Gobiernos y donantes internacionales se comprometieron a entregar más de 7.000 millones de dólares a Palestina para sostener su tambaleante economía y fortalecer el proceso de paz en Medio Oriente.
Pero analistas advierten que cualquier suma sería inútil si Israel persiste en su política de estrangular la economía de los territorios árabes que ocupa.
El primer ministro palestino, Salam Fayyad, había solicitado 5.600 millones de dólares de aquí a 2010, con el objetivo de desarrollar una economía viable para un futuro Estado independiente.
Pero en la conferencia internacional celebrada el lunes en París, los gobiernos e instituciones donantes prometieron una ayuda de 7.400 millones de dólares.
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, se comprometió a aportar 555 millones de dólares, de los cuales la entrega de 400 millones requerirá autorización del Congreso legislativo de ese país.
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Rice destacó que la iniciativa era vital para el futuro de la Autoridad Nacional Palestina y el proceso de paz en Medio Oriente, revivido el mes pasado en la cumbre en Annapolis, Estados Unidos, con el auspicio de Washington.
"Esta es literalmente la última esperanza del gobierno para evitar la bancarrota. Es la oportunidad más prometedora para buscar la paz que hemos tenido en casi siete años", agregó.
El dinero será empleado para reconstruir las instituciones palestinas —entre ellas las fuerzas de seguridad— y para financiar proyectos que incluyen desde plantas de tratamiento de aguas residuales hasta parques industriales.
Otras necesidades urgentes incluyen escuelas, hospitales y el pago de sueldos de los empleados públicos. Hasta el momento dependían de la buena voluntad israelí, que recaudaba impuestos en nombre de la Autoridad Nacional Palestina.
Los participantes en la conferencia de París pidieron a Israel que haga posible la recuperación económica, aliviando las restricciones al movimiento de personas y bienes hacia, desde y entre Cisjordania y la Franja de Gaza.
La semana pasada, el Banco Mundial había advertido que, a pesar de los aportes de dinero de los donantes, si no se levanta el bloqueo israelí el producto interno bruto palestino se precipitaría. En las actuales circunstancias, la contracción es de alrededor de dos por ciento anual.
La organización humanitaria Oxfam Internacional señaló que la población palestina en condiciones de extrema pobreza se duplicó el año pasado, hasta alcanzar más de un millón de personas, a causa de la retención de las transferencias de ingresos por impuestos en manos de Israel y la suspensión de la ayuda de los países occidentales.
La situación empeoró a comienzos de 2006, cuando el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), que plantea la destrucción del Estado de Israel, se impuso en las elecciones parlamentarias en la franja de Gaza y luego, en junio, tomó control del territorio por las armas.
La autoridad del presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmoud Abas, líder del secular y moderado Partido Fatah, quien cuenta con el apoyo de los países occidentales, quedó limitada a Cisjordania.
"En la primera mitad de 2007, 58 por ciento de los palestinos se encontraban debajo de la línea de pobreza y 30 por ciento en condición de indigencia", señaló el informe de Oxfam.
"La provisión de servicios básicos se vio seriamente comprometida, al igual que las instituciones palestinas. La economía declinó en forma alarmante, contribuyendo a una violencia sin precedentes entre las facciones", agregó.
"Una Palestina dividida no es la base sobre la cual negociar una paz duradera", advirtió Oxfam.
Por su parte, el Banco Mundial pidió a Israel que removiera al menos algunos de sus más de 500 bloqueos de carreteras, para permitir que el sector privado palestino genere comercio, ingresos y puestos de trabajo necesarios para alcanzar una situación estable.
"Sólo con la implementación exitosa de los compromisos asumidos con los palestinos no se alcanzará, siquiera, el modesto crecimiento" previsto por el plan de recuperación, destacó el Banco Mundial.
Ese plan, advirtió, "debe contar con el respaldo de un gran incremento en la ayuda y la atenuación del régimen de bloqueo" impuesto a los palestinos cuando comenzó la segunda Intifada en 2000.
La Organización Mundial de la Salud y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) destacaron, en informes separados, las críticas condiciones que deben soportar los 1,5 millones de habitantes de la Franja de Gaza.
El territorio ha sufrido un daño económico potencialmente irreversible desde que Hamas tomó el control e Israel estableció un estricto bloqueo, que sólo permite el tránsito cuando se trata de situaciones humanitarias extremas.
Si no se levanta el bloqueo, la Organización de las Naciones Unidas considera que las necesidades de ayuda alimentaria y asistencia directa se incrementarán marcadamente sobre los niveles actuales, que comprenden a 80 por ciento de la población.
Cientos de negocios fueron a la quiebra a causa de la prohibición del comercio exterior. Miles de puestos de trabajo se han perdido, mientras que las restricciones a las exportaciones e importaciones han generado un severo desabastecimiento. Es cada vez más difícil conseguir medicinas, alimento para bebés y aceite de cocina, señalan los informes.
La provisión de agua y servicios esenciales se ha visto alterada por la reducción en el suministro de combustible impuesta por Israel, como represalia a los ataques con cohetes que se lanzan desde territorio palestino.
Asimismo, el informe de la OCHA destacó que se niega el permiso de salida a prácticamente 20 por ciento de los enfermos que necesitan asistencia médica especializada que no pueden obtener en Gaza.