Tres toneladas de semillas de maíz y trigo partieron desde México este miércoles hacia una bóveda bajo hielo construida en una isla de Noruega, en el Círculo Ártico. Allí serán almacenadas junto a 200.000 variedades de otras plantas de Asia, África, América Latina y Medio Oriente.
La llamada Bóveda Global de Semillas de Svalbard, que contendrá la mayor colección de germoplasma del mundo, es un sitio que preservará la vitalidad de las semillas durante miles de años.
"Este es un esfuerzo de rangos cinematográficos, pero vale la pena para mantener protegida una colección biológica invaluable ante cualquier desastre provocado por los humanos o la naturaleza", dijo a IPS Rodomiro Ortiz, director de Movilización de Recursos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con sede en México.
Ortiz indicó que su organización envió a Noruega 48.000 muestras de semillas de trigo y 7.000 muestras de maíz, todas en un estado biológico que permite su cultivo inmediato.
En el cargamento, empacado en 166 cajas, van variedades de maíz que representan cerca de 90 por ciento de la diversidad existente de esa gramínea en América, que fue domesticada en México hace unos 8.000 años.
"Lo que puedo asegurar es que en ese material no hay ninguna semilla transgénica de maíz", que son muy controversiales, pero "que en algunos lugares pueden ser ciertamente muy beneficiosas", apuntó el funcionario de CIMMYT.
La cornucopia de arroz, trigo, fríjol, sorgo, batata, lenteja, garbanzo y docenas de otros alimentos, plantas forrajeras y agroforestales quedarán protegidas en la bóveda creada "como un depósito de último recurso para salvaguardar el patrimonio agrícola de la humanidad", señaló el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR por sus siglas en inglés).
Esa organización, creada en 1971 y que reúne a 15 centros públicos de investigación agrícola en el mundo y a más de 8.500 científicos, es la que proveerá de todo el material biológico a la bóveda.
Las semillas que viajan de todo el mundo hacia Noruega, serán despachadas a la aldea de Longyearbyen, en el archipiélago de Svalbard en Noruega, donde construyó la bóveda.
El lugar fue levantado por el gobierno de ese país europeo y su operación será financiada por el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos, un grupo no gubernamental con sede en Roma.
Las colecciones de semillas del CGIAR remitidas son duplicados de los que poseen los centros de investigación agrícola de ese grupo con sedes en Benin, Colombia, Etiopía, Filipinas, India, Kenya, México, Nigeria, Perú y Siria.
Juntos, los centros del CGIAR, entre ellos el CIMMYT, mantienen 600.000 variedades de plantas en bancos de germoplasma.
Según explicó Ortiz, los envíos de semillas hacia Noruega se repetirán en los próximos meses y años con la intención de completar una colección unitaria y gigantesca. El director de cine estadounidense Oliver Stone se interesó en el proceso de almacenamiento y, según el funcionario de CIMMYT, estará filmando un programa sobre la Bóveda Global de Semillas de Svalbard.
"Las colecciones del CGIAR son las joyas de la corona de la agricultura internacional", dijo Cary Fowler, director del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos, entidad que cubre los costos de la preparación, empaque y transporte de las semillas.
"Estos envíos incluyen las colecciones más grandes y más diversas del mundo de arroz, trigo, maíz y frijoles. Muchas de las líneas locales tradicionales de estos cultivos se habrían perdido de no haber sido recolectadas y almacenadas en estos bancos de germoplasma", añadió Fower en un boletín entregado por el CGIAR.
La bóveda podrá ayudar a renovar los bancos de germoplasma si éstos son objeto de algún ataque o destrucción, "algo de lo que no estamos exentos" reiteró Ortiz del CIMMYT.
Un banco de germoplasma de Iraq, localizado en la aldea de Abu Ghraib, fue saqueado en 2003. Esa riqueza no se perdió pues existía una colección copia en el centro del CGIAR en Siria.
Ese grupo recordó que el tifón Xangsane causó serios daños al banco nacional de germoplasma de arroz de Filipinas en 2006.
Ortiz precisó que los bancos de germoplasma no son museos sino lugares donde se coleccionan, mantienen y mejoran semillas con el ánimo de hacerlas más productivas y adaptables a diversa condiciones. Todo esa riqueza estará almacenada en Noruega y lejos de cualquier peligro, apuntó.
