Cientos de palestinos están varados desde hace siete meses en la frontera entre Egipto y la franja de Gaza, por el cierre del paso de Rafah.
La incertidumbre en que viven refleja el complejo vínculo entre Egipto, Israel, la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania, en manos del secular y moderado partido Fatah, y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), que, luego de triunfar en las elecciones de enero de 2006, tomó por las armas el control de Gaza en junio.
"La crisis en la frontera es parte de la lucha por el poder entre Fatah y Hamas", dijo a IPS el parlamentario egipcio independiente Gamal Zahran, profesor de ciencias políticas en la Universidad del Canal de Suez.
El paso de Rafah ha sido tradicionalmente el único punto de tránsito en la frontera de 14 kilómetros entre Egipto y la franja de Gaza.
El 9 de junio, cuando Hamas tomó el control del territorio y expulsó a miembros de Fatah, el gobierno de Hosni Mubarak lo cerró por razones de seguridad.
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Esta medida eliminó el único cruce sobre el cual las autoridades islamistas de Gaza ejercían soberanía. Todas las otras rutas para entrar o salir del territorio, por tierra o por mar, se encuentran bajo estricto control de Israel.
La franja de Gaza, calificada por las autoridades israelíes como "región hostil", se encuentra desde hace dos años bajo un embargo que ha destruido su economía.
El bloqueo, apoyado por Estados Unidos e Israel (que consideran a Hamas como una organización terrorista), priva a los 1,5 millones de habitantes del territorio de dinero y abastecimientos que necesitan desesperadamente.
Como consecuencia del cierre, miles de palestinos que volvían a Gaza quedaron bloqueados del lado egipcio de la frontera. Pero también se les prohibió regresar a El Cairo y la mayoría de ellos fueron trasladados a la ciudad de Al-Arish, 40 kilómetros al oeste de Rafah.
Luego de varias manifestaciones de protesta de los frustrados palestinos, se anunció en julio un nuevo acuerdo fronterizo entre Egipto, Israel y la Autoridad Nacional Palestina, que contemplaba la repatriación de los viajeros varados a través del cruce de Al-Auja, en el límite entre Egipto e Israel, unos 50 kilómetros al sur de Rafah.
En los primeros días de agosto, más de 6.000 personas regresaron a sus hogares por esta vía que, a diferencia del paso cerrado, se encuentra bajo férreo control israelí.
Hamas rechazó ese acuerdo, al que consideró un intento de eliminar la última ruta soberana que une a Gaza con el mundo exterior. También expresó temor a que palestinos que pasen por Al-Auja, como los miembros del partido islamista, puedan ser arrestados o asesinados por Israel.
Las repatriaciones masivas aliviaron rápidamente la crisis humanitaria en la frontera. Sólo 250 palestinos, que temían el arresto, prefirieron permanecer en Egipto. Pero desde entonces esa cantidad creció hasta alrededor de 750 en la actualidad, muchos de los cuales viajaron a este país para recibir tratamiento médico.
"Hay entre nosotros muchos pacientes que sufren enfermedades serias", dijo a IPS Youssef al-Firaa, ex presidente del comité formado para atender la situación de los palestinos varados. "La mayoría están aquí hace más de cuatro meses y se quedaron sin dinero hace mucho tiempo."
Al-Firaa, residente en Gaza varado en la frontera desde el cierre de Rafah, señaló que más de 30 bebés de madres palestinas nacieron en Egipto desde junio.
Con la esperanza de aislar a Hamas, Israel y la Autoridad Nacional Palestina pretenden que Egipto mantenga cerrado el cruce de Rafah. El gobierno de Mubarak cumple ese deseo, desoyendo los pedidos de Hamas y de los palestinos que no pueden cruzar la frontera.
"Si el gobierno quisiera, podría resolver el problema mañana mismo, reabriendo Rafah", dijo a IPS Saad al-Husseini, portavoz de relaciones exteriores y legislador de la opositora y proscripta, aunque tolerada, Hermandad Musulmana de Egipto.
Zahran coincidió con este punto de vista: según él, el gobierno egipcio mantiene el cierre para "apaciguar" al israelí y al estadounidense.
"No existe nada en el derecho internacional que impida la reapertura del cruce, pero esto sería visto como una muestra de apoyo a Hamas y Estados Unidos e Israel quieren mantener el cerco sobre Gaza", agregó.
Pero a pesar de la aparente resolución egipcia a mantener el paso clausurado, hubo excepciones.
A fines de septiembre de 2007, El Cairo permitió que 85 palestinos vinculados con Hamas retornaran a través de Rafah. Según fuentes oficiales, citadas por la prensa estatal egipcia, la decisión fue tomada en negociaciones con el líder de Hamas en Gaza, Ismail Heniya.
Israel y la Autoridad Nacional Palestina se enfurecieron. Poco después, portavoces de ambos gobiernos argumentaron, sin ofrecer pruebas concretas, que algunos de los que retornaron habían recibido entrenamiento militar en Irán y Siria.
Según el periodista Hatem al-Buluk, residente Al-Arish, las acusaciones son falsas.
"Los dirigentes de Hamas habían ido a El Cairo para negociar con Fatah, en un esfuerzo para detener los enfrentamientos entre palestinos", aseguró a IPS.
Egipto se arriesgó a provocar la ira de Israel otra vez en diciembre, cuando autorizó a más de 2.000 palestinos de Gaza a usar el paso de Rafah rumbo al peregrinaje anual a La Meca. Heniya elogió la decisión: "Es el primer paso para romper el bloqueo", se congratuló.
Pero los peregrinos de Gaza en viaje de regreso, a través de Arabia Saudita, Jordania y Egipto, no recibieron autorización inmediata para regresar a sus hogares a través de Rafah.
Según diversos informes, alrededor de la mitad se unieron a sus compatriotas en Al-Arish a la espera de la reapertura del cruce.
Sin embargo, salvo estos dos casos, la frontera continúa cerrada y los palestinos varados continúan en una situación precaria.
"Hemos escuchado cientos de veces que el paso sería habilitado, sólo para ser defraudados una y otra vez", dijo Al-Firaa.
En otra muestra de la naturaleza política del problema, Al-Firaa afirmó que la Embajada de la Autoridad Nacional Palestina en Egipto sólo ofrece ayuda a los miembros de Fatah que aguardan en la frontera.
"Los demás recibimos muy poco, salvo promesas", dijo Al-Firaa, quien no pertenece a ninguno de los dos grandes partidos palestinos.
Ante reiterados intentos de IPS, ningún portavoz de la Embajada de la Autoridad Palestina en Egipto aceptó realizar comentarios.
Muchos palestinos varados en la frontera, según Al-Firaa, se niegan a usar una vía de retorno que no sea Rafah, a pesar de la difícil situación que atraviesan, por temor a ser arrestados por los israelíes.