A una pequeña pero exitosa compañía de energía solar india, dedicada a la electrificación rural, el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) establecido por el Protocolo de Kyoto no le resultó últil.
La empresa Selco (Solar Electric Light Company) no pudo aprovechar ninguno de los beneficios del MDL, lo cual la obligó a inclinarse al mercado de emisiones voluntarias. El Protocolo de Kyoto ordena a los países industrializados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Selco fue galardonada en Londres con el premio Ashden entre 2005 y 2007.
El esquema del MDL permite a los países ricos superar sus límites de emisiones de gases invernadero si financian proyectos que logren reducirlas en las naciones en desarrollo.
«Nosotros vendemos luz a hogares pobres, que no emiten muchos gases invernadero. Advertimos que el proceso de venta y compra de emisiones de dióxido de carbono insume demasiado tiempo y es muy caro», indicó el vicepresidente de Selco, Thomas Pullenkav.
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En el marco del MDL, los proyectos deben dejar sentado que los incentivos adicionales, provistos por créditos de reducción de emisiones, sean necesarios para los objetivos que se persiguen.
Desde 2002, Selco vende 4.500 toneladas de dióxido de carbono a Carbon Neutral, con sede en Gran Bretaña, aunque también ahorró cada año el equivalente a unas 28.000 toneladas de ese gas, al ayudar a los hogares pobres a deshacerse del keroseno como combustible para iluminación.
Ahora Selco ayuda a campesinos de bajos ingresos a ganarse la vida, en especial mujeres, con la venta de sus emisiones de carbono en el mercado voluntario.
El ahorro de emisiones de Selco se calcula por la venta de 85.000 unidades de iluminación solar, teniendo en cuenta el consumo promedio de 120 litros de keroseno por familia al año.
Selco comenzó a funcionar en 1994 como creación del joven idealista indio Harish Hande, quien descubrió en sus viajes a pie por el interior del país que, a pesar de estar conectadas a la red de electricidad, muchos hogares rurales tenían muy poca, o a veces casi nada, de luz.
Joven ingeniero egresado del primer Instituto de Tecnología de India y doctorado en la Universidad de Massachusetts, Hande asumió el desafío de aplicar la energía solar fotovoltaica a la electrificación rural.
Con la ayuda de Selco International, con sede en Washington, Hande creó en 1994 la compañía india ofreciendo un paquete de tres focos de iluminación y una conexión eléctrica para una televisión en blanco y negro por el equivalente a unos 405 dólares.
Un agricultor, Arvind Rai («Nunca olvidaré su nombre», apuntó Hande), que observó la demostración en silencio, compró al contado la primera unidad.
Desde entonces, la compañía no paró de crecer.
Selco International se fundió por mala administración. Selco India es hoy una empresa independiente que vendió 85.000 sistemas fotovoltaicos solares (de 40 vatios) en zonas rurales de los estados meridionales de Karnataka, Kerala, Andhra Pradesh y el occidental de Gujarat.
Cada unidad de 40 vatios, que cuesta unos 420 dólares, está compuesta de cuatro lámparas fluorescentes de siete vatios que dan cuatro horas de luz por cada carga y sirven para televisores, radios y ventiladores.
El sistema es recargable con una batería que dura cinco años, para alargar el tiempo de uso a cuatro horas y cubrir las necesidades individuales. Selco controla sus unidades a través de una red descentralizada de empleados.
Los clientes de la compañía son vendedores callejeros, grupos de ayuda mutua, jornaleros e instituciones como escuelas y seminarios.
«Ahora vinculamos estas unidades solares a la generación de ingresos», explicó Harish, y contó cómo su equipo de innovación estudia los hábitos de los hogares para brindar soluciones diferentes según sus necesidades, como cocina y calefacción.
La mayoría de los clientes son mujeres que ya comenzaron a mejorar sus ingresos gracias a la iluminación. Ellas utilizan lo que sacan de su trabajo de costura, fabricación de canastas o de descascarar el fruto del betel para pagar el préstamo solicitado a fin de comprar la unidad fotovoltaica.
Cuarenta y tres por ciento de los 170 trabajadores de Selco son mujeres.
Una campesina pudo elevar su producción de «bidis» (cigarrillos enrollados a mano) y pudo utilizar el excedente para cubrir los siete dólares de la cuota mensual y rembolsar el crédito, relató la directora técnica del premio Ashden, Anne Wheldon.
La compañía ayuda a los clientes a tramitar el préstamo bancario, Hace 10 años comenzó convenciendo a los bancos de que los campesinos eran capaces de devolver los préstamos.
«Visitamos a la gente sin ningún producto, estudiamos sus necesidades y tratamos de crearles un sistema apropiado. Luego nos sentamos con las instituciones financieras y diseñamos un préstamo», explicó Harish.
Algunos usuarios trabajan directamente con los bancos y otros lo hacen a través de un grupo de ayuda mutua, que da más garantías de reembolso.
Otra forma de poner a disposición de los comerciantes muy pobres las unidades fotovoltaicas es mediante negocios que cargan las baterías. Éstos las cargan de día y las alquilan a los comerciantes cada noche por un monto determinado.
De esa forma, el comerciante sólo paga por la lámpara fluorescente y el pago regular diario se hace más manejable.
Los 100.762 dólares recibidos por el premio Ashden se reinvierten en los préstamos.
«Los bancos exigen el pago de al menos 15 por ciento del monto total del préstamo justo antes de que empiecen a reembolsarse las mensualidades, una cantidad que los campesinos pobres no tienen. Ahora utilizamos el dinero del premio para adelantar la suma inicial», explicó Pullenkav.
Selco es, por lejos, la mayor compañía que brinda electricidad a los campesinos. Otras, como Tata BP, venden sus unidades al programa de electrificación rural del gobierno.
Trabajan para cumplir el objetivo del Ministerio de Energía Nuevas y Renovables de electrificar todo el país para 2012, señaló el gerente de Karnataka Rural Energy Development Limited (KREDL), Shivalingaiah.
Alrededor de 45 por ciento de los hogares de India, en especial los rurales, no tienen electricidad. Otros, en teoría, sí la tienen, pero en la práctica no, dadas las deficiencias e irregularidades del servicio.
El cálculo del gobierno de «electrificación total» también se ve plagado de agujeros negros.
«Según el programa de electrificación rural, un pueblo se considera electrificado si 10 por ciento de sus hogares cuenta con energía», explicó Shivalingaiah. «Es un avance respecto de otros tiempos, cuando se consideraba electrificado con sólo una bomba de agua.»
Hay otros problemas que revelan la falta de conciencia, o de interés, por parte del gobierno en llevar energía eléctrica a zonas rurales.
«Hay una absoluta falta de liderazgo del sector académico en esta materia», aseguró Hande, y puso el ejemplo de que casi 300 pasantes de «todo el mundo» se acercaron a Selco para sus prácticas, «pero ni uno sólo era indio».
* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida en conjunto por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales).