El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, regresó de su visita a Medio Oriente optimista sobre la posibilidad de lograr un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos antes de la finalización de su mandato, en enero de 2009.
Según Bush, para alcanzar ese objetivo hace falta que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, y el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, tomen algunas decisiones difíciles.
"Estoy seguro de que lo harán. Creo que no sólo es posible, sino que ocurrirá y se firmará un tratado de paz antes de que termine mi mandato", dijo en una conferencia de prensa luego de reunirse con Abbas.
A pesar de su optimismo, la situación no ha cambiado mucho en Medio Oriente en los últimos días. Avegdor Lieberman anunció que su partido, Yisrael Beitcinu, se retiraría de la coalición de gobierno israelí, desencantado con el proceso de paz.
Tel Aviv lanzó un ataque en la Franja de Gaza que dejó 17 muertos, entre ellos el hijo de Mahmoud al-Zahor, ex ministro de Relaciones Exteriores del gobierno controlado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas). Y el líder de la oposición, el presidente del Partido Likud, Benjamin Netanyahu, le dijo a Bush que "Jerusalén pertenece al pueblo judío y permanecerá bajo soberanía israelí por toda la eternidad".
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Si Bush logra lo que varios de sus antecesores no consiguieron será un éxito considerable. ¿Por qué, entonces, algunos cristianos sionistas en Estados Unidos se sienten traicionados por sus acciones?
Tradicionalmente apoyaron las iniciativas de política exterior del gobierno y creen que el moderno Estado de Israel cumple la profecía bíblica sobre el fin de los tiempos, por lo que merece apoyo político, financiero y religioso.
Su malestar está relacionado con el futuro de Jerusalén y por consideraciones respecto de si un acuerdo de paz disminuye las oportunidades de un ataque preventivo contra Irán.
Mike Evans, autor del libro "The Final Move Beyond Iraq" ("La Movida Final Más Allá de Iraq") y editor del sitio de Internet Jerusalem World News, cuestionó a Bush por su decisión de impulsar la creación de un Estado palestino independiente que tendría a Jerusalén oriental como su capital.
Evans argumentó que la propuesta formulada por el llamado Cuarteto, instancia de mediación internacional integrada por Estados Unidos, la Organización de las Naciones Unidas, Rusia y la Unión Europea, "ha sido convertida por Arabia Saudita y otras fuerzas musulmanas fundamentalistas en un plan para dividir Jerusalén y convertir a su sector oriental en la capital de un Estado palestino".
También aseguró que se obligará a Israel a devolver todos los territorios ganados a los árabes en la Guerra de los Seis Días de 1967.
La campaña "Salvemos a Jerusalén" ya ha reunido más de 100.000 firmas y el objetivo es llegar al millón.
Joel C. Rosenberg, creador del Fondo Josué, cuyo lema es "oremos por la paz pero preparémonos para la guerra", escribió en su blog que a pesar de los fracasos del pasado no se debería descartar la posibilidad de que se concrete un acuerdo de paz.
Rosenberg considera que existen varias razones que permitirían llegar a ese desenlace. Una es la muerte del histórico líder palestino Yasser Arafat y la llegada al poder de Abbas, "un táctico algo más moderado, que parece dispuesto a cerrar un acuerdo con Israel si logra sobrevivir a los intentos de asesinato por parte de Hamas y otros grupos radicalizados".
También contribuye la desaparición de escena del ex primer ministro de Israel, Ariel Sharon, quien permanece en un hospital en estado crítico luego de sufrir una hemorragia cerebral en 2006. Fue reemplazado por Olmert, "quien parece desesperado por lograr un acuerdo de paz con los palestinos, incluso al precio de dividir Jerusalén, una idea horrible a la que debemos oponernos férreamente", según Rosenberg.
Pero se muestra confiado de que incluso con un tratado de paz las profecías bíblicas no se demostrarán erróneas. "Mateo 24 y Lucas 21 indican que habrá guerras, rumores de guerra y revoluciones en Medio Oriente en los últimos días. Ezequiel 38 también señala que al menos por un tiempo los israelíes vivirán seguros antes de la apocalíptica Guerra de Gog y Magog" (interpretada como una alianza ruso-iraní para destruir a Israel), afirmó.
Según Rosenberg, esto sugiere la posibilidad de un acuerdo de paz en el futuro cercano, aunque debe notarse que ningún tratado está mencionado específicamente en el texto bíblico y que la palabra "paz" —shalom— jamás es usada en Ezequiel 38.
"Las profecías contenidas en Daniel 9 sí indican que Israel y sus vecinos firmarán un tratado de paz, aunque engañoso, falso y de corta vida, pero los estudiosos de la Biblia no son claros respecto de si primero se cumplirán éstas o las mencionadas en Ezequiel", dijo Rosenberg.
El Fondo Josué está organizando una conferencia que se realizará el 10 de abril en Jerusalén para celebrar los 60 años del Estado de Israel. Según Rosenberg, el propósito es "educar a la gente sobre las serias amenazas que penden sobre Israel y sus vecinos, movilizar a los cristianos de todo el mundo para que oren por la paz de Jerusalén y ofrecer ayuda humanitaria a los pobres y a quienes sufren por la guerra y el terrorismo".
En el libro "God's Profits: Faith, Fraud and the Republican Crusade for Values Voters" ("Las ganancias de Dios: Fe, Fraude y la Cruzada Republicana por los Valores de los Votantes"), la autora Sarah Posner destaca que el grupo de presión Cristianos Unidos por Israel, lanzado en 2006 por el religioso John Hagee, "cree que Jerusalén debe permanecer unida como la capital eterna del pueblo judío"..
"Esta inyección de profecías bíblicas en la política exterior contemporánea ha catapultado a Hagee a lo más alto del movimiento cristiano sionista de Estados Unidos, que se ha convertido en el favorito de los conservadores israelíes de mano dura y los neoconservadores de Washington que buscan una guerra regional en Medio Oriente", señaló.
Hagee, quien conduce a una congregación pentecostal de 18.000 miembros en la meridional ciudad de San Antonio, "se mantuvo llamativamente en silencio sobre el viaje de Bush a Medio Oriente", dijo Posner a IPS. Se opone tanto a la división de Jerusalén como a la creación de un Estado palestino independiente.
Un reciente correo electrónico que Hagee envió a sus seguidores, agregó, "era más bíblico que político". Posner estima que la influencia de los cristianos sionistas se mantendrá mientras el oficialista Partido Republicano considere que sus votos le resultan necesarios.
* Bill Berkowitz es un experimentado observador del movimiento conservador en Estados Unidos. Escribe una columna, Conservative Watch, que informa sobre las estrategias, los protagonistas, las instituciones, éxitos y fracasos de la derecha en ese país.