ESTADOS UNIDOS: Electorado musulmán a la intemperie

Los más de siete millones de musulmanes de Estados Unidos son votantes olvidados y discriminados por algunos precandidatos presidenciales, pero pueden resultar clave a la hora de las definiciones.

La razón por la cual los políticos se apartan de esta comunidad es el temor a ser vistos como "blandos en materia de seguridad nacional".

El precandidato John McCain, del gobernante Partido Republicano, actual senador por el sudoccidental estado de Arizona, se ha convertido en el emblema de la denigración de los musulmanes estadounidenses.

Al ser consultado sobre la posibilidad de que un musulmán se postulara a la presidencia, McCain respondió que su fe cristiana probablemente ofrecería una mejor guía espiritual que la de un seguidor del Islam.

"Dado que esta nación fue fundada principalmente sobre principios cristianos, ésa es una decisión que el pueblo estadounidense tendrá que tomar. Pero, personalmente, prefiero a alguien que yo sepa que posee una base sólida en mi fe", dijo en un discurso pronunciado en plena campaña electoral.
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McCain y su rival, Mike Huckabee, pastor bautista que fue tres veces gobernador del meridional estado de Arkansas, han sido las voces más manifiestas contra los musulmanes. Pero el tema parece ser abrazado de modo tácito por prácticamente todos los aspirantes a la Casa Blanca, de ambos partidos.

En Michigan, sitio de las elecciones primarias republicanas esta semana, un empresario musulmán dijo: "Ellos están desesperados por demonizar a los musulmanes y al Islam. Intentan apelar al poder de los prejuicios y el odio. Y eso es estúpido. Todos saben que tenemos un problema con el terrorismo. Centrémonos en cómo hacerle frente, en vez de centrarnos en una fe o un pueblo".

En la considerable comunidad de estadounidenses musulmanes y árabes que viven en Michigan, muchos comparten este punto de vista. Sus integrantes se sienten atacados mientras los candidatos buscan impulsar sus credenciales de seguridad nacional con palabras que los mahometanos dicen deshonran a su religión.

En un reciente aviso televisivo de Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York, imágenes de mujeres y hombres musulmanes indignados aparecen en la pantalla mientras una voz advierte sobre "un pueblo pervertido".

La mayoría de los musulmanes estadounidenses aseguran no tener problemas en hablar de combatir a los terroristas. Pero descubren que los candidatos republicanos siempre equiparan al Islam con el terrorismo y cruzan la frontera de la intolerancia.

Entre los candidatos, la única excepción parece ser Dennis Kucinich, del opositor Partido Demócrata, congresista por el septentrional estado de Ohio y ex alcalde de Cleveland. Él ha llegado a los musulmanes estadounidenses incluyendo las mezquitas en su gira electoral. Pero sus posibilidades de ganar la nominación de su partido se consideran nulas.

Según Ibrahim Hooper, director de comunicaciones estratégicas del Consejo de Relaciones Estadounidense-Islámicas (CAIR, por sus siglas en inglés), "debería estar claro para cualquier candidato que los musulmanes estadounidenses son un grupo clave de votantes que desafían las etiquetas simplistas y mantienen una línea independiente que debería ser tenida en cuenta por todos aquellos que se postulan".

Pero esto no está ocurriendo, opinó Corey Saylor, director nacional legislativo de CAIR.

"Los musulmanes estadounidenses son básicamente conservadores. Votaron a George W. Bush en 2000, pero se pasaron al demócrata John Kerry en 2004, porque sintieron que sus derechos y libertades civiles estaban bajo ataques "de políticos que equiparaban Islam con terrorismo", dijo Saylor a IPS.

Se desconoce la cantidad exacta de votantes musulmanes en Estados Unidos. Pero Saylor señala que una estimación conservadora puede hallarse en la base de más de 400.000 datos que CAIR desarrolló para una encuesta de actitudes de este distrito en 2006.

CAIR destaca que hoy los votos de musulmanes estadounidenses son vistos como potencialmente flotantes en estados clave como el sudoriental de Florida, el septentrional de Michigan, el central de Illinois, el septentrional de Ohio, el nororiental de Pennsylvania y el septentrional de Wisconsin.

El perfil de la encuesta de 2006 reveló que la mayoría de los musulmanes estadounidenses son jóvenes, altamente educados, profesionales, de clase media, orientados a la familia y diversos desde el punto de vista religioso.

Según el mismo estudio, no hubo una mayoría clara en la membresía partidaria: 42 por ciento dijeron considerarse demócratas, 17 por ciento se definieron como republicanos y 28 por ciento aseguraron no pertenecer a ningún partido.

La encuesta también mostró que los votantes musulmanes creen que el sentimiento antiestadounidense en el mundo musulmán es un problema serio, que solamente puede beneficiarse de la perspectiva única de los musulmanes estadounidenses.

En el actual ciclo electoral, los musulmanes todavía evalúan a los candidatos, señaló CAIR. Saylor reveló que un nuevo estudio de la organización, de inminente publicación, indica que casi la mitad de los votantes de la fe islámica siguen indecisos sobre a quién elegirán como presidente.

Pero Samer Shehata, profesor de política árabe en la Universidad de Georgetown, piensa que "los votantes musulmanes concurrirán en grandes cantidades el día de las elecciones, posiblemente más que cualquier otra vez en la historia de la nación, y con entusiasmo".

Shehata dijo a IPS que espera que un gran porcentaje de musulmanes estadounidenses apoyen al senador demócrata Barack Obama por varias razones.

Primero, la mayoría de los musulmanes estadounidenses son negros. Segundo, Obama es visto como más justo y equilibrado que Hillary Clinton, por ejemplo, en lo relativo al conflicto palestino-israelí. Tercero, Obama estuvo en contra de la guerra de Iraq desde el principio, a diferencia de Hillary Clinton.

Omid Safi, profesor de estudios islámicos en la Universidad de Carolina del Norte y uno de los fundadores del movimiento de musulmanes progresistas en Estados Unidos y Canadá, dijo que la reticencia de los candidatos a hablar con votantes islámicos está combinada con la profunda desconfianza que profesan hacia los políticos los miembros de esta comunidad.

"Todos los candidatos hablan sobre los musulmanes, pero muy pocos hablan con los musulmanes", declaró a IPS. Si lo hicieran, descubrirían que "los mismos asuntos de educación, ambiente, economía, atención a la salud, que afectan a todos los estadounidenses, también afectan a los musulmanes" que residen en el país, agregó.

Entre estos, sostuvo, "hay una profunda repugnancia por la erosión de las libertades civiles, las políticas de militarismo rampante, la corrupción sistemática y la arrogancia que el gobierno de Bush ha exhibido".

Samar Jarrah, autora palestina-estadounidense de "Arab Voices Speak to American Hearts" ("Voces árabes hablan a los corazones estadounidenses"), aportó una nota más optimista.

Ella cree que los candidatos terminarán reconociendo a la comunidad musulmana de Estados Unidos y que la influencia política de la misma crecerá con el tiempo.

"Es una batalla cuesta arriba, pero nunca será tan dura como lo fue para los judíos, los negros y las mujeres. Nuestros intereses como musulmanes estadounidenses están entrelazados con millones de estadounidenses a los que les importa la Constitución y la justicia (también) en la política exterior", manifestó a IPS.

Jarrah cree que llegará un momento en que los candidatos dejarán de sentir que "aprobar a un grupo musulmán es (dar) un beso de la muerte".

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