DESAFÍOS 2008: Misión de paz en Darfur en terreno escarpado

Las esperanzas para alcanzar una paz duradera en Darfur dependen del despliegue de una fuerza de 26.000 hombres, pero las disputas entre facciones rebeldes, el gobierno de Sudán y la comunidad internacional podrían desbaratar ese proceso.

Crédito: IRIN
Crédito: IRIN
La fuerza de paz, que opera bajo el comando conjunto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Africana (UA), tendría que haber estado en el terreno, en la occidental región sudanesa de Darfur, para fines de este año.

Pero según Nouredinne Mezin, portavoz de la misión de la UA en Sudán, sólo se llegará a los 9.000 hombres y el despliegue continuará en 2008.

La fuerza no ha recibido aún ni siquiera un helicóptero, aunque solicitó por lo menos 24 para garantizar la seguridad de las tropas.

Todas las partes involucradas intercambiaron acusaciones respecto de las razones de la demora.
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"El gobierno ha encontrado toda clase de razones para no cumplir con las decisiones de la comunidad internacional", dijo Abu Al Gasim Seif Eldein, del otrora insurgente Movimiento para la Liberación del Pueblo de Sudán (SPLM, por sus siglas en inglés), en inestable alianza con el oficialista Partido del Congreso desde el acuerdo de paz de 2005.

"Es un juego para ellos: apaciguar a la comunidad internacional por un lado y frustrar el proceso de paz por el otro", agregó.

El SPLM comparte el poder con el tradicional régimen de predominio islamista y árabe en Jartum, a raíz del acuerdo de paz firmado en 2005, tras más de dos décadas de guerra civil en el sur del país de mayoría negra, animista y cristiana.

Pero el vicecanciller Mutrif Sidiq aseguró que el gobierno hace todo lo posible para cumplir las demandas internacionales. "Desafortunadamente, algunos de los que trabajan en los círculos de la ONU quieren envenenar las relaciones entre Sudán y el foro mundial", argumentó.

"Es muy fácil culpar al gobierno por los errores de funcionarios de la ONU. Ellos nunca van a admitirlos y esto es muy frustrante para nosotros", agregó.

Uno de los problemas no resueltos es la composición de la fuerza de paz. Sudán ya recibió críticas por su negativa a la inclusión de soldados noruegos y suecos. Sidiq afirmó que deben ser africanos, lo que les permitirá estar "más cerca" de la gente.

En noviembre de 2006 se acordó en una reunión realizada en Addis Abeba que la fuerza de paz sería "predominantemente africana", aunque las estructuras de comando y control serían provistas por la ONU.

Según Sidiq, su gobierno no se opone a la presencia de fuerzas de países no africanos en otras áreas de la operación, como los servicios de apoyo.

Los problemas de Darfur, reino independiente del tamaño de Francia anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70 como una disputa por las tierras de pastoreo entre nómadas árabes y agricultores indígenas negros. Ambas comunidades étnicas comparten la fe islámica.

Pero la tensión se transformó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron con violencia al hostigamiento de las milicias árabes Janjaweed (hombres a caballo), lideradas por Alí Kushayb.

Los Janjaweed son acusados de llevar adelante una campaña de limpieza étnica contra tres tribus negras que respaldan a los dos grupos guerrilleros. Se presume que las milicias árabes tienen apoyo de Jartum, o que éste hace la vista gorda ante sus crímenes..

Organizaciones humanitarias calculan que entre 200.000 y 450.000 personas murieron como consecuencia directa de la violencia y que más de 3,5 millones pasan grandes penurias para sobrevivir, entre ellos hasta 2,5 millones que se vieron obligados a abandonar sus hogares.

Muchas veces se describe al conflicto de Darfur como un enfrentamiento entre árabes y negros, o entre el gobierno y los rebeldes. La situación es en realidad más compleja.

Hubo combates entre grupos étnicos durante años, aunque se han incrementado en buena medida por la competencia por recursos escasos.

La desertificación en la región ha forzado a las tribus a trasladarse, lo que las puso en contacto con las tribus de otras áreas. El gobierno de Sudán ha sido acusado de utilizar las rivalidades tribales tradicionales para provocar la guerra como parte de una campaña de islamización.

Se estima que hay más de una docena de facciones rebeldes operando en Darfur, pero la mayoría se originaron en dos grupos principales.

El Ejército de Liberación de Sudán (SLA, por sus siglas en inglés) fue creado a fines de los años 80 en respuesta a los ataques de las comunidades árabes, apoyadas por el gobierno, contra campesinos negros.

El Movimiento de Justicia e Igualdad (JEM, por sus siglas en inglés) tiene una raíz diferente.

En 1999, Hassan Al Turabi, líder del Frente Nacional Islámico, buscó incorporar al gobierno a musulmanes negros de Darfur para crearse una base de poder en la región. Cuando Al Turabi fue desplazado del gobierno, los funcionarios que él había llevado corrieron la misma suerte y formaron el JEM.

En los últimos años los movimientos rebeldes se fracturaron en numerosas grupos que procuran el dominio en la región. Cuando Minni Minawi, líder de una facción del SLA, firmó un acuerdo de paz en 2006 ninguno de los otros jefes siguió su ejemplo.

La ONU insiste que el logro de una paz duradera depende de la reunificación de las fuerzas rebeldes. El enviado especial del foro mundial, Jan Eliasson, expresó su satisfacción por la aparente aparición de intentos de unidad, aunque algunos líderes rebeldes, como Abdul Wahid del SLA y Khalil Ibrahim del JEM, continúan persiguiendo sus objetivos particulares.

"Somos optimistas en cuanto a la paz, en la medida que el gobierno deje de involucrar a partes que no están directamente involucradas en el conflicto", dijo Ahmed Adam Bakhit, hablando en nombre de Ibrahim.

El JEM ha atacado instalaciones petroleras chinas en un intento de desplazar del área a Beijing, que ha sido criticada por su continuo apoyo al gobierno.

En lo que todas las partes coinciden es en caracterizar como endebles las perspectivas de una paz duradera en Darfur. Aunque quienes huyeron de los combates en el sur están volviendo lentamente a sus casas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) considera que el panorama en Darfur no es tan positivo.

"Puede ocurrir cualquier cosa. Es cuestión de esperar y ver qué pasa", dijo Gerard Waite, coordinador de la OIM en la región.

Eldein señaló que algunos funcionarios del gobierno temen ser procesados por la Corte Penal Internacional si se llega a un acuerdo de paz en Darfur. La Corte ya pidió el arresto del ministro de Asuntos Humanitarios, Ahmad Muhammad Harun, y de Ali Muhammad Al Abd-Al-Rahman, líder de una milicia.

Pero según Sidiq, como Sudán permanece al margen de la Corte no debe aceptar sus reglas.

"Si absolvemos a los rebeldes de su responsabilidad, el panorama será desalentador. Pero si nos atenemos a lo que ya dijimos, que quienes se sumen al proceso político serán recompensados y quienes no lo hagan recibirán un castigo, creo que la paz puede alcanzarse", agregó.

Eldein también expresó optimismo, aunque por otras razones. Cree que algunos grupos árabes de Darfur, que apoyaban al gobierno, podrían decidir unirse a los rebeldes. "Si esto ocurre, las cosas serán mucho más sencillas", afirmó.

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