En un país sin seguridad ni empleos, como es el caso del Iraq ocupado, cualquiera puede trabajar como policía. Pero también hay «nadies» que en Iraq «trabajan» de policía.
"Para sobrevivir en Iraq hoy, hay sólo dos trabajos: policía y recolector de basura", dijo a IPS el periodista bagdadí Mohammad al-Dulaymy. "La desocupación lleva a muchos iraquíes a unirse a las fuerzas de seguridad a pesar de los riesgos."
El desempleo se ubicó este año entre 60 y 70 por ciento de la población económicamente activa, según el gobierno. Pero ni siquiera los comandantes del ejército y de la policía saben cuántas personas trabajan en las fuerzas de seguridad.
"No tenemos estadísticas al respecto", dijo a IPS un general que revista en el Ministerio del Interior, que solicitó reserva de su identidad. "Al menos un millón de policías reciben sueldo del Ministerio, al menos 300 dólares al mes. Pero creemos que la mitad de ellos sólo existen en los papeles."
El oficial lo atribuyó a la corrupción generalizada que reina en esa cartera, como en todo el gobierno, lo cual permite a altos funcionarios incluir a empleados que no existen en las planillas.
"¿Por qué todos acusan de los problemas de seguridad a la policía?", se preguntó el coronel Fadhi al-Rubai, de la comisaría de Russafa, en Bagdad. "Todo el país es víctima de robo", dijo a IPS. "Un vistazo a cualquier ministerio revela la catástrofe nacional. Nosotros, los policías, somos apenas una parte de una enorme corrupción."
"Hay 1,4 millones de policías en Iraq", dijo a IPS Abbas al-Bayaty, legislador del bloque chiita y miembro del Comité de Seguridad del parlamento. "Eso eleva la proporción a un policía por cada 27 habitantes, cuando el criterio usual es de uno por cada 300. Esta militarización de Iraq es un gran error."
Estas cifras masivas existirán sólo en el papel, pero representan una sangría incesante en el presupuesto del Estado.
Mientras, el Ministerio de Defensa se negó a informar a IPS sobre la cantidad de efectivos de esa dependencia del gobierno a cargo, al igual que la policía, de la seguridad interna.
"Sólo el ministro está autorizado para hablar al respecto", dijo a IPS un general que trabaja en la cartera de Defensa y que solicitó el anonimato. "Pero, de todos modos, nadie tiene una estimación acertada, dado el caos terrible que reina en el Ministerio."
En el Ministerio de Seguridad Nacional también escasea la información. "Ese ministerio es una dependencia de la inteligencia iraní", dijo a IPS el coronel Jassim Alwan, del ejército iraquí disuelto cuando triunfó la invasión estadounidense.
"Lo dirigen completamente entre la inteligencia iraní y el Regimiento Al Quds bajo un acuerdo secreto entre Irán y Estados Unidos desde antes aun de la invasión y la ocupación", aseguró.
Cuando L. Paul Bremer encabezaba la Autoridad Provisional de la Coalición que administró Iraq en los primeros meses de ocupación, creó una Oficina de Inteligencia Iraquí a la que se pretendía independiente de las futuras autoridades.
La oficina, conducida por el general Mohammad Abdullah al-Shahwani, mantuvo un papel discreto en estos años.
Shahwani, musulmán sunita, retornó a Iraq con el ejército estadounidense en abril de 2003. Fue uno de los principales defensores de la presencia de Washington en este país, y su oficina se dispuso a reclutar antiguos espías iraquíes.
Tampoco se sabe cuántos funcionarios tiene esta organización estatal.
Por otra parte, "hay unidades especiales del ejército iraquí que trabajan juntos con las fuerzas estadounidenses sin estar sometidas a ninguna autoridad de este país", dijo a IPS Yassen Fadhi, del Ministerio de Defensa.
"Esas fuerzas son usadas por el ejército estadounidense para realizar operaciones delicadas, como arrestos de miembros de las milicias e incursiones en mezquitas", agregó Fadhi.
Se estima que las milicias Fuerzas del Despertar, formadas por estadounidenses en tribus árabes, tienen al menos 76.000 efectivos, con planes de sumar otros 10.000.
La mayoría de estos uniformados, a los que militares de Estados Unidos suelen referirse como "ciudadanos preocupados", participaron, al parecer, en la resistencia contra la ocupación, pero ahora la apoyan. Circulan versiones según las cuales los milicianos obtienen un ingreso de 300 dólares mensuales.
Ahora, muchas comunidades locales quieren tener sus Fuerzas del Despertar.
"Contribuimos mucho con la seguridad de Iraq, y logramos en seis meses lo que los grandes ejércitos estadounidenses e iraquíes no consiguieron en cuatro años", dijo el jeque Hammed Hayis, de la Fuerza del Despertar en Ramadi, 10 kilómetros al oeste de Bagdad.
"El gobierno debe aceptarnos como fuerzas oficiales", consideró.