que lo que había sugerido en la conferencia.

Mencionó el pedido del líder del chiita Ejército Mahdi, Muqtada al-Sadr, para concretar un cese del fuego como elemento clave de una mejor seguridad en el área de Bagdad, así como la reducción de los ataques de los que durante mucho tiempo se responsabilizó a Irán. Gates no descartó que Irán haya influido en esa mejora, y señaló que era "demasiado temprano para decir" si la reducción en los ataques de las milicias desde agosto se debían a exitosos esfuerzos militares para desbaratar las redes del Ejército Mahdi o "lo que los iraníes pueden estar o no haciendo".

La decisión del Departamento de Estado de admitir que Teherán contribuyó con la reducción de la violencia en Iraq sin dudas estuvo influida por figuras políticas y funcionarios iraníes que trabajan de cerca con la embajada de Estados Unidos para oponerse al Ejército Mahdi y que insisten desde hace meses en que Irán ayudó a contener a Sadr.

El presidente del Consejo Islámico iraquí, Abdul-Aziz al-Hakim, cuyo partido es el aliado político chiita clave en el esfuerzo de Estados Unidos para debilitar al Ejército Mahdi, se reunió con Rice el 30 de noviembre y le dijo que Irán juega un papel positivo en la seguridad en Iraq, según el periódico Tehran Times.

Al-Hakim fue citado diciendo que "hay documentos que prueban que Irán ha apoyado a Iraq".

El ministro de Relaciones Exteriores de Iraq, Hoshyar Zebari, que el otoño boreal pasado reconoció que Irán propició el cese del fuego de Sadr el 29 de agosto, se reunió con Rice dos días antes de las entrevistas de Satterfield y Crocker.

El Departamento de Estado reconoce que el Ejército Mahdi, que constituye la principal amenaza para el plan del gobierno de George W. Bush de mantener una presencia militar estadounidense indefinida en el país, es demasiado fuerte como para ser eliminada por fuerzas militares estadounidenses o iraquíes.

Por lo tanto, busca poner fin a las acusaciones contra Irán hechas con frecuencia por funcionarios civiles y militares de Estados Unidos a lo largo de 2007.

Crocker dijo a The Washington Post sugirió estar dispuesto a reconocer un papel útil de Irán en la reducción de operaciones por parte de las milicias chiitas cuando se reúna con líderes de Teherán en la próxima ronda de conversaciones.

El punto de vista del Departamento de Defensa sobre la política iraní está influido principalmente por la perspectiva del comando militar estadounidense en Bagdad. El general David Petraeus también reconoce que debe haber una estrategia política para debilitar a las fuerzas de Sadr.

Sin embargo, él y su equipo se centran más en el hecho de que el Ejército Mahdi continúa atacando a las fuerzas de seguridad estadounidenses e iraquíes en las meridionales provincias chiitas de Qadisiyah, Babil y Dhi Qar, como estableció el último informe del Pentágono.

El comando militar continúa insistiendo en que los "extremistas chiitas y elementos díscolos" del Ejército Mahdi están respaldados por Irán.

Ese análisis implica claramente que Estados Unidos no debería echarse atrás de las acusaciones sobre exportaciones iraníes de armas a —y manipulación de— milicias chiitas que el comando estadounidense viene haciendo por casi un año.

Dada la inclinación del presidente Bush a dejar que las agencias con políticas conflictivas resuelvan las cosas por sí mismas en vez de imponer una decisión política, los departamentos de Estado y Defensa pueden continuar llevando a cabo sus propias líneas políticas en relación al rol de Irán en Iraq hasta que un nuevo acontecimiento resuelva las diferencias.

Eso introducirá otra capa de contradicciones en una política extraordinariamente turbia hacia la serie de asuntos vinculados a este tema.

* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005.

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