Funcionarios del gobierno de Estados Unidos ahora admiten que el presidente George W. Bush supo, ya en agosto, que la más reciente Evaluación Nacional de Inteligencia diría que Irán había abandonado en 2003 su programa de armas nucleares.
Pero esos mismos funcionarios evitan responder cuándo fue informado Bush sobre los datos que llevarían a revisar la política tradicional de Washington hacia Teherán.
Ese silencio es necesario, al parecer, para ocultar el hecho de que el presidente muy probablemente tuvo esa información en febrero o marzo de este año.
La Evaluación Nacional de Inteligencia se hizo pública el 3 de este mes. Ese día, un periodista preguntó al consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Stephen Hadley: "¿Esta información se obtuvo en las últimas semanas?"
Hadley contestó: "La comunidad de inteligencia ha dicho que en los últimos meses."
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Otro periodista preguntó entonces: "¿Cuándo fue la primera vez que el presidente recibió algún indicio? ¿Fue hace unos meses, cuando la nueva información comenzó a estar disponible para las agencias de inteligencia?"
El funcionario le dijo: "Usted debería preguntarle a la comunidad de inteligencia."
La evidencia ahora disponible sugiere que evadió la respuesta no por ignorancia, sino para no revelar que Bush había sido informado al respecto meses antes de una reunión que tuvo en agosto con el Director Nacional de Inteligencia, Mike McConnell.
El elemento clave que alteró la evaluación sobre el programa nuclear de Teherán fue la deserción en febrero de un funcionario del Ministerio de Defensa iraní, Ali Reza Asgari, durante una visita a Turquía.
El diario The Washington Post citó el 8 de marzo a un funcionario estadounidense no identificado según el cual Asgari, viceministro de Defensa entre 1997 y 2005, durante la presidencia del reformista Mohammad Jatami, le entregaba información a las agencias de inteligencia en Washington.
Pero el funcionario señaló al periódico que Asgari no fue interrogado sobre el programa nuclear de Irán, a pesar de que contaba, por cierto, con un conocimiento importante sobre las decisiones políticas, aunque quizás no de los detalles técnicos.
Esta incongruente negación sugiere que la información proporcionada por el desertor iraní era considerada extremadamente delicada.
Funcionarios de inteligencia han mantenido el nombre de Asgari al margen de las discusiones respecto de la evaluación sobre el programa nuclear de Irán.
Pero un ex miembro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Philip Giraldi, señaló a IPS que la información del ex ministro iraní fue "clave" para llegar a la conclusión de que Teherán abandonó su programa de desarrollo de armas atómicas en 2003.
Giraldi indicó que Asgari había sido reclutado por la inteligencia turca en 2003 y que desertó al recibir indicios de que las autoridades de su país sospechaban de sus actividades.
El ex funcionario de la CIA agregó que, según sus fuentes, Asgari se llevó consigo gran cantidad de documentos secretos.
Igualmente importante para la Evaluación Nacional de Inteligencia fue la información que brindó Asgari sobre los sistemas de comunicación militar iraníes, lo que permitió a Estados Unidos interceptar mensajes vitales de las fuerzas armadas del régimen chiita.
Los datos provistos por el desertor también podrían haber permitido a la inteligencia estadounidense identificar las comunicaciones más importantes entre todas las interceptadas, dijo Gary Sick, principal asesor sobre Irán de la presidencia de Jimmy Carter (1977-1981).
"Hay millones de piezas de evidencia y lo que uno busca está determinado por lo que uno ya conoce. Lo que Asgari facilitó es una nueva forma de mirar esa evidencia", afirmó.
Existen otros indicios que sugieren que la inteligencia estadounidense evaluaba ya en abril la nueva información aportada por Asgari.
Thomas Fingar, miembro del Consejo Nacional de Inteligencia, deslizó el 27 de abril, entrevistado por la emisora estatal National Public Radio, algunas precisiones sobre la revisión de la estimación sobre el programa nuclear de Irán.
Fingar se refirió a "nueva información" en poder de Estados Unidos. "Estamos reexaminando vieja evidencia", agregó.
En cuanto al tiempo que le llevaría a Teherán obtener un arma atómica, Fingar indicó que esto "podría cambiar". "Tenemos la mente abierta y estamos viendo el tema con una mirada nueva", sostuvo.
Pero Fingar engañó a los oyentes de National Public Radio, al sugerir que los avances del programa iraní de enriquecimiento de uranio podrían acelerar el plazo necesario para contar con cantidad suficiente de este material con el objeto de fabricar un arma nuclear.
Asimismo, se refirió a informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica sobre el programa, induciendo a los oyentes a pensar que la demora en la conclusión de la Evaluación Nacional de Inteligencia se debía a nueva evidencia que produciría una estimación más alarmante.
La entrevista concedida por Fingar sugiere que el proceso de confirmación del cambio de la política nuclear de Irán en 2003 ya estaba en estado avanzado en abril.
Sin embargo, datos obtenidos durante los interrogatorios de Asgari podrían haber sido entregados a Bush en el momento en que fueron considerados importantes por los funcionarios de inteligencia.
Esta clase de información se incluye en el Resumen Diario Presidencial, compendio de las novedades más relevantes que la CIA elabora todas las noches y entrega en la Casa Blanca a primera hora de la mañana.
"Me resulta impensable que no se incluyera en el Resumen cualquier información que Asgari hubiera ofrecido sobre el programa nuclear", dijo Ray McGovern, veterano con 26 años dentro de la CIA.
En cuanto a los comentarios de Hadley sobre su ignorancia sobre cuándo Bush tuvo acceso a la nueva información de inteligencia, McGovern indicó que el consejero de Seguridad Nacional ha recibido el mismo Resumen Diario que el presidente por décadas.
Hadley debió haber sabido con toda certeza en qué momento Bush tuvo conocimiento sobre la nueva evidencia respecto del programa nuclear iraní, según dijo McGovern a IPS.
* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005