EEUU-IRÁN: Agencias de inteligencia desmienten a Bush

La nueva evaluación del programa nuclear de Irán a cargo de las agencias de inteligencia de Estados Unidos contradice los alegatos del gobierno de George W. Bush sobre la intención de Teherán de adquirir un arsenal atómico.

La Estimación Nacional de Inteligencia (NIE, por sus siglas en inglés), destacó el vínculo entre la decisión de Irán de suspender sus investigaciones sobre desarrollo de armas nucleares en 2003 y su voluntad de negociar con cancilleres europeos su programa atómico y temas de seguridad.

"Podemos afirmar con un alto grado de confianza que en el otoño de 2003 Irán detuvo su programa de armas nucleares y que esa interrupción se mantuvo por varios años como mínimo", indica el informe, divulgado el lunes.

"No sabemos si actualmente intenta desarrollar armas atómicas", agregó la NIE.

Este juicio confirma lo que el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Mohammed El Baradei, y otros expertos dicen desde 2004: que Irán no está interesado en la posesión de ese tipo de armas sino en el poder disuasivo que le brindará el dominio del ciclo de combustible nuclear.
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El diario The Washington Post reveló este martes que el gobierno estadounidense recibió esta información en julio.

Algunos de los principales asesores de Bush dijeron que las conversaciones entre oficiales militares iraníes, interceptadas con medios electrónicos, que eran parte importante de la nueva evidencia, constituían "una astuta campaña de desinformación" montada por Teherán, agregó.

Esa intervención del gobierno obligó a los analistas de las agencias de inteligencia a defender durante meses su interpretación de los nuevos datos, indicó The Washington Post.

La NIE había sido terminada en el otoño (boreal) de 2006, pero fue reescrita tres veces a causa de la presión ejercida por el vicepresidente Dick Cheney.

Esta nueva evaluación de inteligencia es un golpe para las amenazas del gobierno de Bush de usar la fuerza contra Irán y su insistencia para que ese país suspenda sus actividades de enriquecimiento de uranio como prerrequisito para el inicio de negociaciones.

El consejero de Seguridad Nacional, Stephen V. Hadley, admitió que ahora mucha gente creerá que el problema no es tan grave como se pensaba.

En un intento por limitar el daño provocado por la NIE a la política gubernamental hacia Irán, Hadley dijo que el estudio "sugiere que el presidente sigue la estrategia correcta: intensificar la presión internacional acompañada por la voluntad de negociar una solución".

Pero la estimación de inteligencia da a entender que la decisión iraní de suspender su programa de armas nucleares no fue consecuencia de presiones y amenazas. Por lo tanto, según expertos, Estados Unidos debería contemplar los intereses políticos y de seguridad de Irán.

Un elemento clave en el terreno diplomático fue, en el otoño de 2003, la decisión de Alemania, Francia y Gran Bretaña de negociar con Irán un acuerdo sobre seguridad a cambio de la suspensión voluntaria de las actividades de enriquecimiento de uranio.

El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Iraní, Hassan Rowhani, un conservador moderado, reveló en un discurso pronunciado en 2004 que el asunto fue objeto de grandes discrepancias dentro del gobierno de su país.

Algunos conservadores condenaron la idea de cooperar con la AIEA y aceptar inspecciones más rigurosas como "un acto de traición", según Rowhani. También rechazaron los intentos de llegar a un acuerdo con Alemania, Francia y Gran Bretaña.

Los moderados, sin embargo, estaban dispuestos a abrir el programa nuclear a las inspecciones de la AIEA y a negociar con las naciones europeas. Al parecer, creían que ese curso de acción requería abandonar las investigaciones sobre desarrollo de armas nucleares.

Rowhani destacó que mantener el programa nuclear en secreto se había vuelto imposible, porque Estados Unidos ya sabía entonces, por informes procedentes de Libia, sobre las adquisiciones de tecnología nuclear realizadas por Irán.

El hecho más importante de ese período fue la firma, el 21 de octubre de 2003, del acuerdo entre Teherán y los tres países europeos, por el cual renunció a la adquisición de armas atómicas y al enriquecimiento de uranio.

Los ministros de relaciones exteriores de Alemania, Francia y Gran Bretaña se comprometieron "a cooperar con Irán para promover la seguridad y estabilidad en la región, incluido el establecimiento de una zona libre de armas de destrucción masiva en Medio Oriente, de acuerdo con los objetivos de la Organización de las Naciones Unidas".

El gobierno de Bush se opuso a esta iniciativa europea. Su intención era aplicar sanciones a Teherán a través del Consejo de Seguridad del organismo mundial.

Alemania, Francia y Gran Bretaña alcanzaron otro acuerdo con Irán en noviembre de 2004, en el que ese país se comprometía a ofrecer "garantías objetivas" respecto del carácter "exclusivamente pacífico" de su programa nuclear.

Pero los europeos comenzaron a dar marcha atrás a causa de la presión estadounidense. Sin embargo, la nueva evidencia según la cual Irán abandonó sus investigaciones sobre desarrollo de armas nucleares en esa época confirma que el enfoque original era el correcto.

Paul Pillar, un ex funcionario de inteligencia que dirigió varios NIE sobre Irán, dijo a IPS que considera "probable" que la decisión de dejar de lado esas investigaciones fuera parte de una estrategia más amplia, apuntada a obtener beneficios en materia de seguridad a cambio de una suspensión del programa de enriquecimiento de uranio.

* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005

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