BRASIL: Ley seca en carreteras para el Carnaval

Este viernes, cuando se inaugure oficialmente el Carnaval, entrará en vigor en Brasil una prohibición a la venta de bebidas alcohólicas en establecimientos sobre las carreteras, como parte de un programa destinado a reducir el alto índice de mortalidad por accidentes de tránsito.

La llamada Medida Provisoria entrará en vigor a partir de la hora cero del 1 de febrero. En el Carnaval aumentan notoriamente los accidentes de tránsito, que cada año matan 35.000 personas y dejan heridas a unas 200.000.

El año pasado, 490 personas perdieron la vida en accidentes durante el feriado de Carnaval, y otras 300 murieron los meses siguientes por las secuelas, según el Ministerio de Justicia.

"Prepárense los dueños de bares, que serán rigurosamente fiscalizados", advirtió el titular de esa cartera, Tarso Genro, al referirse al llamado "Operativo Carnaval" en las carreteras.

La medida del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva contempla a los restaurantes, a los centros expendedores de combustible y a la venta ambulante.

El comerciante que no la cumpla deberá pagar una multa de 1.500 reales (unos 850 dólares) la primera vez, y el doble en caso de reincidencia, bajo el riesgo de perder su autorización de venta.

El director de la Asociación Brasileña de Medicina de Tránsito (ABRAMET), Alberto Sabagg, dijo que la medida era una señal de alerta para los conductores, y destacó que podría reducir a la mitad la cantidad de accidentes de tránsito al año.

Sabagg sostuvo además que la medida—vigente ya en algunos países europeos—¬ podría además contribuir a un cambio de mentalidad en los conductores.

ABRAMET realizó estudios luego utilizados por el ministro de Salud, José Gomes Temporao, para justificar la necesidad de la medida. Uno de los trabajos concluyó que el consumo de alcohol tenía una alta incidencia en el número de accidentes de tránsito.

Según el estudio, 84 por ciento de los muertos en accidentes en 2006 habían bebido más de lo tolerado por la ley. Es decir, presentaban más de 0,6 gramos de alcohol por litro de sangre.

María José da Silva Amaral es coordinadora del Núcleo de Apoyo a las Víctimas de Accidentes de Tránsito del gubernamental Departamento de Tránsito.

Como psicóloga de ese organismo que da asistencia emocional y jurídica a los familiares y víctimas de tránsito, y por haber sufrido en carne propia ese drama (su madre y su hija de 4 años murieron atropelladas por un ómnibus) ve la medida con ciertas reservas.

"No hay duda de que la mortalidad del tránsito es una gran epidemia. No tenemos en Brasil una enfermedad que mate tanto", dijo a IPS.

No obstante, según la psicóloga, la prohibición es apenas un comienzo, y no un instrumento eficaz para resolver la complejidad del problema.

En ese sentido, Amaral defiende una verdadera campaña de educación en el tránsito que "haga tomar conciencia a quien esta detrás del volante".

"Yo creo que antes de concentrarnos en la bebida debemos pensar que quien la consume es una cabeza pensante. Y que el automóvil es apenas una máquina que puede matar cuando detrás de ella hay un sujeto imprudente que no puede imaginar las consecuencias de su comportamiento en el tránsito", dijo.

La psicóloga, como otros especialistas en el tema, sostuvo que, en vez de crear nuevas leyes, se debe fiscalizar con mayor rigor las ya existentes.

Expertos están de acuerdo, por ejemplo, en otras medidas consideradas por el gobierno, como aumentar hasta 63 por ciento las multas o disminuir el tope permitido de alcohol en la sangre en los conductores.

Pero dicen que sin condiciones de fiscalización real en las carreteras para que se cumplan, esas leyes pierden su eficacia.

La primera prueba será la de controlar la prohibición de venta de bebidas alcohólicas sobre las carreteras, a cargo de la Policía Rodoviaria (de caminos) Federal, que ya admitió no tener condiciones operativas ni número suficiente de efectivos para hacer cumplir la ley.

Públicamente, la Policía Rodoviaria aplaude la nueva medida como "una herramienta más que reforzará el trabajo para evitar accidentes violentos", dijo a IPS el jefe del Departamento de Comunicación Social de la institución, André Azevedo.

"Nuestra preocupación en algunos trechos de las carreteras es que los conductores suelen parar en establecimientos a sus márgenes para comprar bebidas alcohólicas para ingerir durante el viaje", indicó.

Pero, aunque aseguró que la institución esta lista para actuar durante el "Operativo Carnaval", admitió que habrá dificultades, debido a que el volumen de vehículos creció 30 por ciento respecto del año pasado.

"Es una fiesta en la que muchas personas consumen alcohol antes de viajar", lo que aumenta los accidentes mortales en las carreteras, explicó.

Para Manoel Goncalves, dueño de un restaurante ubicado en un puesto de gasolina en la carretera "Dutra", en la salida de la ciudad de Río de Janeiro, la nueva medida sólo contribuirá a "hacer perder empleos" y no ayudará a evitar accidentes.

Goncalves, quien dijo que a causa de la nueva norma deberá despedir a cinco de sus empleados (las bebidas alcohólicas representan 60 por ciento de sus ventas), subrayó que como ex camionero conoce "muy bien" el comportamiento en las rutas del país.

El empresario explicó que los conductores suelen parar para descansar y "beben una cervecita". Por eso anticipó que, si se prohíbe la venta en esos bares, "comprarán una o dos cajas en un supermercado o en cualquier bar por las callecitas de los alrededores ¬y beberán mientras conducen".

Es la misma crítica que hacen Teresa de Santana y Charles Ribeiro, quienes perdieron a su hija Juliana, de 19 años, en un accidente de tránsito en 2004.

"Sólo sirve la educación, que es algo que viene de casa", opinó Tereza.

"El conductor no podrá beber en los bares pero podrá llevar alcohol dentro del automóvil y beber durante el viaje, como hacen esos camioneros y causan esas imprudencias en las carreteras", dijo a IPS.

"Creo que por sí sola, la ley no limita el consumo de alcohol. Depende de la toma de conciencia de cada uno", agregó.

Es con ese objetivo que, desde que murió su hija, Teresa y Charles suelen salir algunos fines de semana por la noche para distribuir panfletos en las puertas de los lugares frecuentados por adolescentes, advirtiéndoles sobre los riesgos de consumir alcohol antes de conducir.

Charles presentó un proyecto a las autoridades que, entre otras medidas, contempla la enseñanza de las leyes de tránsito en las escuelas.

Pero además defiende medidas más eficientes de fiscalización y penas más severas para los conductores que consumen alcohol.

"Las leyes que hay en Brasil son suficientes, sólo que la impunidad es muy grande. Debe existir una mentalidad hasta dentro de las propias autoridades para hacer cumplir las leyes", dijo Charles.

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