PINTURA-ASIA: El boom filipino

El mercado mundial de las artes plásticas contemporáneas florece, y con él también el interés en las obras asiáticas. Algunas alcanzan precios astronómicos: los creadores filipinos, por ejemplo, experimentan un éxito repentino.

En los últimos años, el arte chino ha estado en primer plano, con precios récord en los remates internacionales. El escenario está ahora preparado para nuevos actores, según expertos.

"Los coleccionistas se abren cada vez más al arte filipino", dijo Michele Ruth Goh, portavoz de Remates Larasati, firma que celebró su décima subasta de pinturas asiáticas a fines de octubre en Singapur.

"Los compradores de arte asiático prefirieron durante mucho tiempo las pinturas indonesias, y ahora las chinas, pero las próximas serán las filipinas", aseguró. "Los artistas filipinos tienen muy buena técnica y temas interesantes, y experimentan con diferentes medios."

En el remate de octubre, las obras ofertadas incluyeron gran variedad de artistas y estilos. Muchos filipinos optaron por usar acrílico sobre lienzo, en lugar del tradicional óleo.
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Fue la segunda vez que Larasati dedicó una sección entera al arte filipino, dijo Goh, tras un lanzamiento, a fines de abril, en el que 75 por ciento de las obras ofrecidas fueron vendidas, algunas a precios sin precedentes para creadores de ese país.

Pero nadie en el mundo del arte espera que en el corto plazo estos precios se acerquen a las alcanzadas por obras contemporáneas chinas.

En un remate realizado en octubre por Sotheby's en Londres, una pintura del chino Yue Minjun titulada "Ejecución" fue vendida por 4,7 millones de dólares. Fue la mayor suma jamás pagada en un remate por una obra contemporánea china.

La pintura retrata un grupo de hombres casi desnudos riéndose locamente mientras otros simulan ejecutarlos.

Los elevados precios de esas obras están pautados por la creciente riqueza en China. Se calcula que viven hoy allí unos 350.000 millonarios, y otros 87.000 en la ex colonia británica de Hong Kong, pero los asiáticos ricos también abundan en otros países.

En Singapur, que tiene 67.000 millonarios, según un informe del banco de inversiones Merrill Lynch y de la consultora Capgemini, el interés en el arte filipino ya es evidente, con varias exhibiciones actualmente abiertas.

La galería local Utterly Art exhibe ahora una muestra llamada "Postales desde Filipinas", con obras de 24 artistas. Se trata de la sexta exposición de arte filipino de este año.

Para 2008 se programaron 10 muestras, dijo el director de la galería, Pwee Keng Hock, quien espera que la mayoría de las pinturas se vendan aunque la mayoría de sus autores sean jóvenes y poco conocidos aún.

Mientras, en Galerie Joaquin, nueva sucursal de una cadena de galerías filipinas, exhibe sus pinturas Lydia Velasco, cuyos cuadros sobre temas femeninos evocan a los de Paul Gauguin por sus colores vibrantes y su impacto inmediato.

Sus obrass muestran a mujeres hermosas de largas extremidades que combinan sensualidad y fortaleza, atracción y seguridad.

Velasco, de 64 años, llegó a Singapur para asistir al remate de Larasati. Una vez allí dijo haber visto crecer el interés por el arte filipino a lo largo de los años, y que espera que los creadores de su país se ganen una reputación internacional similar a la de China e Indonesia.

El año pasado, cuadros de Velasco fueron rematados por primera vez por Sotheby's y ahora se encuentran en colecciones privadas de varios países.

En ARTSingapore, la mayor feria anual de arte contemporáneo de Asia sudoriental, realizada en octubre, las obras filipinas se destacaron entre las de 100 artistas de 16 países. Dos pinturas de Velasco se vendieron por casi 11.625 dólares en total, dijo Aarti Hemmani, curadora de Galerie Joaquin.

La organizadora de ARTSingapore, Chen Shen Po, dijo que el arte se convirtió en "una nueva clase de inversión" para los asiáticos, que lo coleccionan como "parte de un portafolio".

En el primer Philippine Art Trek, organizado por la embajada de Filipinas en Singapur, se exhibieron en junio las obras de 50 artistas en ocho lugares diferentes de la ciudad-estado.

En medio del entusiasmo, algunos observadores mantienen cautela. Leo Abaya, artista y profesor de la Universidad de Filipinas, dijo que el actual interés en el arte de su país podrá continuar siempre y cuando la economía mundial, y la de Asia en particular, sigan fuertes.

"La globalización definitivamente ayudó al arte filipino. Se abren más galerías en países como Singapur, donde la economía es dinámica. Tenemos que aceptar que es allí donde están los mecenas", dijo, en la apertura de la exposición "Postales de Filipinas".

Mientras los precios sufren una caída en Estados Unidos, nadie puede adivinar cuánto durarán los buenos tiempos en Asia.

De todos modos, Abaya y otros creen que el arte filipino seguirá creciendo en popularidad a causa de sus diferencias. Es muy asiático en algunos aspectos, pero se destaca por el sabor latino derivado del patrimonio colonial español, y también tiene un fuerte componente católico, explicó Abaya.

En "Postales", que terminó el 28 de octubre, estos dos sabores se hicieron evidentes en las impactantes tonalidades utilizadas por los artistas y en la elección de los temas.

El artista Constantino Zicarelli, de 23 años y orígenes filipino e italiano, tiene una pintura de Jesús en rosado brillante, "jugando con el tema católico", como él mismo expresó, sonriente.

Otros pintores abordan un espectro de temas que incluyen la emigración filipina. Un retrato fascinante pero lúgubre, hecho por Kirby Roxas en tonos de negro y gris, muestra el rostro de una mujer (o tal vez un hombre) con la mirada fija en la nada. Se titula simplemente "Inmigrante".

La pobreza, la violencia, la esperanza y la vida rural son otros temas tratados por los artistas filipinos, mientras que otros, como Velasco, se concentra en la mujer en la búsqueda de la identidad nacional.

Estos asuntos difieren mucho de los del arte contemporáneo chino, con su naturaleza surrealista y su subversivo sentido del humor.

En las pinturas de Yue Minjun, uno de los artistas más prominentes, los rostros que ríen perturbadores sugieren una sociedad esquizofrénica.

El arte filipino contemporáneo es más realista y más figurativo, y puede atraer a coleccionistas que no tienen tanto poder adquisitivo como para comprar obras chinas e indonesias, explicó Pwee, de Utterly Art.

"Los precios de algunas obras son salvajes. En este momento, el arte filipino todavía es asequible y ésa es una de las razones por las que crece", explicó.

Zicarelli piensa distinto. "He escuchado que los coleccionistas se están aburriendo del arte chino, así que espero que nosotros seamos los próximos", dijo, riendo. "Todos mis amigos están exhibiendo sus obras en Asia y Estados Unidos, así que vamos por el buen camino."

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