El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, advirtió a su pueblo que un fracaso en llegar a un acuerdo para reconocer la soberanía de la Autoridad Nacional Palestina significará la desaparición del Estado de Israel.
"Si la solución basada en la existencia de dos Estados colapsa, y nos encontramos frente a una lucha por la igualdad del voto (incluso para los palestinos en sus territorios), ese día el Estado de Israel habrá muerto", dijo en una entrevista publicada por el diario Haaretz.
Olmert y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, acordaron en la cumbre que mantuvieron la semana pasada en Annapolis, Estados Unidos, que tratarían de llegar a un acuerdo de paz para fines de 2008.
El primer ministro se refirió a la "amenaza demográfica". La tasa de natalidad en los países árabes es más alta que en Israel y si no se alcanza una solución basada en el principio de los dos Estados, los judíos se convertirán en una minoría en el área que se extiende desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, que incluye a Cisjordania y la Franja de Gaza.
Si eso sucede, advirtió, Israel tendrá que defenderse contra acusaciones de que dejó de ser una democracia.
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No es la primera vez que Olmert se expresa en estos términos, pero nunca lo había hecho como jefe de gobierno. Es probable que el primer ministro esté preparando a la opinión pública en vistas a las concesiones que deberá hacer a los palestinos para alcanzar un acuerdo de paz definitivo.
En la reunión de Annapolis, auspiciada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se acordó comenzar este mes la discusión de temas clave como las fronteras de un futuro Estado palestino, la situación de los refugiados de esa nacionalidad, el estatus de Jerusalén y los asentamientos judíos en Cisjordania.
Aunque resulta auspicioso que luego de años de derramamiento de sangre ambas partes del conflicto vuelvan a la mesa de negociaciones, los tres líderes que deben delinear el acuerdo —Abbas, Bush y Olmert— se encuentran en una posición de debilidad interna y es difícil ver la forma en que se podría llegar a una solución antes del recambio presidencial en Estados Unidos el año que viene.
Olmert ya comenzó a reducir las expectativas. "Haremos un esfuerzo para mantener rápidas negociaciones que esperamos concluir para fines de 2008, pero no existe un cronograma establecido", afirmó.
El primer ministro enfrenta un dilema: si avanza hacia el acuerdo de paz, la coalición política que lo sostiene podría quebrarse.
Para avanzar en las negociaciones, Olmert tendrá que realizar concesiones territoriales a los palestinos que podrían forzarlo a convocar elecciones anticipadas. Los partidos derechistas de la coalición oficial amenazaron con abandonarla en el momento en que Israel ceda territorio a los palestinos.
La popularidad de Olmert cayó en picada porque los israelíes consideran que dirigió erróneamente la guerra de 2006 contra la milicia libanesa Hezbolá. Parece difícil que logre asegurar la voluntad política necesaria para llevar adelante un complicado acuerdo de paz.
Pero esa debilidad, opinan algunos analistas, podría empujarlo a garantizar el éxito de las negociaciones, que le brindaría un eje para la campaña electoral si debe convocar a comicios anticipados.
Abbas también enfrenta problemas internos en su intento de llegar a un acuerdo de paz con Israel. Sus fuerzas de seguridad mataron a un palestino al dispersar una manifestación de protesta contra la cumbre de Annapolis en la ciudad cisjordana de Hebrón.
En junio pasado, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) tomó el control en la Franja de Gaza tras enfrentarse con el moderado y secular partido Fatah de Abbas, lo que debilitó aún más al presidente palestino y creó dudas entre los israelíes sobre su capacidad para llevar adelante el proceso de paz.
Bush prometió que Estados Unidos se comprometería "activamente" en las negociaciones, pero sus acciones durante los últimos siete años llevan al escepticismo respecto de su voluntad de apoyar con firmeza el proceso de paz. Nunca se involucró decisivamente en el tema y algunos analistas consideran improbable que lo haga ahora, al fin de su mandato.
Aunque Bush decidiera usar su poder para llegar a un acuerdo de paz, podría ser demasiado tarde, a causa de su debilitada posición política en Estados Unidos.